Revista Maternidad

La suerte de la fea...

Por Mamaenalemania
Se dice, se cuenta, se comenta que la suerte de la fea, la guapa la desea.
Y, miren ustedes por donde, es verdad verdadera.
Aunque personalmente no me gusta llamarlo suerte, sino gracia y salero, lo que no tenía yo tan claro es si en este lance particular de lo que se trata es de natural equidad retributiva o instinto de supervivencia.
Tal y como está el mundo, les parecerá esto una tontería, pero a mí es un tema que me preocupa sobremanera. Porque es que verán, yo a mis pollelos los quiero mucho y a todos igual, pero ciega no estoy.
Sé que el mayor es guapo y que el pequeño volverá a serlo en cuanto le crezca pelo; pero mi Destroyer, señores, es un tema aparte.
Siendo como es el que más se me parece, me consta que con los años mejorará un porrón y que no tendrá nada que envidiar a sus agraciados hermanos; pero de momento y muy a pesar de su respingona naricilla y su boquita de piñón, en lo que a guapura se refiere no tiene que hacer.
A una cocorota de dimensiones adultas y unas orejas asoplilladas, añádanle una paleta desaparecida, otra renegría y una extensa cicatriz en el párpado derecho. Y una risa malévola y mucha - pero que mucha - energía. Con decirles que este Halloween triunfó de Frankenstein y sólo tuve que simularle los tornillos se harán una idea aproximada de la facha del mediano.
Supongo que ahora entenderán mi extrañeza al comprobar su supremacía salivante entre féminas de todas las edades, estando como está el niño flanqueado por dos bellezones proporcionados y más o menos civilizados.
Años llevo intentando desvelar el misterio, barajando a diario infinitas posibilidades que me aclaren su irresistible atractivo más allá de mí misma que, al fin y al cabo soy su madre y me resultaron todos guapos hasta recién paridos y arrugaos.
¿Será que dice cojonito? ¿que juguetea con su pelo cuando está cansado? ¿Será que dulcifica la voz cuando pide galletas?  ¿que todos sus peluches se llaman "Fresa"?
Pero nada terminaba de convencerme. Al fin y al cabo, todo esto no son más que gajes de la edad y cualquier rorro a los tres años encandila a disparates.
Me sorprendía acuñando términos como karma compensativo, justicia existencial o equidad reproductiva y fascinada por el egoísmo del gen y el saber hacer de la madre Naturaleza.
Hasta ayer mismo, que me di cuenta de que eso del karma es una chorrada y de que la Naturaleza con lo que ha compensado a Destroyer es con un cerebro privilegiado y un extensísimo morro. O ya me dirán ustedes si es normal que me llame mi compañera de despacho por la tarde llorando a moco tendido. De la risa. Porque su íntima amiga resulta ser la que lleva la comida a la guardería todos los días y la acaba de llamar también llorando; y también de la risa.
No te lo vas a creer, me decía entre jocosos espasmos, pero al terminar de entregar los pucheros se le ha acercado tu mediano y le ha dicho, así tal cual "¿sabes? cada día estás más guapa."
Féminas del mundo, sabed que estáis perdidas. Porque ahora os hace mucha gracia, pero cuando se estire y tenga dientes os va a traer de calle. A todas.

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