El reto de este mes consistía en una nueva rutina matutina: quería levantarme antes de las 6:30 todos los días, beber mi té frío casero y meditar antes de empezar el día. Mirando mis estadísticas en Lift veo que he cumplido un 50% de las veces. La parte del té y de meditar sí que los he realizado todos los días, alrededor de las 7:30 de la mañana, o sea, una hora más tarde. ¿Qué paso?
Mi fuerza de voluntad por las mañanas
De hecho sí que me desperté todos los días sobre las seis. ¿Por qué entonces no pude instaurar el hábito de levantarme inmediatamente? El problema era que sin rutina establecida dependía únicamente de mi fuerza de voluntad. Establecer esta rutina fue difícil, ya que cada semana de Agosto estuve en una casa diferente, con retos diferentes. Mi cerebro, esta máquina de crear excusas de todo tipo tuvo mucha munición y la aprovechó al máximo para burlarse de mi fuerza de voluntad. Algunas de las excusas más recurrentes en mi debate interior matutino:
- No quiero despertar a mi pareja (y la cocina está en el mismo espacio).
- Mi suegra ya está dando vueltas por la casa.
- Ya han puesto la tele y me despistaría.
- Es sábado.
- Es domingo.
- Está lloviendo muy fuerte.
- Mi cojín está en la otra habitación.
- Hace mucho frío.
Son excusas poco creíbles, especialmente a la luz del día. Pero debajo de la manta a primeras horas de la mañana parecen obstáculos inmensos.
Una estrategia para tus hábitos
En Agosto no pude ingeniar una estrategia muy definida para este hábito, porque no sabía que me esperaba cada semana. Septiembre será diferente. Se acabaron las vacaciones y volveré a despertarme en Mataró, dónde puedo dejar el alarma (por si acaso) en la sala sin incomodar a nadie. Tengo mi rincón de la meditación establecido, así que no tengo que decidir dónde meditar hoy. La nueva rutina será más fácil de establecer, porque las variables no cambian de mañana en mañana.
Esta parte es crucial si tu quieres cambiar algún hábito este mes. No es suficiente quererlo con todo el alma, también tendrás que prepararte para los momentos en los que tu fuerza de voluntad se ha ido de paseo. Preparar el té por la noche es una forma de que mi cerebro ya sepa a antes de ir a dormir que mañana sí me levantaré. Dejar el rincón de la meditación preparada con el cojín y la manta por si hace frío es otra forma de automatizar mi mañana y evitar discusiones conmigo misma.
¿Qué quieres conseguir este mes de Septiembre? ¿Cómo puedes eliminar las excusas más comunes que te das a ti misma? ¿Cómo puedes alterar tu entorno para que te apoye?