La terapia de la compra ( retail therapy en inglés) está de moda. Según dicen relaja, distrae y conforta el alma, es más económico que un psicólogo y te permite estrechar tus lazos sociales con las amigas que te acompañan - o con las que compartes tus compras vía Facebook.
¿Tienes mucho estrés? Unos nuevos zapatos te permitirán olvidarte de tu trabajo por un momento. ¿Te has peleado con tu pareja? Un nuevo vestido te hará olvidar las penas. ¿La fecha de entrega para el informe es mañana? Con el bolso perfecto estarás más a gusto. El shopping no sólo un hobby, también se ha convertido en una válvula de escape para el día a día.
La distracción como estrategia de supervivencia
Comprar es pura distracción. Las tiendas están optimizadas para llamar la atención, para que te fijes en sus productos, para que te enfoques en sus ofertas. Ir de compras significa comparar colores, modelos, tallas y precios.
Las preocupaciones y el agobio no caben en este mundo lleno de colores llamativos y cambiadores apretados. Durante unas horas consigues escaparte de tu día a día - con la esperanza de que aquel nuevo par de zapatos te traiga la felicidad a casa.
El sueño de un futuro mejor
La terapia de la compra es tan eficaz, porque genera endorfinas - por lo menos a corto plazo. En el momento de escoger el producto, de pagarlo, de llevarlo a casa sientes una felicidad enorme. Finalmente tienes la prenda que te faltaba para que tu armario sea completo. Ya era hora de que te hicieras con este cacharro de cocina que revolucionará tus habilidades culinarias. El momento de la compra es el inicio de una nueva vida - que durará aprximadamente una semana.
El reconocimiento de tu entorno social
El teléfono de última generación, los vaqueros de una determinada marca, el bolso de un diseño específico: la ropa y los accesorios tienen un significado que va más allá de su utilidad práctica. Son parte de quién eres y como quieres que el mundo te vea. La terapia de la compra se presenta como una estrategia para dejar atrás tus limitaciones y vivir todo tu potencial por el precio de una camiseta de marca.
Hasta que un día te das cuenta que por mucho comprar no estás más satisfecho con tu día a día. El armario alborotado de ropa no te ha convertido en la persona bien-vestida y elegante que te imaginabas en el cambiador. La cocina llena de cacharros y accesorios no ha revolucionado tus hábitos de comer. Las mil y un cremitas, champús y sombras de ojos no te han convertido en una modelo.
La terapia de la compra no es una terapia. Es una paliativo a corto plazo que no resuelve el problema de fondo. Te distrae, te permite huir de las cuestiones más complicadas: ¿Qué es lo que quiero conseguir? ¿Qué es lo que necesito? ¿Quien soy y quien quiero ser?
Es hora de guardar la tarjeta de crédito y encontrarte contigo misma.