Entre bosques de ribera, un pequeño afluente del río Turia, un paisaje escarpado y variopinto y un pueblo,
Chelva que nos sigue recordando quienes fueron sus primeros moradores, vamos a andar y conocer pequeñas curiosidades de este emblemático lugar de la Serranía del Alto TuriaObservaremos, mientras marcamos nuestro tranquilo paso en el camino cubierto de hojas, la importancia que tuvo en Chelva la arquitectura del agua. Nos encontramos en un pueblo del interior de Valencia que pertenece a la Mancomunidad del Alto Turia aunque también se la suele denominar La Serranía del Turia.Un pueblo pequeño que es capaz de sorprendernos con unos callejones sinuosos que nos llevan a dos barrios emblemáticos, el Arrabal y el judío. Pero su visita la dejaremos para el final de la ruta. Vamos a disfrutar primero de la naturaleza que nos ofrece la ribera del río Chelva.
La Ruta del Agua es de esos lugares que los habitantes de las ciudades buscan para pasar un día alejados del ruido y del estrés. Y aunque un poco alejada de la ciudad de Valencia su acceso por carretera es cómodo y, además, junto a un paisaje agradable.Pasearemos por caminos al lado de pequeñas acequias, podremos observar restos de antiguos molinos mientras escuchamos el rumor constante del río Chelva entre un aroma muy intenso a eucalipto.
Vamos a descubrir un paisaje variopinto. Andaremos entre fuentes, escalones enclavados en la roca y puentes. Subiremos y bajaremos por angostos caminos y podremos observar unas vistas impresionantes de la serranía. Y nuestros pasos dejarán atrás los huertos y campos de cultivo para llegar al casco histórico de esta villa.
El agua en Chelva siempre fue su principal protagonista. Los romanos trabajaron construyendo acueductos y puentes, mientras los musulmanes crearon un sistema de acequias y regadíos que ayudaron a reforzar la economía de la comarca.Hay veces que vemos casas al lado de un río. En esta Ruta del Agua vamos a encontrar dos. Estos edificios, en algún momento de la historia, fueron molinos de agua. Casas más o menos grandes con un muro adosado donde, dependiendo del lugar, podremos incluso llegar a contemplar maquinaria oxidada.Y si elevamos la mirada por encima de estas construcciones es muy posible que veamos una balsa y una pequeña acequia que conectaba con sus muros.
Y aunque el proceso era muy sencillo, el aumento de la demanda obligó a innovar, constantemente, para obtener harina de grano muy fino.Alguien, en algún momento de la historia pensó que si se acumulaba mucha cantidad de agua, el empuje del molino sería constante y mayor. Por eso, comenzaron a construir unas balsas en un lugar elevado. Durante la noche anterior a la molienda las llenaban. Al día siguiente dejaban correr el agua por la acequia gracias al empuje de la gravedad. Esta presión ponía en funcionamiento una gran piedra circular y lisa que giraba en torno a otra que esta fija. Entre medias de ellas colocaban el grano que iba cayendo ya triturado a unos cajones de madera.Después de cribar el trigo molido lo almacenaban en sacos para poder transportar la harina allí donde hiciera falta.Pero en estos molinos no solamente aprovechaban la fuerza del agua para triturar el cereal sino también, arroz, sal y chocolate. Podían convertirlo en batanes para fabricar tejidos o para elaborar el papel.
Aunque existían diferentes clases de molinos dependiendo del caudal del río donde se encontraban, los más comunes eran los horizontales y verticales. Pero los molinos de agua también se utilizaron para generar electricidad. De hecho, Chelva fue el primer pueblo del Alto Turia que tuvo luz eléctrica gracias a dos molinos que aprovechaban la fuerza del río Chelva. El primero que se construyó fue el que nos vamos a encontrar cuando recorramos el sendero hacia La Playeta. Lo llamaron Molino Peludo. Hoy está medio oculto por la vegetación y en estado ruinoso.El segundo molino nos los vamos a encontrar en la ruta hacia La Fábrica. Construido en la década de los veinte del siglo pasado generó electricidad, no solo para Chelva, si no para otros pueblos de alrededor como Calles, Domeño, Loriguilla y Villar del Arzobispo. Parece increíble pero este molino dejó de funcionar en 1.981 aunque sigue siendo propiedad de Iberdrola.
Pero no solo Chelva fue importante por sus molinos sino que también fue conocida más allá de las fronteras valencianas por un oficio tradicional, ya olvidado, los gancherosHombres nómadas que trabajaban duro, muy duro y se pasaban meses fuera de su hogar. Verdaderos profesionales de la navegación en los ríos. Hombres rudos, voluntariosos, con gran fuerza física y mental. Porque su trabajo entrañaba un gran riesgo, su propia vida. Algo que no querían dejar a merced del caudal de los ríos y de las paredes verticales de las montañas.
