Boni con un Palha que no quiso banderillear Esplá. Salmonetes
Decía Jean de La Bruyère que hay situaciones en la vida en las que la verdad y la sencillez forman la mejor pareja. Es un cita que viene pintiparada para describir la aquilatada torería del que, posiblemente, luzca la más lustrosa coleta de plata en los últimos tiempos, a pesar de las gazmoñerías esas del arte. Verdad y sencillez, dos de los pilares del toreo clásico.
Nieto, hijo y sobrino de toreros, triunfador, como espada, del San Isidro del 89, profanando dos tardes consecutivas pelo a garlopos de Don Félix Hernández Barrera -Guardiola Soto- y de Murteira Grave, que ahí es ná. Rafael Perea, el Boni, ha transportado en el tiempo, como si supiese la fórmula del condensador de fluzo del DeLorean de Doc (el científico cano y chiflado de Regreso al Futuro), la vieja escuela de la lidia a las órdenes de doña eficacia; la astucia de zorro que conoce el oficio, que sabe ver a las primeras de cambio si una gallina va para puta o novicia; en la defensa de la soberanía de las distancias, los terrenos y las alturas, pocas autoridades han alcanzado su jerarquía y no creo que haya matador que haya disfrutado de sus servicios que no repare en la "coincidencia" de que las mejores faenas, los más bravos toros de su carrera, han pasado por la cabeza, el corazón y las muñecas de este torero de dinastía.
En tiempos destinados a que venza la cursilería sobre la hombría, este Boni ha sabido lidiar Victorinos con guante de seda, banderillear Palhas con agallas de maquis y aristotélica maestría, con ojo de tecnócrata ha aprendido a administrar las anémicas vergüenzas de lo más bajo de la cabaña brava y cuando se lo ha propuesto, con la guapura del que más, ha sabido lucirse, ahí envejecen como testigo todas esas arenas que han visto como era obligado a desmonterarse.
La suerte del Cid, esa bendición que hace que te embista un Hernández Plá o una alimaña de la A coronada, azar extrañamente envidiado por las sotas del arte, pero para los demás, no para ellos, que prefieren verse en otros menesteres más terrenales, tiene un nombre:
Rafael Perea Cordero, Boni.