La historia de nuestra experiencia en Roma, hemos querido contarla en tres partes. La primera de ellas corresponde a los preparativos y nuestra llegada a la ciudad, haciendo énfasis en la Roma Antigua, esa Roma que nace de la leyenda de Rómulo y Remo, pasando por la República hasta los orígenes y el ocaso del Imperio; la segunda entrada abordará la Roma Cristiana, comenzando por una visita a la Ciudad del Vaticano, la capital del mundo cristiano y por supuesto reseñas de las principales iglesias; finalmente culminaremos nuestra experiencia, contándoles sobre la Roma Piazze, visitando los espacios públicos, las plazas, parques y jardines que junto a todo lo anterior, hacen de Roma una de las ciudades más famosas y visitadas del mundo.
Siempre que visitamos un nuevo destino, intentamos en la medida de lo posible conocer previamente la oferta de sitios de interés y para nuestra visita a Roma, esta tarea nos tomó un buen tiempo. Visitamos las páginas oficiales de turismo, vimos vídeos, leímos Blogs que nos contaban experiencias visitando Roma y de todas estas fuentes de información sacamos una gran lista de sitios que deseábamos visitar. Asimismo, contamos con la suerte de encontrarnos con la Audio Guía de Roma, la cual sería nuestra grata compañía durante la estancia en la capital del imperio forjado por Julio Cesar.
La Audio Guía de Roma nos brindó información sobre horarios, precios y algunas recomendaciones para ganar tiempo a la hora de adquirir los tickets de entrada a algunos sitios y nos permitió organizar de una mejor manera nuestro plan de visitas.
Roma Antigua:
Caminar por la que fuera la capital del mundo, pisar los pasos de Julio Cesar, Augusto y todos aquellos que forjaron el gran Imperio Romano es una experiencia que siempre quise realizar, así que nuestro viaje a Roma incluyó muchas horas de documentación y consulta para responder las preguntas que siempre surgen en todos los viajes: ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Cuánto?, y ¿Por qué? visitar determinados sitios.
El primer día en Roma viene precedido de nuestro viaje a Florencia, en donde habíamos estado los últimos días. Salimos muy temprano en la mañana desde la estación de trenes de Santa María Novella y teníamos prevista nuestra llegada a Roma sobre las 9:30 de la mañana, pero el cansancio pudo con nosotros y despertamos tarde, perdiendo nuestro tren, así que la llegada a Roma se pospuso un par de horas. ¡Vaya tontos!
Llegamos a Roma Termini, principal estación de trenes de la capital italiana. Muy cerca de la estación se encontraba el Hotel Soggiorno Blu (ver opinión), en una zona con una amplia oferta hotelera. Sin perder tiempo nos registramos, dejamos el equipaje y comenzamos a caminar, el día era largo y mucha historia nos esperaba.
El objetivo de lo que quedaba de día era visitar el Coliseo y el Foro Romano, pero antes debíamos recoger el libro complementario de la Audio Guía de Roma, el cual se encontraba en la Librería Spagnola ubicada en la Piazza Navona; así que hacía allí nos dirigimos y el camino nos fue mostrando la riqueza histórica, cultural y arquitectónica de Roma.
La primera muestra de la Roma Antigua la encontramos en la pequeña y atractiva Piazza di Pietra; allí se levantan imponentes once gigantescas columnas que hacen parte de lo que fue el Templo de Adriano.
El Templo en honor al Emperador Adriano fue construido en el año 145, bajo el mandato del emperador Antonino Pío. En el siglo XVII, los restos del Templo de Adriano fueron insertados a un edificio que por años fue sede de la Bolsa de Roma; hoy en día, en el edificio funciona un museo dedicado al Emperador Adriano y una galería de arte.
Unas pocas calles más abajo, sobre la Vía del Corso Vittorio Emanuele II, nos encontramos con Largo di Torre Argentina, es un cementerio de historia. Hace poco menos de un siglo, en 1927, mientras demolían la Antigua Torre de Argentina, salió a la luz un interesante hallazgo arqueológico, que trajo al presente 4 templos de la época republicana. Asimismo, recientes estudios señalan que también se ubicaba en este sitio la Curia del Teatro de Pompeyo, sitio de sumo interés histórico y arqueológico, por ser este, el sitio donde los Senadores romanos dieron muerte a Julio Cesar.
