"LA TEORÍA DEL TODO": Crítica de cine en pocas palabras

La Teoría del Todo es un film que cuenta la historia del físico y cosmólogo Stephen Hawking a lo largo de un periodo de treinta años de su vida, desde poco antes de que se le diagnostique su terrible enfermedad hasta la publicación de su libro Breve historia del tiempo en 1988.

Interpretada espectacularmente por un Eddie Redmayne que, muy merecidmente, se ha ganado una nominación al Oscar y que le enfrenta a Benedict Cumberbatch en The Imitation Game (Crítica aquí) y a Michael Keaton por Birdman (Crítica aquí), la película es la adaptación del libro Viajando al infinito: mi vida con Stephen Hawking escrito por Jane Wilde, la primera mujer de Hawking, interpretada en la película por una magnífica Felicity Jones que demuestra que es algo más que una cara bonita y que también ha recibido su nominación.

La película se centra, principalmente, en los aspectos más personales de la vida del físico, dando prioridad a sus relaciones personales y amorosas sobre su versión de genio de la física. Y ahí es dónde más cojea la historia pues, si bien es destacable la visión del científico que aporta la mujer que pasó con él la mayor parte, o al menos la parte más destacable de su vida, me resultó más interesante la primera mitad de la película que se centra más en Hawking y cómo lidia con la evolución de la enfermedad que la segunda mitad donde su sufrida esposa toma el protagonismo.

La película cuenta con más virtudes además de las impecables interpretaciones de los dos protagonistas. Un nivel muy alto en cuanto al apartado técnico con una gran fotografía y una dirección artística destacable. La banda sonora es otro de los puntos fuertes de un film que, sin ser redondo, nos mantendrá enganchados de principio a fin. Además, el guión, muy equilibrado, nos ofrece momentos cómicos, muy emotivos y dramáticos que permite a los actores desplegar todo su talento. Redmayne tiene momentos estupendos en los que consigue transmitir un mar de sensaciones con apenas un par de miradas que harán que se nos encoja el corazón.

Lo mejor: Eddie Redmayne y Felicity Jones, aunque no quiero olvidar al estupendo David Thewlis. La escena en que Hawking está en la bañera observando con calmado terror cómo va perdiendo el control de su cuerpo es sobrecogedora.

Lo peor: La parte de la historia que se centra más en Jane que en Stephen.

Nota: 7,5