El 11 de abril, la primera sonda lunar de Israel no pudo cumplir su histórica misión de aterrizar sobre la Luna. Sin embargo, Beresheet se convirtió en la primera nave privada en viajar hasta la Luna, lo que probablemente cambiará para siempre el panorama del viaje espacial.
La sonda Beresheet (Génesis), construida por SpaceIL y Israel Aerospace Industries (IAI), apuntaba a convertirse en la primera sonda israelí y la primera misión financiada por privados en aterrizar suavemente sobre la Luna, pero el pequeño robot no pudo lograrlo, estrellándose sobre la superficie lunar. Control de misión perdió la comunicación con la sonda cuando se encontraba a unos 149 metros de la superficie.
“Tuvimos una falla en la sonda; desafortunadamente no logramos aterrizar con éxito”, dijo Opher Doron, director general de IAI, durante una transmisión en vivo desde control de misión. “Es un gran logro hasta ahora”.
Con esto, las naciones que han logrado aterrizar con éxito en la Luna siguen siendo tres: la Unión Soviética, Estados Unidos y China.
Un largo camino a la Luna
La historia de Beresheet comienza en 2011, cuando la organización sin fines de lucro SpaceIL se formó para competir en el Google Lunar X Prize. El GLXP ofrecía 20 millones de dólares al primer equipo equipo financiado de forma privada que lograra posar suavemente un robot sobre la Luna, moverlo al menos 500 metros en la superficie y haber enviado imágenes de alta resolución a la Tierra.
El segundo en conseguirlo recibiría 5 millones. Había 5 millones adicionales por varios logros especiales, elevando el monto total del concurso a 30 millones de dólares.
La competición terminó el año pasado sin un ganador, pero SpaceIL y IAI, la compañía aeroespacial y de defensa más importante del país, continuaron trabajando en Beresheet. Aunque no son los únicos, ya que otros equipos de GLXP, como los estadounidenses de Moon Express, también han seguido con sus proyectos.
El mes pasado, la Fundación X Prize anunció que SpaceIL podría ganar 1 millón de dólares como premio si Beresheet aterrizaba exitosamente en la superficie lunar. Minutos después de estrellarse, desde X Prize comunicaron que SpaceIL y IAI recibirían el premio a pesar de fallar en el aterrizaje.
“Creo que lograron tocar la superficie de la Luna, y eso es lo que buscábamos para nuestro premio”, dijeron desde X Prize.
El aterrizador fue lanzado el 21 de febrero a bordo de un cohete Falcon 9. Beresheet continuó orbitando alrededor de la Tierra durante las siguientes seis semanas, encendiendo sus motores para acercarse a la Luna.
Beresheet terminó viajando 6,5 millones de kilómetros durante esta fase de la misión. Ninguna otra nave había tomado un camino tan largo hasta el satélite natural.
La estrategia de Beresheet dio frutos el 4 de abril, cuando la gravedad de la Luna capturó al aterrizador. Luego, Beresheet acortó su órbita lunar a través de una serie de encendidos de su motor, con el último ocurriendo el 10 de abril. Esa maniobra de 32 segundos llevó la sonda a una órbita altamente elíptica con su máximo acercamiento de 15 a 17 kilómetros y con su punto más lejano a 300 kilómetros de la superficie.
Plan en la superficie
El aterrizaje debía ocurrir de manera autónoma en un lugar cercano a Mare Serenitatis (o Mar de la Serenidad), en el lado visible de la Luna. No obstante, una falla en su motor principal provocó que cayera desde una altura de aproximadamente 10 kilómetros alcanzando una velocidad cercana a 700 km/h.
Beresheet fue diseñada para hacer algunas mediciones de la gravedad local en su sitio de aterrizaje durante sus dos o tres días de trabajo en la Luna. La nave también llevaba un pequeño láser retrorreflector construido por la NASA; una tecnología de demostración que podría incrementar la precisión de futuros aterrizajes en la Luna y otros cuerpos celestes. Pero, en realidad, Beresheet no era una misión científica.
Los objetivos principales, dijeron los representantes de SpaceIL y IAI, supusieron avanzar en el programa espacial de Israel, aumentando el conocimiento tecnológico de la misión e interesar a la gente joven en la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Y ciertamente el aterrizador hizo todo eso. Se las arregló para llegar a órbita lunar, enviar una fotografía desde cerca de la superficie lunar y casi logra aterrizar. Y Beresheet hizo todo esto por un costo total de solo 100 millones de dólares, incluyendo el lanzamiento.
Además, los miembros del equipo se han reunido con más de 1 millón de escolares israelíes durante los últimos ocho años, llevando el mensaje de la exploración espacial a las masas jóvenes. En el futuro, algunos de esos niños se convertirán en científicos y quizá ayuden a diseñar, construir u operar sondas.
Fuente: Space