Siguiendo nuestro camino, llegábamos a la Vía dei Fori Imperiali. Esta vía nace en Piazza Venecia y termina en el Coliseo. La vía de los Foros Imperiales, atraviesa el Foro Romano a la derecha y por la izquierda los Foros de Trajano, el Foro de Augusto y el Foro de Nerva.
El Coliseo o Anfiteatro Flavio es probablemente el símbolo turístico de Roma por excelencia, y para visitarlo podemos adquirir una entrada reducida por 7.50€ -solo el Coliseo-, o una entrada que incluye el Foro Romano, Palatino y Coliseo por 12€. Estas entradas se pueden adquirir en las taquillas de cualquiera de estos sitios, siendo siempre la del Coliseo la más concurrida de todas, así que una recomendación bastante importante es comprar las entradas en el Foro Romano o el Palatino, donde las filas no suelen ser muy largas, así ganas un poco de tiempo que en Roma siempre será bienvenido.
Vista del Anfiteatro Flavio desde la vía de los Foros Imperiales
Con las entradas ya en mano (compradas en las taquillas del Foro Romano), decidimos comenzar la visita por el Coliseo, pero no sin antes visitar el Arco di Constantino, ese gran Arco del Triunfo que se levanta imponente entre el Coliseo y la Colina del Palatino.
Los Arcos del Triunfo, son monumentos típicamente romanos que se desarrollaron en sus inicios como parte de los rituales de purificación de los ejércitos que entraban en la ciudad para eliminar los espíritus de la guerra, y que posteriormente fueron de carácter conmemorativo para honrar las grandes victorias de generales y emperadores. El Arco di Constantino es uno de los tres arcos del triunfo que se conservan en Roma, siendo este el más grande y valioso, por su estado de conservación y la calidad de sus relieves.
El arco de 21 metros de alto y 25 de ancho, fue erigido en el año 314 d.C. para conmemorar la victoria de Constantino sobre Magensio, su rival más poderoso para alcanzar el trono de emperador del imperio. La historia de esta disputa esta plasmada en el mismo arco, teniendo en cada una de sus caras labrados que escenifican la gran batalla que hiciera a Constantino en el nuevo Emperador romano, en los tiempos cuando el imperio comenzaba a perder su gran poder.
Es importante recordar que Constantino fue quién legalizó la religión cristiana, fue fundador de Vizancio (actual Estambul), más conocida como Constantinopla. Algunas vertientes de la religión cristiana lo conocen como San Constantino y lo reconocen como el primer Emperador Cristiano.
Luego de ver la historia de aquella épica batalla de Constantino, comenzamos nuestro recorrido por el Anfiteatro Flavio.
El Coliseo o Anfiteatro Flavio, es el símbolo de la Roma Imperial tiene una historia tan atractiva como su monumental estructura. Bajo el imperio de Nerón, se produjo un incendio en Roma que acabo con gran parte de la ciudad, atribuyéndosele la responsabilidad al mismo emperador quien de esta forma, adquirió estos valiosos terrenos. Allí, Nerón construyó la Domus Aurea y un gran lago artificial, adornado con una estatua de 35 metros de altura del mismo emperador. Las extravagancias de Nerón no duraron mucho y después de su muerte, su sucesor, el emperador Tito Flavio Vespasiano ordenó destruir la Domus Aurea y el lugar donde se encontraba el lago fue utilizado para construir el Anfiteatro Flavio, más conocido como el Coliseo.Como buenos turistas que somos, tomamos muchas fotos del Coliseo desde afuera, desde adentro, desde abajo, desde arriba, pero ninguna de ellas y ni siquiera todas juntas logran describir lo que realmente se siente al entrar en él. Si lo has visitado entenderás seguramente lo que digo y si no lo has hecho comienza a planear un viaje a Roma y conócelo porque te aseguro que no te arrepentirás.
