
La teoría de la Tierra hueca no era del todo nueva, la idea de espacios abiertos dentro de la Tierra había sido sugerida por pensadores antiguos como Aristóteles, Platón y Séneca. La existencia de cuevas y volcanes daba apoyo a este concepto, además abundan leyendas y cuentos populares de civilizaciones ocultas en las profundidades de la Tierra.
En 1691, para explicar las variaciones en los polos magnéticos de la Tierra, el astrónomo real Sir Edmond Halley, más conocido por el descubrimiento del cometa que lleva su nombre, propuso una Tierra hueca que consistía en cuatro esferas concéntricas. Halley decía que el interior de la Tierra debía estar iluminado y habitado, la idea de un Creador fracasando en su empeño de poblar las tierras e iluminando a esta la población parecía inconcebible. Halley propuso que un fondo luminoso llenaba la cavidad, y atribuyó la aurora boreal al escape de esta luz a través de la corteza en los polos.
Para hacer esta extraña idea aún más extraña, Cyrus Teed, un médico del siglo XIX, alquimista y experimentador de la electricidad, llegó a la conclusión de que el mundo no sólo era hueco, sino también que existían seres humanos viviendo en su superficie interna. Teed tuvo esta idea en 1869, cuando tuvo una visión con un ángel que le anunció (después de que Teed hubiera sido sorprendido inconsciente en uno de sus experimentos) que era el mesías. De acuerdo con el ángel, el Sol y otros cuerpos celestes salían y se ponían en la Tierra hueca debido a una atmósfera que provocaba que la luz se curvase en arcos extremos. El cosmos, según él, estaba contenido dentro de la esfera, que tenía de 8.000 kilómetros de diámetro. Teed cambió su nombre a Koresh (la forma hebrea de "Ciro"), fundó su propio culto (Koreshanismo) y, finalmente, construyó un complejo para sus seguidores, unos 250, en el suroeste de la Florida. El complejo es ahora conservado por el estado de Florida como el Lugar Histórico del Estado Koreshiano y atrae a decenas de miles de visitantes cada año.
Publicado en Odisea Cósmica
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