Que hoy en día contemos con más medios de difusión es cierto; que estemos mejor informados, no.
1) Miles de notas hablan de La Salada, pero la mayoría se limita a repetir lo que ya todos sabemos: que es un mercado no convencional que funciona en un predio a orillas del Riachuelo en Ingeniero Budge, una de las zonas más postergadas de Lomas de Zamora y ocupa una superficie de 20 hectáreas. En realidad son cuatro ferias sucesivas, con origen en 1991 con la feria Urkupiña, Ocean a mediados de los `90, Punta Mogotes en 1999 y La Ribera finalmente. La expansión real de las cuatro se dio desde 2001. Las cuatro ferias suman unos 30.000 puestos de venta, algunos de 2×2 metros y los más pequeños de 1×0,60 m.
La Salada es el templo de la mercadería trucha de las principales marcas de ropa y calzado. Allí pueden encontrarse a un valor mucho más bajo las mismas marcas que en los centros comerciales, principalmente porque son apócrifas.
El movimiento comercial se desarrolla en tres días semanales (dos para mayoreo y el domingo para minoreo) con impresionante afluencia de compradores. A mediados del 2012 y de acuerdo con cálculos de los organizadores, cada jornada atraía a más de un millón de clientes que concretaban operaciones por más de 10 millones de dólares. Al cerrar el año los datos eran 150 millones de pesos por día y visitantes entre necesitados, clase media y media alta.
Hasta aquí los datos objetivos, que abren la puerta a las críticas y hasta denuncias de explotación laboral.
2) Para el periodista Nacho Girón -autor del libro La Salada, publicado en agosto de 2011- la feria “es sinónimo de Argentina. Hay mucha capacidad de emprendimiento detrás de ese lugar, realmente detrás de muy poca inversión se ha generado mucho trabajo. Allí hay un circuito en todos los estadíos que hace que mucha gente subsista con esto. Hay un circuito que el Gobierno nacional está protegiendo porque La Salada es generadora de laburo. Pero también es Argentina con lo malo, esa Argentina media chanta, de dos mangos invierto uno y el otro me lo quedo para coimear a la policía” (sitio web elsolonline.com).
La máxima autoridad comercial de los Estados Unidos, la Oficina del Representante Comercial -USTR, en sus siglas en inglés- denunció a la Argentina por prácticas desleales e incluyó a esta feria en una lista de mercados considerados “irregulares”. “La Salada es el más grande de muchos mercados del mismo tipo establecidos en la provincia de Buenos Aires, al que se identifica fuertemente con la venta de productos falsificados”, cita el diario La Nación en una nota publicada en 2011.
Las autoridades de La Salada (propietario y responsable legal el empresario Jorge Castillo) han reconocido que en la feria hay un alto porcentaje de ropa con marca falsificada, pero también apuntan que se venden productos propios, originales. “La Salada es un lugar donde se junta la gente que no tiene para llegar a fin de mes. El tema principal es el social, pero se quiere hacer creer que si no se trucha marca no se vive. Somos todos morochitos, que venimos del fondo del tacho, que en los 90 nos destruyeron económica y laboralmente. El rebusque fue La Salada”, contraatacó en su momento Castillo.
Miles de puestos distribuidos entre pasillos angostos esperan a los visitantes. En la recorrida, desorientarse es inevitable pues no hay carteles indicadores, porque cuando los hubo permitían identificar mejor los puestos de marcas falsificadas y facilitaban los allanamientos.
Uno de los puesteros explica que el secreto es vender cantidad: “El que más gana es el comerciante que nos compra a nosotros y le pone un precio tres veces mayor en su comercio”. Muestra también la boleta de monotributista y agrega: “Estamos inscriptos, si no, no podríamos comprar las telas o pagarle al taller que nos hace las prendas”. Dice que ese taller donde compra los sweaters pelados que luego transformará en una marca multinacional, “es el mismo donde compra la exclusiva marca Lago Puelo”.
El secreto de los bajos precios reside en que la mercadería es fabricada por “una economía familiar” que produce en un taller (generalmente clandestino) y de allí sale directo a la feria, sin intermediarios. En esos talleres la mano de obra es ilegal, no pagan cargas sociales ni otros impuestos y entre los contratados predominan los peruanos, que tienen fama de expertos costureros, y bolivianos.