El acceso al interior del Coliseo se realiza por la puerta Triunfalis, una de las dos puertas que existían para acceder a la arena. Por esta misma puerta entraban en escena los Gladiadores, mientras que la otra puerta, ubicada al extremo opuesto se llama puerta de Venus Libitina, la Diosa que cuidaba los sepulcros, por ello, esa puerta era utilizada para sacar los cadáveres. Ahora, justo en la puerta Triunfalis, yace una cruz, colocada para que no se olvide nunca que este fue un lugar de martirio y sufrimiento y en donde los primeros cristianos fueron ejecutados.
Seguro que muchos recordemos la película de Gladiador cuando pensamos en el Coliseo, pero solo hasta cuando estás al frente de lo que fuera la arena, viendo los subterráneos compuestos por túneles, pasadizos secretos y elevadores por donde salían a escena las fieras, solo hasta ese momento imaginas lo que debía vivirse y sentirse al estar allí, siendo uno de los 50 mil espectadores que presenciaban el “arte” de la tortura.
Otra de las fascinaciones del Coliseo, es la inteligente manera que distribuían el espacio por clases sociales, entre más cerca te encontraras de la arena, mas alto era tu nivel social, por ello Senadores, Patricios y Caballeros se ubicaban en “la planta baja” junto al palco destinado al Emperador. A medida que te alejabas de la arena menor era tu nivel social. Pero esto no es nada nuevo, lo realmente sorprendente e ingenioso fue la manera de distribuir puertas, escalera y rampas de acceso para que ni siquiera en los pasillos hubiese riesgo de mezclar las clases sociales. En la parte más alta del Coliseo había una galería acondicionada con gradas de madera reservadas a los esclavos y las mujeres.
Dentro del Coliseo, en una de las plantas altas, se ha adecuado un pequeño museo que contiene bustos, estatuas y pinturas que lo adornaban en el momento de su máximo apogeo. ¡Vale la pena visitarlo!
Despues de pasar por el museo y tomar unas ultimas fotos desde el interior del Coliseo, dabamos por finalizado nuestro recorrido por el Anfiteatro Flavio. Ahora era el momento de recargar energías para continuar con el trayecto, así que en un pequeño restaurante cercano por 7.50€ tomamos un combo de lasagna, patatas fritas y Coca Cola que no estaba nada mal.
Baterías cargadas y a continuar. 15:15 de la tarde, teníamos una hora y quince minutos para visitar el Foro Romano y el Palatino, algo imposible a menos que vayas corriendo y no te detengas a contemplar ningún edificio.
Hablar del Foro Romano, es hablar del nacimiento y desarrollo de Roma hasta la actualidad. El Foro yace sobre un valle drenado y luego pavimentado en la época monárquica y donde comenzó a construirse la vida social, comercial y política de Roma. Posterior a la época de los Reyes, llegó la Republica y el Foro tuvo un importante desarrollo con la construcción de edificios, templos y monumentos en honor a grandes victorias y por supuesto a los Dioses. De igual manera, con el surgimiento de la época imperial, el Foro fue ampliado, construyendo los Foros de Trajano, Augusto y Nerva.
Hoy en día poco queda del Foro Romano, pues se mantuvo casi intacto hasta el siglo XVI, pero en un auge de la construcción, el Foro y el Coliseo fueron utilizados como canteras y así fueron desapareciendo edificios que habían estado casi intactos por más de quince siglos.
Esta imagen es tomada desde la Vía Sacra, la artería principal del Foro Romano. En la imagen observamos lo poco que queda del centro del poder romano. La Curia Julia, el Arco de Settimio Severo, el Tabularium, los restos de las Basílicas Emilia y Julia, los Templos de Júpiter y el de Vespaciano y Tito, la Tribuna de oradores, entre otros.
La Curia Julia, era la sede del senado y fue mandada a construir por Julio Cesar en el año 44 a.C. Julio Cesar no llegó a verla finalizada, ya que mientras esta se construía, el Senado estaba sesionando en el Teatro de Pompeyo, lugar donde el considerado fundador del imperio fue asesinado a manos de los Senadores.
Otro de los monumentos que se encuentran bien conservados es el Arco del Triunfo de Settimio Severo. Construido en en 203 d.C. para glorificar las victorias militares del Emperador Settimio Severo y sus hijos Caracalla y Geta.
