Revista Toros

La Resurrección, aún pendiente en La Malagueta

Por Malagatoro

cuvillo

“El toro sigue siendo el mismo: el que las figuras quieren”. (Fotografía: segundo Cuvillo lidiado en la Malagueta)


La Resurrección, aún pendiente en La Malagueta

Por María Antonia Delgado

La Pascua no ha llegado al coso malacitano. Se estrenaba la empresa Chopera, que hizo sembrar la esperanza pero, como pasó con la cofradía malagueña del mismo nombre el pasado Jueves Santo, se ha quedado en agua de borrajas. El toro sigue siendo el mismo: el que las figuras quieren, es decir, cómodo (hubo reses escurrías, de sienes estrechas y con exquisitas puntas afiladas). No hubo complicaciones entre los bureles de Núñez del Cuvillo ni tampoco delicias. De la terna, ¡qué decir! Pues que Talavante ilusiona pero no convence: más efectismo que purismo, pese a que fue el único espada que vino a Málaga con ganas de torear: tiene, para mi gusto, que dejarle la franela puesta al animal, ajustarse más a él y asustar menos. El Juli, que obtuvo un trofeo de cada burel (el primero regalado por el usías), tuvo en suerte un primer astado noblote y el madrileño tiró de habilidad, abusó de pico y del tiempo; en el segundo salió más espoleado y corrió bien la mano con la muleta baja en dos tandas y nada más porque se volvió encimista y pesado. De Perera, mejor explicar poco: ¡qué aburrido! ¡qué desastre de lidia de él y de su cuadrilla! Tiene valor, pero el temple y la distancia se las ha dejado olvidadas en el campo o frente al espejo en el toreo de salón; con el capote: "caca de la vaca", y encima se dio una vuelta al ruedo por su cuenta en el segundo de la tarde ¡ole! No ha cambiado nada en La Malagueta ni la música; esto último, ¡menos mal!, porque fue lo mejor de la tarde: Talavante le debe una a Puyana en el quinto, donde una tanda fue sobrevalorada por el público porque coincidió con un excelente solo de la Banda de Gibraljaire.


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