¿Qué problemas se desarrollan después de una separación?
A menudo se asocia la separación de los padres con problemas para el niño y, en efecto, a veces existe una correlación entre los dos hechos.
La separación y el divorcio son realidades muy frecuentes últimamente. El malestar de los hijos de divorciados no suele durar mucho. Siempre existe un período inicial un poco problemático, con dificultades de concentración y lógico empeoramiento de los resultados escolares, una agresividad ligeramente más marcada o bien una cierta introversión, pero suele ser una condición pasajera. La mayoría de los niños recupera en poco tiempo el equilibrio, la espontaneidad la alegría de vivir.
Por consiguiente, no siempre es cierto que el divorcio equivale a problemas para los hijos.¿Cuándo los padres no están casados tienen más problemas para divorciarse?
Los padres que conviven pero no están casados se separan sin los problemas de los procedimientos judiciales y, en muchos casos, con menores daños para los hijos.
Los padres también pueden verse inducidos a llevar vidas separadas, durante un plazo más o menos largo, por motivos profesionales: trabajadores trasladados provisionalmente a otra sede, el padre o la madre que encuentra un trabajo en el extranjero durante unos años… O bien uno de los dos puede estar lejos de la familia por diversos motivos: enfermedad, cárcel…
Esta separación de los padres no tiene en los niños efectos comparables a los del divorcio. Así pues, no es la disolución de la pareja que forman sus padres lo que más turba al niño.¿Cómo proteger al niño de la separación?
Esta tarea corresponde a los padres que, con la eventual ayuda de un psicólogo o un terapeuta de pareja, siempre deben tener presente los siguientes puntos:
- Hay que declarar abiertamente las decisiones tomadas y hablar de ellas con el niño.
- Hay que reconocer que se han cometido errores, algo que le ocurre a todo ser humano, pero dejar bien claro que nadie debe ser juzgado, que nadie está equivocado otiene razón, y que no hay vencedores ni vencidos.
- Es necesario explicar con claridad al niño que su conflicto no tiene nada que ver con él y que el niño es en absoluto responsable del mismo.
- Hay que asegurarle al niño que, pase lo que pase, ambos seguirán queriéndolo como antes y que no perderá ni al padre ni a la madre.
Estos principios no han de ser pura teoría, sino que tienen que traducirse en la práctica cotidiana y reiterarse continuamente, puesto que permiten construir una nueva forma de vida con el niño, preservando sus intereses y su equilibrio.