El Arco de tres puertas y ocho columnas tiene labrado en sus paredes imágenes de las batallas contra los Partos y otras naciones de oriente. Asimismo, en la parte superior del Arco reza una leyenda que narra las hazañas y enaltecen la figura del emperador Settimio y sus hijos, aunque años más tarde, cuando Caracalla se hizo al poder matando a su hermano Geta, ordenó borrar el nombre de su hermano del Arco y de todos los monumentos en donde se encontraba.
En la imagen, detrás del arco se puede ver parte del Tabularium y justo al lado del Arco los vestigios de lo que fuera la Tarima de Oradores, mandada a construir por Julio Cesar y en donde fueran agitadas las masas en los grandes discursos de Marco Tulio Cicerón y en donde posteriormente también fueron expuestos sus extremidades y cabeza luego de ser ejecutado por ordenes de Marco Antonio.
La apasionante historia de la transición de la República hacia el Imperio cobra un mayor sentido si se camina la Vía Sacra y se contemplan los restos del Foro. En verdad es una muy bonita experiencia si te gusta la historia romana.
En esta imagen podemos contemplar a la derecha tres columnas que hacían parte del Templo de Vespasiano y Tito; las ocho columnas que se encuentran más al fondo, son la cara lateral de lo que fuera el templo de Júpiter.
Escuchando la Audio Guía y contemplando los monumentos se nos pasó el tiempo y por la megafonía nos invitaban a abandonar el Foro Romano. Apenas vimos una parte y otra nos quedó pendiente, además del Palatino, esto fue lo peor de todo, pero a la vez es un gran motivo para volver a Roma.
Luego de abandonar el Foro Romano y con la sensación de malestar por no poder visitarlo en su totalidad, nos fuimos en busca de más historia. Atravesamos el Campidoglio y caminamos calle abajo encontrando el Teatro de Marcelo. El Teatro di Marcelo es otra de las grandes joyas arquitectónicas legadas por los romanos. Fue comenzado a construir bajo el mandato de Julio Cesar pero no fue hasta años más tarde (13 – 11 a. C.), en el mandato del Emperador Augusto cuando se culminaron sus obras.
El nombre del Teatro di Marcelo, es puesto por el Emperador Augusto en honor a su sobrino y heredero Marco Claudio Marcelo, quién a la edad de 19 años murió. De no ser por la muerte del joven Marcelo, seguramente habría sido el sucesor en el trono de Augusto, pues este no tenía hijos varones y vio en su sobrino la continuación de su legado.
La capacidad total del Teatro rondaba entre los 15 mil y 20 mil espectadores y después del Teatro de Pompeyo, era el más grande de Roma.
Luego de visitar el Teatro de Marcelo, continuamos hasta llegar a la Piazza della Bocca de la Verità, en donde se encuentra la Iglesia de Santa Maria in Cosmedin, la cual es famosa por albergar desde el año 1632 una antigua escultura llamada la Bocca della Verità.
La Bocca della Verità es una losa de mármol que tiene tallado el rostro de un hombre de abundantes barbas con la boca abierta, posiblemente un Dios pagano. La losa fue encontrada en el Tiber en la edad media, cerca de la desembocadura de la cloaca máxima, pero su antigüedad podría superar los 2300 años.
Sus orificios de ojos nariz y boca indica que pudo ser la cubierta de alguna fuente sagrada o quizás la tapa de alguna alcantarilla. Cuenta una antigua leyenda que este Dios devora las manos de los mentirosos, por eso en la edad media era utilizada por los jueces que cuando dictaban sentencia sobre la culpabilidad de un reo, hacían que éste metiera la mano dentro de la boca y un verdugo escondido detrás se la cercenaba con un cuchillo y así el culpable aparecía ante todos como digno del castigo.
Después de acudir al ritual de la Bocca della Verità, y salir con las manos intactas, nos adentramos en el barrio judío para visitar el Pórtico di Ottavia.
El Pórtico di Ottavia fue construido por Augusto y llamado de esta manera en honor a su hermana Octavia en el año 27 a.C. El Pórtico se encuentra muy cerca del Teatro de Marcelo y probablemente pudieron ser parte de un mismo edificio.