A sus confecciones les agregan las etiquetas de marcas como Tommy Hilfiger, Penguin, Lacoste, Adidas y Nike, Etiqueta Negra, Tucci, Columbia, Lotto, Kevingston, Patagonia, GAP, etc. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), en La Salada se infringe la ley con unas 70 marcas. Hay copias muy buenas y otras muy malas.
Las zapatillas, reconocen los mismos puesteros, “son muy complicadas de copiar”. Un par de Adidas se consigue a $ 60. De lejos, se nota que son truchas. No tienen la calidad de confección que llega a alcanzar la ropa y se calcula que el 40% de los puestos ofrece ropa plagiada.
Una nota periodística cuestiona la explotación laboral: “No pagan impuestos y replican la explotación de las grandes marcas en un nivel de pirañeo y bajo la bandera de una política de inclusión; llevan las reglas más neoliberales del mercado a circuitos más miserables, que dependen de marcas para generar una identidad”. También se reconoce que allí concurren aquellos que “no podrían ni asomarse por la puerta de un Shopping”.
“En la salada venden muchos talleres que elaboran para grandes marcas, un jean Tascani lo pagás 800 pesos y el mismo en la salada cuesta 100.Rusty y HANg loose, tienen sus propios talleres y venden por volumen en la feria y por precio en los Shoppings. La gente se esta cagando de hambre y necesita opciones. La violación a la ley de marcas es un hecho, pero en las bibliotecas públicas hay fotocopias de libros y nadie se queja de la violación de la propiedad intelectual. Yo banco a las ferias, estoy harto de los propietarios de locales que piden alquileres estratatosféricos y de comerciantes que se aprovechan del tsunami de pelotudeces que hace el gobierno para robar a los clientes. Voy a ir a la feria a comprarme unas zapatillas (topper) por 50 mangos”.
Un lector agregó su cuota: “Trucho???? No hay nada más trucho que los comerciantes que remarcan el 200% porque no tienen competencia!!!! ME ALEGRO DE QUE LLEGUE LA SALADA, Y OJALÁ TUVIÉRAMOS TAMBIÉN UN MERCADO CENTRAL COMO EL DE BS AS ASÍ LOS FORMADORES DE PRECIOS DEJARÍAN DE ESQUILMARNOS!!! Lo único que falta es que los EEUU nos digan dónde comprar la ropa!!!”.
Un lector del diario Los Andes escribió: “La feria del usado o los persas como los del centro o los de Rodeo del Medio, Colonia Bombal, etc. no tienen una modalidad de compra venta igual que La Salada? No venden marcas truchas? Te dan siempre factura? No hay empleados en negro? El Gobierno y los empresarios deben mirar para todos lados y no sólo apuntar a La Salada”.
Otro lector (muy concreto) sintetizó: “AJO…..DERSE…!!!!!! HUBIERAN BAJADO LOS PRECIOS ESO QUIERE DECIR QUE POR MUCHOS AÑOS A LOS CONSUMIDORES NOS TOMARON EL PELO. AHORA YA ES TARDE. AJO…DERSE….!!!!!!”.
La seguridad dentro de la feria es un tema más que preocupante. Para ello cuentan con unos 70 custodios dispuestos a detener a las “mecheras” que meten manos en los bolsos de compradores distraídos. Cuando las encuentran, las llevan a la planta alta, cerca de la administración, y las mantienen allí hasta que termina la feria, cuando recobran la libertad. Prefieren que las pillen así a cambio de enviarlas a una comisaría donde les abrirían una causa.
El 09-01-2012 informaba el diario Clarín que “unos 420 efectivos de Gendarmería, 580 de la policía bonaerense y personal de la municipalidad de Lomas de Zamora” habían desalojado ese día a unos 10.000 puestos en La Salada, instalados (diez cuadras) sobre una de las márgenes del Riachuelo, predio inserto dentro del plan de saneamiento del río. Los puestos fueron reubicados por orden del juez federal Luis Armella, por lo tanto no fue un desalojo sino un traslado. La orden databa de 11-2009 y algunos puestos estaban sobre rellenos ilegales en el Riachuelo y hasta estaban sostenidos sobre pilotes por encima del río.
