La sexualidad y la violencia se intrincan en un constructo social básico. La sociedad estimula el control, el poder y la competición. Desde lo familiar la afectividad es casi intangible en este vínculo familiar violento. La familia por la cualidad y función establecidas constituye un espacio de privilegio para la expresión del dominio que pretende moldear al otro a imagen y semejanza del propio yo. Estas conductas son aprendidas desde el imaginario social donde los mitos y estereotipos sobre los lugares diferenciales del hombre, la mujer y los niños legitiman formas de relacionamiento, con un enraizamiento de la masculinidad (dominio y fuerza) sobre la femeneidad (inferioridad, dependencia, sexo débil, etc.). Priman las investigaciones que dan por resultado que todo maltratador ha de ser un hombre , ya que así lo apuntan las cifras estadísticas sobre casos de abusos o maltrato físico, posiciones superiores de mujeres maltratadas incomparables con las de hombres maltratados. Distintas teorías esclarecen:
Teoría biologicista: donde la biología y la herencia genética juegan un papel importante, así la acción de la testosterona, hace al varón más agresivo.
Teoría del aprendizaje en el marco social: afirma que la conducta violenta del hombre dentro del hogar es aprendida y que juega un rol preponderante las experiencias vividas en la infancia, ya sea que las haya experimentado como víctima o como espectador.
La teoría del género: donde la violencia intrafamiliar es una forma de dominación del hombre hacia la mujer en el marco de una sociedad patriarcal. En el proceso de socialización de género, el varón ha ido incorporando un conjunto de creencias, actitudes y valores que lo llevan al uso de la violencia como instrumento válido no sólo para la resolución de conflictos sino como forma de imponer su voluntad. Teniendo en cuenta que el hombre violento, podría haber sido víctima o testigo de malos tratos en el ámbito familiar, podríamos así confirmar la teoría de conductas aprendidas en el ámbito del hogar y así, por medio de la violencia, ejerce su poder.”
Emocionalmente se puede ver al hombre violento en una relación muy dependiente y simbiótica con la mujer que tiene a su lado (…)
Este hombre tiene baja autoestima, con una imagen negativa de sí mismo, se siente fracasado y en desventaja con los otros, no habla de sus sentimientos tampoco reconoce sus errores,controlador, manipulador, esa es la forma de compensar su fragilidad. La mujer que tiene a su lado es cosificada, sin posibilidad de autonomía, toda diferencia en la vida de la pareja es vivenciada por él como una amenaza real de perder su posición. Emocionalmente se puede ver al hombre violento en una relación muy dependiente y simbiótica con la mujer que tiene a su lado, necesita a su pareja a su lado para sentirse valorizado, posesivo y es así que llega a aislarla de las otras personas del entorno, ya sean familiares o amistades, y así de apoco la violencia se va convirtiendo en un hecho natural y cotidiano, así el otro pierde legitimidad y se transforma en cosa, y el hombre violento también se halla aislado emocionalmente y fuera de la casa usará el modelo machista cargado de ideas sexistas.
La sexualidad
Cuando entran en una relación de pareja con una mujer, muchos de ellos tienen miedo a ser dominados ya que han aprendido que quienes dominan son ellos y experimentan un gran miedo a que su pareja se vuelva independiente. Desde el ejercicio de la sexualidad se puede apreciar como estos hombres cosifican a la pareja como un instrumento dirigido hacia la satisfacción de un deseo sexual ,es decir son las personas capaces de mantener innumerables coitos para hacer gozar a un gran número de mujeres sintiéndolas como verdaderos objetos sexuales.
“(…) muchos de ellos tienen miedo a ser dominados (…)”
Cuando estos hombres se encuentran en grupo es interesante escuchar comentarios como “culo”, “tetas”, e incluso como ellos gozan en su privilegio de ser hombres asociados al poder que detentan y así dejando el amor de lado el sexo es utilizado como poder, el poderoso triunfa, el débil se somete y lo de siempre, el hombre arriba y la mujer abajo.
Es común que se hable de ganarse una mina como ganar un trofeo que premia su virilidad que cuanto más obtenga será más hombre y será mejor visto por la sociedad. Sociedad de doble discurso que no dirá lo mismo para las mujeres y puesto que los deseos no siempre se cumplen a veces es necesario aplicar algún tipo de coacción y así la víctima termina accediendo, así esa baja autoestima de estos hombres, este ganar implica una gratificación hacia sí.
La sexualidad de estos hombres ha sido objeto de estudio en estas últimas tres décadas como consecuencia de cambios ocurridos en el seno de la sociedad, el cambio más significativo es el feminismo con una gran crítica a las injustas relaciones de género y del papel de la sexualidad masculina en ésta.
Surge la liberación homosexual, la revolución sexual, la aparición de los movimientos de autoayuda. Todos estos cambios han hecho que la sexualidad masculina sea hoy por hoy objeto de crítica tanto a nivel político como social. La sociedad está conformada en una variedad de formas que favorecen a los hombres, no así a las mujeres. Las relaciones sociales están estructuradas y restringidas y hay que ser heterosexual. Las relaciones sociales está estructuradas por la dominación heterosexual, que es percibida como lo normal y natural mientras que las otras formas de sexualidad son consideradas perversas y no naturales.
