La Sagrada Familia fue obra de un loco llamado Gaudí. Hoy es un parque temático reventado. Una de las maravillas del mundo ahogada por la muchedumbre. Entiendo la provocativa imagen del artista chino Ai Weiwei. Entiendo que alguien pueda estar harto de ver fotos de gente sonriente ante el templo, antes de comerse una hamburguesa sangrante con ketchup encarnado. Harto, cansado estoy de las hordas de los turistas que impiden con su presencia la vida normal. Pero, ¿no es acaso la Sagrada Familia un templo? Un templo, dicen, es la casa de Dios. Allí donde los creyentes, que normalmente viven cerca, van a rezar. La Sagrada Familia no. El templo inacabado construido por el dinero extranjero en una ciudad en la que los millonarios lo son cada vez más. Lo entiendo, Ai Weiwei está harto.
La Sagrada (y Reventada) Familia