Dark passage (Delmer Daves, 1947. EEUU): adaptación algo escasa de garra pero con un notable sentido de la narración cinematográfica, además de una más que aceptable precisión. Tercero de los largometrajes que protagonizó la sociedad (tanto personal como profesional) B&B, esto es, Humphrey Bogart y Laurent Bacall, tras las hawkianasTener y no tener y El sueño eterno. Relato negro con falso culpable y chantaje de por medio, bien ambientado en la estupenda San Francisco, no resulta tan logrado como otros clásicos del género, aunque es de admirar el recurso del plano subjetivo que nos ofrece Daves de Bogart, a quien no vemos el rostro hasta la media hora de metraje. Eso hace olvidar la poca verosimilitud de algunos hechos de la historia, como el primer encuentro entre Bogart y Bacall o que el taxista conozca, casualmente, a un cirujano plástico. Con todo su debe, resulta un film a redescubrir dentro de la filmografía de un cineasta, Delmer Daves, también a recuperar.