La serotonina, un neurotransmisor clave en la depresión, también afecta al comportamiento sexual de los humanos, asi fue publicado en la revista Nature por investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Biológicas, en Pekín. Las neuronas que usan serotonina como neurotransmisor, para mandar señales a otras neuronas, deben fabricarla ellas mismas a partir del triptófano, un aminoácido común en la dieta. Los bajos niveles de serotonina hacen que los machos pierdan interez por las hembras, basta restaura la síntesis de serotonina para que recobren su orientación en poco más de media hora. La fluoxetina, un antidepresivo de la familia de la serotonina es capaz de inhibir los comportamientos sexuales compulsivos, pero solo en los hombres homosexuales, no en los heterosexuales. Este dato se queda lejos de demostrar que la serotonina está implicada en la orientación sexual en las personas, pero sí apunta a ciertos efectos dependientes de la orientación sexual del individuo. Hay sólidas evidencias de que la homosexualidad tiene una base genética en la especie humana. Los gemelos, que comparten todos sus genes, concuerdan en su orientación sexual en el 50% de los casos, mientras que los mellizos, que solo comparten la mitad de los genes, concuerdan solo en el 22% de los casos. Los gais de una misma familia tienden a compartir las mismas variantes genéticas en zonas concretas de los cromosomas X, 7, 8 y 10.