3) A principios del 2012, comerciantes y talleristas de la feria pusieron en marcha una serie de talleres gratuitos de formación sobre la industria textil. Los primeros 50 alumnos fueron personas con escasa competencia laboral y con el objetivo de montar su futuro microemprendimiento. Para ello contaron con el apoyo técnico (docentes) del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Tecnológica Nacional. Así empezaron las clases en oficios de cortadores, costureros, confeccionistas de ropa y realizadores de moldería, con máquinas cedidas por la Asociación Civil de Comerciantes e Industriales Profesionales del Conurbano Sur, entidad conformada por feriantes de La Salada y potenciales empleadores de estos jóvenes en el corto plazo. Además cuentan con un área de aprendizaje de reciclado, para incorporar los desechos al siguiente ciclo productivo. También se los capacita en “formatos asociativos que pueden adoptar, como emprendimientos familiares, juntarse con vecinos o formar una cooperativa de trabajo”.
Para el ingeniero responsable Omar Torres, “Esta población emergente, creciente, está produciendo cambios positivos a pasos agigantados”.
Iba cerrando el año y las aspiraciones apuntaban a una Escuela de Artes y Oficios, que ya estaban construyendo, para montar un taller de calzado, electricidad, mecánica, estampado, textil, soldadura, seguridad e higiene, carpintería, etc.
El responsable de la idea global (Jorge Castillo) agregaba que “nos llevó a ofrecerlo como alternativa para jóvenes que estén judicializados o en riesgo”, y quien “se sume a esa lógica y aprenda el oficio, rápidamente podrá vivir con dignidad gracias a su trabajo, a lo producido con sus manos”. La propuesta atrapó a los representantes de la Defensoría del Menor de Lomas de Zamora luego de visitar las instalaciones.
¿Algo para cuestionar? Aparentemente está todo “pechocho”, más cuando en la misma feria ya funcionaba una sala de primeros auxilios para atender urgencias y que sigue atendiendo a los vecinos cuando la feria está cerrada.
Hasta podría creerse que son una ONG con fines humanitarios. Sí, claro. En La Salada parece que también hay objetivos muy tapados.
4) Pero el negocio “humanitario” parece que se está expandiendo rápidamente y en 07-2012 se informaba: “La Salada cordobesa, bautizada con el nombre de El Progreso, se levantará en el complejo Forja, un ex establecimiento industrial ubicado en el barrio de Talleres, en el este de la ciudad. Los organizadores -liderados por Ariel Demattei, uno de los socios de Urkupiña- aseguran que la feria contará con 500 puestos, de los cuales la mitad comercializará producción “importada” desde Buenos Aires y la restante será confeccionada en la provincia. Al menos de entrada, El Progreso abrirá tres días a la semana, los lunes y martes para la venta mayorista, y los domingos con una oferta focalizada en el consumidor final”.
“Los planes de expansión del complejo también incluyen una apertura en el Gran Mendoza. En este caso, detrás del proyecto se encuentra Jorge Castillo, el CEO de Punta Mogote, otra de las patas de La Salada”.
El empresario agregaba que en el predio estaba previsto además canchas de golf y tenis, hotel de 5 estrellas, etc., en un predio de 55 hectáreas a inaugurar precariamente el 01-12-2012.
Otro punto polémico es, según las entidades mendocinas, el “negocio inmobiliario” que se monta alrededor de la feria. “Los organizadores habilitarán 250 puestos de venta de juguetes por lo que percibirán en concepto de canon por cada uno la suma de $800 pesos. Esto hace un total de $200 mil pesos en sólo cuatro días o $50 mil pesos por jornada. Por eso entendemos que tal como está planteado, dicha actividad semeja más a un gran negocio inmobiliario que una feria de juguetes para niños”, denunció el comunicado.
Hasta en el video que se muestra en la página oficial de La Salada (Bs. As.), el responsable de Michaux Propiedades dice que ésta es el mejor y mayor negocio inmobiliario del país, donde un puesto se vende a 40.000 dólares (mínimo) o se alquila a razón de 400 pesos por feria.
