El 11 de noviembre de 1975 el doctor Agostino Neto proclamó la independencia de Angola, y se convertía en el primer presidente del nuevo estado africano.
"La sangre de cubanos y angolanos se unió para abonar la libertad", diría Fidel en el aniversario 30 de la gesta, una libertad disfrutada por el pueblo de tan apartado lugar de la geografía africana.
Tras el fallecimiento de Neto en 1979, el liderazgo político de la nación recayó en Eduardo Dos Santos, un joven de 35 años que tendría por delante difíciles situaciones para mantener la independencia conquistada.
Para 1987 el enemigo mueve miles de efectivos hacia el sudeste de Angola y entran en combate con el empleo de fuerzas élite, tanques, artillería y la aviación, acciones que las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA) no pueden rechazar y pierden incontables combatientes. La situación creada pone en peligro la independencia, al punto de que nuevamente el gobierno del hermano país solicita ayuda a Cuba.
Sobre el tema comenta, Rodolfo Puentes Ferro: "Nos presentamos en el Palacio Presidencial. José Eduardo Dos Santos nos recibió enseguida, y fue muy breve. Yo iba acompañado de Fernández Padilla y entonces nos dice que necesitaba que le transmitiera a la dirección de Cuba, del país, a Fidel Castro en especial, que se había creado una situación compleja, difícil, en Cuito Cuanavale, en la cual puede quedar destruido parte del ejército con todas las fuerzas militares que se encontraban allí. Necesitaba la ayuda rápida de Cuba. Esta conversación duró aproximadamente diez minutos a lo sumo. Salimos urgentemente, pasamos un breve cable a Cuba, urgente. Y así llega esta información a nuestro país".
Según comenta Jorge Risquet Valdés, principal figura política en Angola, fueron momentos muy duros y fue una decisión difícil. "Cuando se toma la decisión, una decisión del Estado Mayor. Debíamos intervenir, salvar Cuito Cuanavale, pero no con las tropas que teníamos nosotros allí, que no alcanzaban, sino, mandando más tropas para resolver el problema definitivamente, sacar a Sudáfrica de Angola y obligarlos también a salir de Namibia. Era una decisión difícil porque, además, el momento internacional no era apropiado: había negociaciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos y parecía que nosotros actuábamos a contracorriente. Era un momento de distensión, por lo menos en el aspecto nuclear, y nosotros mandando más tropas para Angola, pero era imprescindible si queríamos salvar aquella situación".
La nueva etapa tenía como centro a Cuito Cuanavale. Según asegura el Capitán de navío Hugo Ramírez Guzmán: "Las FAPLA habían sufrido una gran derrota en esa temporada. Después de eso las tropas FAPLA tuvieron que irse retirando porque fueron diezmadas considerablemente y se fueron retirando hasta ocupar las posiciones defensivas".
"La llegada a la región de Cuito Cuanavale fue muy impactante. Ver la técnica de combate, las comunidades destruidas parcial o totalmente... La llegada fue bajo hostigamiento de los morteros 60 de la Unión Nacional para la Integración Total de Angola UNITA y rápidamente comenzamos a trabajar en el grupo operativo. Así comenzó el trabajo de asesoramiento", aseveró el Primer Teniente Pedro Cobas Miravayes.
Como jefe de las tropas fue designado el General de División Leopoldo Cintras Frías quien había mantenido buenas relaciones con los angolanos y había participado en toda la etapa inicial de la guerra. Además era el lugar donde se agrupaban las fuerzas principales y estratégicamente se tenía comunicación con La Habana, refiere el General de División de la Reserva César Lara Roselló: "Pero al mismo tiempo era la voluntad que tenía Fidel con relación a que Polo era el hombre capaz de poder realmente. Mira si es así, que cuando llega la cosa a ponerse mala en Cuito, el que coge el frente completo de Cuito Cuanavale es Polo. Cuando llegamos allí, la situación era muy muy mala, en el sentido de que no se sabía ni la fuerza ni los medios con que se combatía, el armamento que se tenía, el abastecimiento era pésimo. Las caravanas demoraban 30 o 35 días para llegar y aquello realmente parecía que se perdía. Allí teníamos nosotros un pequeño grupo de compañeros, que era el que nos mantenía informados".
En el corazón y la piel de soldados, reservistas y oficiales, Carlota volvía a sus raíces para luchar por la independencia que los verdugos de África querían arrebatarle a Angola. Tomado de Radio Rebelde.