Revista Cine
Siempre llega ese momento en el periplo de todo viajero, cuando uno se enfrenta por primera vez al país de turno y empezar a desechar todo atisbo de topicazos nacionales. Aterrizamos en el aeropuerto de Arlanda, y si, efectivamente hay muchos rubios, lo normal por estos lares, ¿guapos y altos? Pues yo que sé, hay de todo, más bien, son minoría entre la masa de caras banales, eso sí, resaltan sobre el resto de mortales, como si fuesen estupendísimos dioses vikingos (otro tópico) esculpidos por ángeles dorados.
Bien, primer topicazo derribado, que se confirma nada más llegar a la estación central de Estocolmo, la mezcolanza de gente es evidente, aunque los rubios parecen ser mayoría, y aquí zanjamos el tema de buenorros y buenorras suecas...Poco más se puede rascar de este tema.
Hasta ahora, por lo que he podido ver de la capital sueca, a través de los ventanales del autobús que nos lleva al hostel-barco es la estampa de una ciudad pulcra y tranquila, sin grandes agobios de gente y coches, aquí una vez más, las bicicletas, dictan su ley.
Estocolmo nos recibe ya bien entrada la tarde con un cielo gris y una temperatura agradable de 15º, nuestra base estará situada durante los próximos días en la isla sur de Estocolmo, el barrio de Södermalm, y aquí permítanme, empezar a poner adjetivos gratuitos: Södermalm, el Brooklyn de Estocolmo, barrio bohemio, hipster, donde modernos y maduros burgueses de profesiones liberales, campan a sus anchas por sus empedradas calles atestadas de lindas cafeterías, galerías de arte, tiendas especializadas y silenciosa testigo y protagonista de la célebre saga: Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres y como no, barrio, por donde pulula el carismático personaje de ficción: Lisbeth Salander. Por cierto, muchos clones de Lisbeth ví yo por la ciudad, aunque eso es otra historia.
Es aquí, en este barrio donde hicimos una primera toma de contacto de la ciudad, para comprobar lo que nos temíamos: El inglés no tiene secretos para ellos, beber cerveza (con alcohol) en Estocolmo puede afectar seriamente a tu bolsillo y que esta gente almuerza y cena a horas imposibles para un español (tópicos confirmados).
Así que, pasen pues, acomódense, porque comienza una serie de crónicas sobre #LaRutaEscandinava
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