Sinopsis:
Livia Cañumil, discípula de las maestras que llegaron al país de la mano del presidente Sarmiento, decide viajar a Norteamérica para especializarse en la enseñanza de los jardines de infancia. Lleva en su sangre el estigma de ser mestiza. Con la determinación que le permitió́ superar la pobreza en su tierra, está dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo que la vida le depare.
Hasta que el destino la conduce al seno de la familia Robinson. Allí́, en medio de conflictos y secretos, se verá́ obligada a pelear en la lid de la pasión, la única para la que no tiene armas. Solo el cariño que le inspira la mayor de las Robinson –de quien se ha convertido en institutriz– la mantiene firme en su propósito de no bajar los brazos.
Jeremías, padre de la niña, arrastra la desgracia donde vaya. Inmigrante pobre en una sociedad que exige credenciales para triunfar, ha sabido sobrevivir en los más adversos ambientes y hacerse lugar a los puños en la clase alta local. La coraza que lo reviste es lo bastante dura como para que ni siquiera la vida de sus hijas la atraviese, pero hasta el hueso más difícil de roer se agrieta cuando un material resistente lo golpea.
La sociedad de Nueva Inglaterra catapulta a Livia hacia un tumulto de ideas novedosas y movimientos femeninos que la deslumbran, y arroja a Jeremías a un tenebroso mundo de espíritus vengativos que sacarán a la luz macabros secretos.
La salvaje de Boston nos transporta hacia profundidades desconocidas del pensamiento y nos ofrece, con pinceladas góticas, el contraste entre el progreso material y las creencias misteriosas que forjaron la idiosincrasia de un pueblo.
Opinión personal:
Gloria V. Casañas era una de mis eternas pendientes. Siempre digo que necesitaría otra vida para leer todo lo que quiero, tanto si son recomendaciones como novelas que me llaman la atención o quiero leer para poder opinar. Sé que a muchas no os gustan las etiquetas, no obstante, a mí me parecen útiles, siempre y cuando estén bien puestas, para saber qué vas a leer o qué vas a comprar. Así que, «La salvaje de Boston» no es una novela romántica.Sí, «La salvaje de Boston» contiene romance, pero la trama central gira en torno a la figura de Livia y a su alumna, Cecilia. Para mí esta última ha sido el personaje más importante.Gracias a una amiga, he sabido que existen dos personajes reales en los que bien podría haberse basado la novela. Puntualizaré que, pese a que aparecen en el libro con sus nombres reales, la autora no hace mención alguna al final —algo que no me ha parecido bien—.
Poco se puede añadir a la sinopsis porque, para mi gusto, explica demasiado.Cecilia me ha parecido un personaje muy rico, una niña sorda, ciega y muda. Su vida ha de ser dura porque, además, en aquellos tiempos ya os podéis imaginar cómo la tratan, menos mal que Livia, una joven adelantada a su época, que llega a Boston para conocer más esos movimientos modernos que están apareciendo en la ciudad, se toma como un reto conseguir en la niña sea capaz de comunicarse.
Considero que es el eje principal de la historia, y el tema en la que la autora se toma más tiempo en desarrollar. No es un tema fácil ni liviano, todo lo contrario. Hay momentos en los que, si te pones en la piel de esa niña, el sentimiento de impotencia es, en verdad, doloroso.Jeremías es también un personaje muy interesante, de los que me gustan —lo diré con la boca muy pequeña— porque es un hombre hosco, en algunos momentos desagradable, frío e insensible que vive medio obsesionado con su pasado. Un personaje complejo, carcomido tanto por la culpa como por la incertidumbre de no poder perdonar. Eso le proporciona a la autora la excusa perfecta para meternos de lleno en el mundo del espiritismo, algo que en el siglo XIX estuvo muy en boga, tanto en Gran Bretaña como en América. A mí es un tema que no me ha interesado, pese a que la ambientación gótica ha resultado interesante en algunos momentos, no creo que fuera imprescindible en la historia.No sé si la autora tenía tantos frentes abiertos que al final los ha mezclado todos y no sabía por dónde salir. La verdad es que hay muchos temas que quedan muy confusos, cosas que no quedan nada claras y detalles que, por más que te esfuerces, no sabes si son A o B.Livia es una joven valiente y decidida. Me ha gustado mucho lo resolutiva que es, lo fácil que le resulta convertirse en buena amiga de aquellos con problemas. En general, es de esas personas que hacen fácil la vida de los demás. Al mismo tiempo, la he encontrado demasiado perfecta. La historia de ambos es bastante predecible y en cuanto al romance, decir, que lo más destacable son las relaciones entrecruzadas (hasta ahí puedo decir).
En su conjunto, me ha resultado una lectura muy entretenida, porque el estilo de la autora es ágil y muy ameno de leer. He leído varias opiniones de seguidoras de la autora que me han confirmado que no estamos ante su mejor novela, así que bien seguro esta no será la única novela que lea de ella.Una novela con personajes secundarios que tienen su propia historia personal, con algún tema muy delicado y duro, aunque en ninguno se profundiza especialmente. La autora elige bien los temas porque le da una oscuridad añadida a una novela que busca una ambientación gótica. Todos ellos tienen como punto en común los problemas de la infancia. Personajes que son interesantes y una historia que entretiene pero, es en la estructura, donde creo que Gloria V. Casañas, no ha sabido acertar.
Datos de interés: Ficha de la novela - Ficha de la autora- Web de la autora
Pepa