Ha sido el fin de semana con menos espectadores en el cine en la historia. Motivos: Buen tiempo, estamos sin blanca y algún lerdo ha subido el IVA de la cultura. Es más barato drogarse que ver una película.
Los cines vacíos retratan una epidemia de rotura de meninges. Es carísimo gastarse el dinero de una entrada y es muy barato un móvil de 400 euros. Los dueños de las salas —por lumbreras, deben tener genes de ministro—, suben y suben el precio de las entradas y venden combos de palomitas a precio de farlopa. ¿Es mejor una sala con 200 personas, a 4 euros por cabeza, o una con 20, a 9 por timado? La sincultura decide sobre cultura, como los que no han trabajado solucionan el desempleo. En veinte años, el ministro de kultura (con “k”) será un onanista mental que sonreirá cuando lo llamen “onanista”, porque desconocerá la palabra. Las salas de cine serán una reliquia para ver a la selección española de cualquier deporte con pelotas+bolas.
El fin de semana con menos espectadores de la historia se ha estrenado en España Tierra Prometida, una película con trasfondo ecológico muy actual, ahora que genuflexionamos a Cuenca por cualquier “Bienvenido mister Marshall” que rescate del rescate. El film es aceptable en lo cinematográfico e imprescindible en su mensaje. Tierra Prometida (gracias por no haber traducido “Promised Land” como “Gasea como puedas”. Ay, España…) habla de fracking, sueños, promesas, necesidades y dinero, dinero que lo compra todo.
Un consejo: ve a verla antes de que desaparezca de la cartelera. Sí, ya sabemos que cuesta un ojo de la cara y con niños y palomitas, ojo, bazo y riñón, pero merece la pena, y no sólo por este film. Si perdemos la cultura, perdemos la creatividad, el pensamiento, la esencia del ser humano. Ve con tus chavales, si los tienes, para que aprendan a aprender en silencio, para que algún día puedan ir con sus propios hijos a un ritual colectivo sin elementos tóxicos físicos ni mentales.
Tras el salto, otras razones para ver Tierra Prometida.
-La asociación de críticos norteamericanos la han incluido como una de las 10 mejores películas del año.
-Gus Van Sant se olvida del cine “moderno” lo que bien mirado, con tanto experimento pasado (y pesado), es positivo.
-Matt Damon gana arrugado. Con los años tiene menos cara de pardillo.
-El elenco es magnífico. Frances McDormand, en su línea, vuelve a hacer una actuación genial.