Manteniendo siempre el perfecto equilibrio entre los troncos talados de las sierras de Cuenca y Teruel, navegaban por los ríos durante meses para llevar la madera hasta Aranjuez y Valencia. Siempre mojados, ateridos de frío, los gancheros chelvanos fueron conocidos por su gran valentía y profesionalidad.Y después de conocer alguna curiosidad de Chelva te invito a que conozcas más curiosidades de otros pueblos del interior de Valencia antes de comenzar a realizar la Ruta del Agua.Diez alternativas para conocer Valencia InteriorLlíria, sinfonía de culturasLa Ruta del Agua de Chelva puede ser circular o lineal. Además, tenemos dos senderos opcionales para seguir conociendo otros rincones. También podemos iniciarla en dos puntos diferentes: Chelva o un área recreativa. Vamos a realizar la que yo hice. ¿Te vienes?Nuestro punto de partida va a ser un área recreativa que está muy bien acondicionada llamada Molino Puerto. Para llegar hasta ella debemos cruzar el pueblo de Chelva en dirección Ademuz. Nada más salir del casco urbano tomamos una estrecha carretera que hay a nuestra izquierda. Conduciremos despacio porque es fácil que nos pase desapercibida esta entrada…La carretera estrecha nos adentra en la zona de la ribera del río Chelva. Bajamos hasta la orilla y aparcamos en la explanada. Molino Puerto es un área recreativa sombreada por chopos y eucaliptos al lado del río. Es muy posible que la encontremos muy concurrida porque tiene varias barbacoas, bancos y columpios. Un lugar de descanso que, además, nos ofrece varios senderos para poder caminar.
Vamos a vadear el río y tomar el sendero que hay a nuestra derecha. Un cartel de madera nos indica La Playeta. Caminamos entre chopos y alguna acequia al lado del río. Incluso podemos ver algún pequeño salto de agua. Es un sendero sencillo de algo más de un kilómetro. Aquí vamos a poder ver las ruinas del primer molino de luz. Escondido entre la vegetación y a nuestra izquierda, saltando una acequia, llegaremos a ellas.
Continuamos nuestra ruta. A pocos metros, el sendero se acaba en una piscina natural donde el río Chelva que, viene encajonado por las paredes verticales de las montañas, se enchancha creando un pequeño rincón muy agradable para descansar. Durante los meses de más calor algunos bañistas se internan en el estrecho para contemplar algunos saltos de agua y profundas pozas.
Regresamos hacia el área recreativa de nuevo. Ahora vamos a seguir los carteles de madera que, con letras azules, nos indican Ruta del Agua.
Andamos a favor de la corriente del río y por su orilla izquierda.
Pasamos por unos arcos de un puente de piedra. Es un camino agradable bajo la sombra de inmensos eucaliptos. Olor muy intenso… Los cañaverales no nos dejan ver casi el río pero seguimos escuchándolo.En unos metros llegaremos a otra área recreativa. Es muy pequeña ya que solo se puede acceder a ella, andando. Tiene algún banco y una fuente llamada El Cuco. Y desde aquí podemos visitar el pueblo de Chelva o conocer el segundo molino de luz.
Como me gustó mucho este último rincón, quiero que lo conozcas. Para eso, vadeamos el río de nuevo. Tomamos el camino de la derecha (Fábrica de Luz) que asciende de forma bastante pronunciada a través de unas escaleras enclavadas en la montaña. Subimos por la ladera.
Podemos descansar de vez en cuando mirando hacia atrás para ver la panorámica que nos ofrece la altura en la que estamos. Tenemos una visión curiosa del pueblo de Chelva y, al fondo, el Pico del Remedio. Unos metros después de superar el mirador encontramos un desvío a la izquierda. Un sendero estrecho que baja de forma pronunciada entre escalones bastantes altos.
Esta ruta nos va a llevar hasta la Fábrica de Luz. Vamos a andar por rincones bastantes umbríos y con una vegetación densa. La cercanía del río y la orientación de este lugar han logrado crear un rincón muy hermoso repleto de fresnos. Casi al lado del río, veremos el molino de luz que está tapado por la maleza y en ruinas. Verdadera lástima que se encuentre en este estado.
Podemos descansar en algunos bancos que hay en una pequeña explanada. Si vadeáramos el río Chelva seguiríamos hasta Calles. Pero no lo vamos a hacer. Retomamos nuestros pasos y volvemos hacia la Fuente del Cuco. Mucho cuidado ahora con los escalones. Son muy altos…Después de beber el agua fresca de la Fuente del Cuco comenzamos a ascender hacia Chelva por un tramo bastante incómodo. Lleno de escalones que serpentean la ladera de la montaña nos obligan a cambiar de orientación continuamente. Pero es un lujo por otra parte poder contemplar las diferentes perspectivas que tenemos del valle y de las montañas que nos rodean.
En este enlace te dejo la Ruta del Agua, gracias a Wikiloc, con las coordenadas de cada uno de los puntos más importantes. ¿Otros recorridos por la provincia de Valencia?
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