El 06-06-2012 la información llegaba desde Neuquén capital por medio del diario La Mañana (los primeros datos se habían dado en 11-2011). El predio destinado está rodeado por las calles Rufino Ortega, Moritán, Antártida Argentina y Avenida del Trabajador (una hectárea y media) donde ya funcionaba los domingos la denominada Feria del Trueque.
En noviembre continuaba como proyecto a concretar para mediados del próximo año atrayendo también a compradores de Chile.
El 10-09-2012 informaba el diario La Nación que se gestionaba la apertura de una sucursal en la ciudad de Santo Tomé, Corrientes. El sitio en cuestión está sobre la ruta nacional Nº 14, a la vera del río Uruguay y precisamente en la frontera con Brasil, con posible inauguración en 03-2013.
En la nota, Castillo explicaba que desde allí captaría el comercio con brasileños y paraguayos. “La idea es ir abarcando todo el país y desconcentrar nuestro negocio” en Lomas de Zamora. “Yo no hago nada fuera de la ley, acá el problema es para aquellos que se les acabará la fiesta, los privilegios porque no quieren competir”.
La denuncia es incompleta porque desde hace décadas se dice que la República Argentina es “el país del intermediario”, proceso que aumenta notablemente el precio de cualquier producto y provoca las frecuentes huelgas y manifestaciones de productores. Por los dichos de Castillo en la feria La Salada se evita el alto porcentaje de ganancia que de otra forma queda en la cadena de distribución.
El día 25-09 la noticia llegaba de Tucumán por medio del diario La Gaceta. El espacio verde ubicado en la avenida Roca, entre Ayacucho y Chacabuco, era el sitio más atractivo para Castillo y para el Sindicato de Vendedores Ambulantes de la provincia (secretario general Luis Lobo). La opción número dos era un predio frente a la Estación Terminal de Colectivos.
El 22-10-2012 se informaba desde Formosa que esta expansión contaba con el visto bueno y consentimiento de autoridades nacionales, especialmente del área de Comercio Interior, ocultando información sobre su “situación fiscal, adulteración de marcas, comercio ilegal, etc., etc., lo cual supone entrar en un interregno dudoso y por lo menos problemático, dado que perjudica notoriamente a la industria textil nacional, así como a la industria del calzado, DVDs, equipos electrónicos y de la industria discográfica, principalmente” ¿Todo verdad o aquí se mechó verdad con exageración y engaño?
El artículo formoseño compara a La Salada con el tradicional comercio ilegal que ocurre en las fronteras del noreste argentino, en los llamados Mercaditos y el intensivo “tránsito vecinal fronterizo”, manejado frecuentemente por paraguayos que comercializan mercaderías de dudoso origen legal, que “provoca el traslado de miles de personas diariamente en desmedro del comercio local”… “Se afecta a las PYMES regionales, se desvirtúa el comercio y se alteran las reglas de juego con el que el gobierno pretende que nos movamos todos los empresarios”.
En Misiones, el responsable es Juan Luis Medina, quien entonces estaba construyendo La Salada Misionera SRL en un predio de Candelaria. Los comerciantes descreen que desde allí sólo hagan ventas mayoristas y sospechan que van a comercializar con Paraguay sin los permisos de exportación correspondientes.
El representante de los comerciantes misioneros -Ortigoza- recordaba otros casos en el país: “…dicen que van a vender al por mayor y no se cumple, que van a tener trabajo en blanco y no se cumple. Además hay negocios que representan a determinadas marcas de renombre y de pronto van a venderse ropa con esa marca, pero no se paga el canon que se debe pagar por esa marca, porque quizás no es verdadera”.
Medina (muy pícaro) le respondió: “No hay trabajo en negro adentro de La Salada; si es afuera de La Salada ya no es problema nuestro”, y agregó que le comprará a productores misioneros, vendiendo no solamente la mercadería que llegue desde Buenos Aires, y vendiendo no sólo a los comerciantes misioneros sino también a Paraguay como exportadores.
En 09-2012 ya estaba surgiendo un competidor de este fructífero emprendimiento. La información la difundió el sitio web apertura.com y menciona a la empresa Interurban S. A. (presidente Daniel Nieves Piazza) y su propuesta de “Mil Columnas-Ciudad Mayorista” cuya construcción se pensaba iniciar a finales del mismo año (la primera etapa se inaugurará un año después). Se trataría de un complejo para venta mayorista en 20.000 locales -7.000 en la primera etapa- en un predio de 100 hectáreas detrás del Mercado Central. La metodología será similar (sin intermediarios), pero con espacio no sólo para las ventas sino también para la producción de las prendas.
