Tengo que reconocer que suelo ser de lágrima fácil cuando veo películas, ni si quiera es necesario que sea un drama muy duro, basta con que salga una escena algo sentimental y normalmente alguna lagrimilla se me escapa. Es obvio que no a todo el mundo le pasa lo mismo, la cuestión, claro está, es ¿por qué algunos somos de lágrima más fácil que otros? La respuesta parece hallarse en los niveles de serotonina que tengamos en nuestro cerebro.
Descubro a través de NewScientist, que un equipo de científicos del Erasmus Medical Centre en Rotterdam, Holanda, ha realizado un estudio sobre la influencia de la serotonina en la capacidad de llorar de las personas. Los resultados han sido presentados en Forum of European Neuroscience.
El estudio se ha realizado con mujeres voluntarias a las que les suministro o un placebo o paroxetina que es un fármaco antidepresivo el cual hace que aumenten los niveles de serotonina en el cerebro, al poco rato de haberle suministrado la dosis (la del fármaco o la del placebo) a las voluntarias se les proyectaron una de dos posibles películas, siendo ambas dramáticas. Días después se volvió a repetir la prueba pero intercambiando el tratamiento, es decir, a las que se les había suministrado un placebo en esta ocasión se les suministro paroxetina, y a las que recibieron el fármaco se les suministro el placebo, por último todas vieron la película que no habían visto anteriormente, los resultados parecen ser claros, niveles mayores de serotonina hace que uno llore menos.
Así que la próxima vez que estés con tus palomitas en el cine y una lágrima empiece a resbalar por tu mejilla mientras tu acompañante parece impertérrito, ya sabrás que la culpa es de la diferencia en los niveles de serotonina en vuestros cerebros.
Ismael Pérez Fernández.