Revista Cultura y Ocio
Por fin he acabado Sociedad Juliette, no sé ni cómo, pero he acabado.En mala hora, un día paseando por el FNAC la vi promocionada, y me gustó la portada.La escritora se apunta al carro de la trilogía de Cincuenta sombras, aprovecha su pasado como actriz en el mundo del cine porno para inspirarse y como resultado le sale la Sociedad Juliette.Por lo general, no creo en literatura de hombres y/o de mujeres, pero en el caso de la novela erótica, creo que es imprescindible la diferenciación porque cada sexo busca cosas diferentes.Yo soy defensora de las Cincuenta Sombras porque asumiendo que no es un buen libro, me resultó entretenido y me enganchó hasta el final. Los porqués los expliqué en su día, pero creo que su gran gancho es estar creado de principio a fin para mujeres.Y si bien, las Cincuenta Sombras era un mal libro erótico para un público femenino, creo que Sociedad Juliette es un pésimo libro, no sé si erótico, pero es un libro que no conecta con las mujeres ni su visión de la erótica… ni de lejos.La trama ( la que se sospecha) hueca, muy hueca, el estilo es malísimo, el tono soez, vacio… por no hablar de esta manía de las editoriales del genero de que todos pasemos por experiencias sado masoquistas…La escritora y su estilo son simplones, la Sociedad Juliette que da nombre al libro, aparece de refilón ocupando unas pocas páginas, se trata de una excusa para que la autora secuencie todas sus fantasías sexuales sin ton ni son. Y sin caer en los tópicos, si a todos nos ha marcado nuestros trabajos del pasado… a Shasha Grey se ve que también le ha pasado, y se le nota mucho al escribir...El libro avanza a trompicones, no está pensado, ni estructurado, los diálogos son pésimos, previsibles los personajes…La editorial lo presenta dentro del genero erótico pero no lo es ni de lejos, es ese libro que se comprarían los amantes del porno, si desapareciese el cine X para siempre, la emisión de tv a altas horas, internet, y no quedase otro remedio que leerlo en vez de verlo.Como para no repetir y advertir al resto de la humanidad del peligro.