Otras diferencias notables están en los espacios: “nosotros no tenemos puestos, tenemos locales, tarjetas de crédito; estaremos abiertos de 8 a 20 h, con bancos, con patios de comida”, y evidentemente con importante competencia a los vendedores y empresarios de La Salada pues pretenden sumar 20.500 cocheras, buenos accesos y el soporte económico (financiación) de un grupo coreano.
“Esperamos una concurrencia de 75 millones de personas por año. El que más tiene hoy en día es Unicenter con 40 millones”, aseguró Nieves Piazza.
5) Empezaba setiembre con una noticia que incomodó al sector industrial argentino y a sus voceros en la prensa: en Tecnópolis se reunían los representantes del sector productivo (unos 1.500 empresarios) incluidos los dueños de las ferias La Salada (invitados por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno), para celebrar juntos el Día de la Industria.
Voceros de la UIA (Unión Industrial Argentina) se mostraron reacios a sentarse junto con quienes manejan un mercado informal y evasor de impuestos.
Al cierre del año ya habían hecho contactos con Angola y Vietnam, con proyecto de abrir una sucursal también en Miami. ¿La Salada, empresa multinacional, o punta de lanza contra las multinacionales?
Para entonces, en el país funcionaban más de 250 ferias informales -las Saladitas- sin vinculación societaria con el megacomplejo de Lomas de Zamora, y en la mayoría de los casos la única relación se limita a que La Salada funciona como un centro abastecedor mayorista que provee mercadería al resto de las ferias.
El 11-11-2012 la Confederación Argentina de Mediana Empresa (CAME) difundía el relevamiento de Saladitas, manteros y meseros detectados en el país. De 160 ciudades relevadas, 79 contaban con Saladitas (370 ferias en total), con 39.191 vendedores ilegales (27.052 en las Saladitas y el resto manteros y mesiteros) que facturaron 1.219 millones de pesos en octubre (915 millones en las Saladitas).
En primer orden estaba la ubicada en Lomas de Zamora (51,8% de la totalidad de puestos ilegales en el país, con un puesto de venta ilegal por cada 1,8 comercios formales que hay en el municipio) seguida por la ciudad de Buenos Aires (CABA) (un puesto de venta ilegal cada 10,6 comercios formales en esos rubros existentes en la ciudad), Trelew (1.489 puestos ilegales y uno por cada 69 puestos legales), San Miguel de Tucumán (1.403 puestos ilegales, de los cuales el 79% están instalados dentro de las mismas Saladitas), Córdoba capital (1.270 puestos de venta informales sumando las 27 Saladitas y 740 manteros en la vía pública), etc.
6) Con una revista que ofrece sus productos y se adquiere en los kioscos, también cuenta con su propio sitio en Internet que estaría tasado en unos 40 millones de dólares. Según Castillo, el interés por esta boca de expendio radica en que “su proyección de crecimiento supera a las de otros sitios de compra similares como Mercadolibre.com o Masoportunidades.com”. “Se presentaron dos gestores de negocios en mi oficina para ofrecerme quedarse con el 80% del sitio y que yo mantenga el 20% restante y siga siendo la cara visible”.
Es la autopromoción vía web y ofrece: “Mercadolasalada.com permite comprar los mismos productos que en el complejo comercial tanto al por menor como al por mayor. Así, no hay que esperar a los miércoles a partir de las seis de la mañana, o a los domingos desde las cuatro -los dos únicos días en los que esta feria abre sus puertas- para hurgar por este enorme mercado que mueve alrededor de $ 500 millones al año”. Obviamente los datos de recaudación varían notablemente según quién los difunda y en qué época.
El diario paginatres.com.ar agregó otro nuevo ingrediente: el lanzamiento de su propia tarjeta de crédito. “se sabe que en principio se emitirían unos 10 mil plásticos para poder financiar las compras de comerciantes y habituales clientes. Con el fin de iniciar la actividad, ya se mantenían contactos con dos bancos extranjeros”.
