
Señoras y señores, bienvenidos a la marciana "Ciudad de la electrónica", pasen y vean, visiten sus macro tiendas donde venden toda clase gadgets electrónicos, pueden comprar desde un vibrador USB, hasta toda clase de fundas de silicona para móviles con tetas en relieve, pasando por toda clase de disfraces para hacer un cosplay, piérdanse en edificios de 10 plantas dedicados exclusivamente a la venta de anime, manga, figuritas de coleccionistas, Tiendas de videojuegos donde te puedes comprar la Playstation 4 y la SEGA Master System, Maids café, donde sexys criadas "kawaii" vestidas de época victoriana cantan y bailan canciones infantiles, locales donde pagando por una cantidad de tiempo, puedes elegir gatetes para jugar con ellos y acariciarlos, salones recreativos inmensos donde puedes echar una partida del incomprensible Pachinko, al Street Fighter o sudar la gota gorda con una dance machine...





Akihabara empezó su andadura después de la II Guerra Mundial, cuando en las inmediaciones de la estación se convirtieron en un mercado negro de piezas de radio y pequeños electrodomésticos, siete décadas después, el barrio se parece más bien poco a sus orígenes.

Estrictamente para entendidos de la electrónica de la vieja escuela, estos dos laberínticos pisos con decenas de puestos de electrónica, situados en los bajos del tren elevado de la estación, rezuman autenticidad por todos lados, en ellos podemos encontrar toda clase de aparatos de radio vintage, tostadoras, cámaras de fotos analógicas, cámaras espía, resistencias, paneles electrónicos, interruptores, conmutadores, jacks y otros componentes...

Radio Center






AKB48

Takeshi Kitano is watching you



Pachinko


Los japoneses y su obsesión por las tetas grandes

Postureo otaku



Roppongi en su día conocida por sus vicios nocturnos, se ha reinventado a lo largo de los últimos 10 años y ahora desprende un cierto aire de sofisticación y pijerío.

Torre Mori
La transformación empezó en 2003 con la inauguración de Roppongi Hills, un enorme complejo de tiendas, oficinas, pubs, restaurantes y un museo de arte, una especie de mini-ciudad dentro de Tokio solo apto para bolsillos generosos.


Performance del artista Lee Mingwei en el Museo Mori