El Portico Di Ottavia ha sobrevivido a dos incendios y ha sido reconstruida en un par de ocasiones, ello ha deteriorado la belleza que la adornaba con marmoles extranjeros y obras de arte famosas.
Luego de visitar estos interesantes sitios estábamos ya exhaustos, así que comenzamos el camino de vuelta hacia el hotel, pero de camino, aprovechamos para tomar unas cuantas fotos nocturnas, de algunos monumentos que cuando se pone el sol, cobran una belleza especial.
De esta manera acabábamos el día, pero no nuestra visita por esa Roma Antigua, así que luego de una buena cena y de un merecido descanso, recuperábamos fuerza para un nuevo día.
Nuestro segundo día en Roma comenzaba con la visita a la Ciudad del Vaticano que les contaremos en nuestra entrada de -Roma Cristiana-; el Estado del Vaticano alberga otra gran joya de la época imperial, sin embargo, pocos lo conocen con el nombre del Mausoleo de Adriano, pero si decimos Castel Sant’Angelo seguramente ya saben de qué lugar hablamos.
El Castel Sant’Angelo o Mausoleo de Adriano se encuentra en la orilla derecha del rio Tiber. Ha sido usado como Mausoleo, como Fortaleza de la ciudad y más tarde como refugio de los Papas y hoy día es un espacio que alberga un museo y salas de exposiciones.
Año 123, el Emperador Adriano decide construir para él y su familia un Mausoleo, es así que se comienza a edificar el edificio, pero Adriano no alcanzaría a ver culminada su obra y murió en el año 138, así que su sucesor e hijo adoptivo Antonino Pio, apresuró las obras y en el año 139 lleva las cenizas de Adriano a descansar en su Mausoleo recién finalizado.
Ahora se conoce el Mausoleo Adriano como el Castel Sant’Angelo, ya que en el año 590, mientras Roma era Azotada por una fuerte epidemia, el Papa Gregorio el grande, mientras cruzaba el puente frente al Mausoleo Adriano iba orando a Dios, pidiendo el fin de la epidemia y en ese momento vio la figura de un Ángel en lo alto del Mausoleo y distinguió en él, al Arcángel San Miguel quien empuñaba su espada, por ello, en lo alto del Castillo se impone una estatua del Arcángel con una espada en su mano derecha. Este hecho generó con el paso de los años el cambio del nombre del Mausoleo de Adriano al que conocemos hoy día.
Dejando atrás el Vaticano, nuestro objetivo ahora era el edificio mejor conservado de la antigua Roma y Patrimonio de la Humanidad desde 1980. Estamos hablando del Pantheón de Agripa.
El Pantheón de Agripa fue construido en el año 27 a. C. bajo el imperio de Augusto. Marco Vispanio Agripa, amigo íntimo, general, consejero y yerno de Augusto fue el promotor de la idea de construir un Pantheon, que significa Templo de todos los Dioses. Su ubicación fue el mismo punto donde el mito señala que Romulo – cofundador de Roma – fue llevado hacia el cielo por su padre Marte, el Dios de la guerra, todo un sitio cargado de simbología y misticismo.
Unos años después de su construcción y luego del incendio del año 80, fue sucesivamente restaurado y bajo el Imperio de Adriano, su restauración le añadiría unos cuantos cambios a su idea inicial, cambiando de orientación la entrada principal y construyendo para esta una imponente fachada tal como la podemos ver hoy día. Un dato curioso y mas viniendo de un emperador, fue que Adriano luego de acometer los cambios al Pantheón, no quiso ningún reconocimiento en esta obra y esculpió en la fachada el nombre de Agripa, dejando para este el merito total de la obra.
El Pantheón se caracteriza por su estructura circular y su espectacular cúpula abierta, que ha resistido más de dos mil años, dos incendios, rayos, invasiones bárbaras y las inclemencias del clima. El gran maestro del renacimiento Miguel Ángel, al visitar el Pantheón exclamó que “es un diseño angélico, no humano”.
De esta manera cerramos nuestra visita por la Roma Antigua, esa Roma tan cargada de historias de guerras, dioses, egos y de genios de la arquitectura que nos dejaron un legado imborrable para la humanidad.
Visita nuestro espacio en Facebook y observa más fotos de nuestra visita a la Roma Antigua. (ver fotos)
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