7) Si “lo barato sale caro”, pues para vender productos tan baratos hay detrás una infraestructura de explotación laboral que el gobierno no controla, aunque sabe que existe en talleres clandestinos donde abunda la mano de obra indocumentada a la que hacen trabajar mucho más que 8 horas diarias con paga según rendimiento.
El sitio yendoamenos, explicaba (21-10-2012) a su entender el misterio de La Salada: “Estos ex-asalariados en negro han vivido la explotación en carne propia. La procesaron, la asumieron como legítima, y aspiraron a cambiar el lado del mostrador desde el cual atender. Y lo hicieron. Conocen la brutalidad de la explotación burguesa desde el lado del explotado. Les parece bien. Y hoy, desde el lado inverso, favorable en el diferencial de poder, la ejercen con formas y expresiones que desde su conformación cultural están legitimadas. No tienen pudor”.
“Asumen que el empresario es un señor cuyo poder se asienta en el uso indisputable de la violencia, razón por cual el uso de la misma tiene que ser visible y lo suficientemente contundente como para no ser desafiado”.
Por lo visto, la AFIP poco y nada vigila las operaciones comerciales que aquí se llevan a cabo (algunas con entrega de boletas y otras no) y creo que este es el tema de fondo del fenómeno La Salada, concretamente la complicidad del gobierno nacional por interés estratégico.
Hace poco más de un mes atrás decía con respecto a la Ley de Medios Audiovisuales que el Grupo Clarín va a seguir actuando exactamente igual luego de la aplicación de la ley a partir del 7D o 7 de diciembre, simplemente porque va a repartir sus bocas de expendio entre sus propios empleados jerarquizados. Ahora dicen que probablemente use testaferros, término bastante peyorativo pero que en concreto apunta a lo mismo que adelanté en la nota “Cómo controlan la información” (15-10-2012) y bauticé “palos blancos” (término histórico).
Ahora, en esta nota, daré mi punto de vista acerca del cómplice silencio que hace el gobierno frente a la ilegalidad en La(s) Salada(s) y Saladitas.
En nuestra ciudad, provincia y país, igual que en cualquier otra ciudad, provincia o país, los sistemas (los que fueren) están operando desde hace muchas décadas y hasta siglos, y en su operabilidad están tan “aceitados” con el correr del tiempo que se hace utópico o por lo menos muy difícil cualquier intento de modificarlos, incluyendo el sistema de la corrupción (política, comercial, etc.). Sólo el ingenio “sotto voce” puede que obtenga resultados a través del tiempo contra las castas de poder.
En La Salada se vende ropa con marcas propias y otras prendas con etiquetas de marcas importadas. Cada una de estas últimas provoca una venta menos de las originales, por lo tanto un producto menos a importar, y creo que ahí está el meollo gubernativo, haciendo la “vista gorda” a la ilegalidad que reduce la salida de dólares por pagos de mercancías. O sea que, mientras mayor sea el volumen de ventas ilegales, pues menor será la salida de divisas, y de paso reduce el poder de los dueños de la intermediación.
La metodología seguramente también tendrá fecha de vencimiento, por lo menos para el actual responsable (Jorge Castillo), y el control pasará a otras manos más avezadas.
Además es previsible que esta estrategia también se aplique sobre otros productos importados que en suma actúan hoy como grandes aspiradoras de los recursos económicos de los argentinos, pues son miles los productos que consumimos a diario e ingresan al país favorecidos por su fuerte campaña publicitaria, empezando con dentífricos y siguiendo con variados alimentos que bien podríamos producir nosotros (cerveza, etc.).
Tengo la sensación de que La Salada es apenas el capítulo número uno de la inversión de la balanza comercial argentina, y la punta de lanza para penetrar en similares mercados en los países afines con nuestro gobierno y a su vez sufribles del control de las multinacionales.
Acerca de la explotación laboral, pues también confío que con el tiempo se equilibre la situación entre los actuales casos extremos y los excesos de beneficios que han sabido conseguir los gremialistas luego de tantas extorsiones. Además, cualquier trabajador independiente sabe que el trabajo a destajo es el mejor que existe para progresar rápidamente, y lo digo por experiencia propia.
Luis Colombatto