”(…)son expertos, saben todo sobre sexo, conocen
a la perfección a las mujeres.”
Para poder entender la sexualidad masculina, tenemos que entender la construcción de su masculinidad. Así, la masculinidad hegemónica está basada en subordinar a las mujeres, la masculinidad hegemónica cumple con el mandato social. La masculinidad hegemónica es por sobre todo heterosexual, así el gran temor y odio hacia las personas homosexuales, la homosexualidad es vista como una traición al género. Es impactante pensar que la sexualidad masculina está vinculada a la identidad de género masculina, así el desempeño físico de los hombres en su sexualidad es el que confirma la masculinidad de los hombres, sexualidad del hombre, que está basada en la potencia, el desempeño: son expertos, saben todo sobre sexo, conocen a la perfección a las mujeres.
El mito de que un verdadero hombre no pierde su erección, el pene debe ser grande, les preocupa mucho a los hombres, ¿será aquello que tanto tenés tanto vales? Es interesante ver cómo los hombres les preocupa tener una buena erección,hay miedos de que los dejen si no cumplen con esas condiciones, porque para ellos el sexo es penetración y orgasmo, y deben ser agresivos porque suponen que a la mujer le gusta así; todo contacto físico deberá irremediablemente terminar en el sexo ya que lo consideran natural y espontáneo, es una relación donde necesitan el abrazo para vivir, pero como son machos no les esta permitido pedirlo. Las relaciones íntimas son estructuradas en base a la homofobia y a la misoginia por lo que la masculinidad se define como no femenina, lo femenino es denigrado, todo acercamiento hacia otro hombre produce gran tensión donde se mezcla miedo y odio. Y al ver a la mujer como cosa, como objeto , con sus palabras de desvalorización: “ no tiene cerebro”, “la gorda” “se viste como una loca”,pero aunque las digan, necesitan de sus parejas, son muy dependientes de estas mujeres y si se separan de estas, a la semana ya están saliendo con “otra mina”y nuevamente la paradoja, la intimidad con una mujer los lleva a sentirse con mucho miedo por la amenaza a su virilidad (lo que los hace sentirse frustrados), y para colocarse de nuevo en su nivel vuelven a usar la violencia, cualquiera sea la forma. No en pocas ocasiones, a los efectos de satisfacer sus deseos sexuales llegan a utilizar la violencia física, donde se producen incluso violaciones en el seno familiar.
Estos hombres sufren, deben ser tratados, en definitiva no tienen toda la culpa de ser o hacer lo que hacen. Si es que hay culpa la tiene la sociedad patriarcal, favorecedora de los valores machistas.
Según Flores Colombino, la masculinidad se produce por oposición en un proceso de diferenciación de lo femenino. Muchos autores analizan el vínculo madre-hijo donde la figura del padre queda relegada a un período posterior. El varón deberá demostrar que no se parece a una mujer ni a un homosexual muchas veces reprimiendo identificaciones iniciales.
Una propuesta terapéutica para el hombre violento, son los grupos de autoayuda, llevando a una reparación consciente, generadora de movilización; cada una de las historias va a ser analizada por sus integrantes y es fundamental el rol del coordinador para la movilización del grupo. Y paralelamente a los grupos de autoayuda habrá instancias de educación a través de talleres y/o charlas participativas, (sobre género, violencia, sexualidad), esto les hará comprender mejor la violencia y sus consecuencias, su prevención, donde aprenderán los pródromos del acto violento y qué hacer para tomar distancia. Es importante educar para prevenir, paralelamente instrumentar métodos de relajación e integración ya que carecen de empatía. El trabajo corporal va a permitir conocerse, entender y vincularse con otros con límites precisos, tiempo de inicio y de final, ya que la tardanza genera ansiedad al grupo.
Se agradece al Lic. Marialis Esquivel, y al Dr, en sex. Victr Martinez Gonzales Rodriguez que me facilitaron bibliografia de su autoría.
BIBLIOGRAFÍA
-Soc. Uruguaya de sexología, Apuntes del curso, “Violencia doméstica y abuso: un enfoque sexológico”.
-Manuscrito de “Jornada Interdisciplinaria sobre masculinidad”, (2000).
- Diario la República, ”El 100% de los hombres uruguayos tienen conducta domésticas violenta”, pág.34, 25-11-01, Uruguay.
-Corsi,J. y col. (1999) ”Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención”, 1° ed., Editorial Paidós, Buenos Aires.
-Corsi J. (1999) “Violencia familiar. Una mirada interdisciplinaria sobre un grave problema social”,1° ed. Editorial Paidos, Buenos Aires.
-Dutton,D. G.,Golant, S.K., (1997) “ El golpeador , un perfil psicológico”,1° ed. Edit. Paidós Buenos Aires.
-Echeburúa Odriozola,E.(1998) “Personalidades Violentas”, 3° ed., Ediciones Pirámides, S.A., Madrid.
-Flores Colombino (1983) “ Estudio sobre la sexualidad humana”, Montevideo.
-Flood, M.(1998) “La sexualidad de los hombres heterosexuales”, 1° ed. Edit. Pirámides.