Nada como empezar el nuevo año simplificando todo en nuestra vida: pensamientos, relaciones y actividades que nos distraen y desgastan constantemente. Una señal de que estamos simplificando nuestra vida, o en otras palabras…que estamos enfocándonos y priorizando, es que tendremos menos tiempo para dedicar a nada. Cada acción estará dedicada a avanzar, aunque sean pasos muy pequeños. Es muy probable que encontremos una o varias personas que no estén de acuerdo en que tengamos prioridades claras porque no les podremos dedicar el mismo tiempo o interés que antes. No quiero decir que nos volvamos ermitaños y completos antisociales (dije completos porque en cierta parte sí tendremos que cambiar jaja), sino que valoraremos tanto nuestro tiempo que no estaremos dispuestos a mal gastarlo y estaremos conscientes que en la medida que nosotros mismos respetemos nuestro tiempo también otros lo harán.
No comparto que tengamos que quedar bien con todos, me he liberado de esa presión que por tanto tiempo me agobiaba ;) y mucho menos asistir a algún lugar solamente porque nos inviten o porque se espere de nosotros que lleguemos. Estoy en total desacuerdo…ya que en muchas ocasiones he leído o escuchado las historias de los grandes personajes que influenciaron con su genialidad o excelente trabajo…y la mayoría no hacían lo que se esperaba de ellos, sino que se enfocaban de tal manera que se perdían en su arte o en su oficio y por eso lograron ser buenos.
La mayor lección que aprendí este año fue a simplificar para poder ser más productiva y sobretodo más feliz. Aunque aún tengo muchos sueños por cumplir logré reunir todo en solamente 3 metas o áreas importantes. Esto me permitirá avanzar en esas áreas durante este nuevo año que viene. Cuando el panorama está claro no perderemos el tiempo en distracciones.