Revista Cultura y Ocio

La tiranía de la novedad ¿Es real?

Publicado el 22 enero 2019 por Daniel Daniel Pérez Castrillón @Mangrii
Lo admito. Soy el primero de la lista. La tiranía de la novedad me vence constantemente. Cada mes salen cientos de títulos que copan nuestras listas de lectura. Y desde que hago las de la revista Windumanoth, podría afirmar que el doble. A raíz de la polémica de los 30 libros de Marie Kondo y este fantástico artículo sobre deshacerse de los libros de Gabriella Campbell, me surgió otra reflexión que me resquemaba por dentro: ¿Cuántos libros compro tan solo por ser novedad y dejo en mi pila sin leer? ¿por qué lo he comprado, al fin y al cabo? ¿de verdad tanto quería tener y leer ese libro, cuando en mi pila reposan otros tantos que compre supuestamente con ese mismo interés? ¿por qué al final no los he leído?
La tiranía de la novedad ¿Es real?
Lo sé. Las editoriales tienen que vender. Las campañas de marketing hacen su trabajo. Vivimos en una sociedad de consumo, y es lógico que se nos incite a consumir. Pero reconozcámoslo, a veces se nos va de las manos. Mucho. Y vuelvo a ponerme el primero de la lista. Si cuento la pila de libros sin leer que tengo en mis aposentos… bueno, me da hasta vergüenza decir el número. Es alucinante la facilidad que tenemos los avezados lectores para acumular títulos y títulos en nuestras baldas sin haberlos tocado desde que los compramos. Tantos, que a veces llegamos a comprar algún título repetido y todo sin saberlo. Y sí, se que no soy el único.
Tsundoku. Ese término japonés que se ha puesto de moda para referirse a la acción de comprar libros y apilarlos sin leer. Vuelvo a ponerme como punta de lanza. Padezco tsundoku. También soy de esos que sueñan con una casa que tenga una librería enorme que cope toda una habitación y otros rincones de su casa. No está nada mal. Es un sueño bastante factible al ritmo actual de publicaciones y compras. Marie Kondo no estaría orgullosa de mí, eso seguro. Pero lo reconozco ¿no sería mejor tener tan solo libros que nos hayan marcado y no solo la pila con las novedades de turno? ¿no sería lo ideal que la coparan libros que hemos leído con verdaderas ganas y nos han llegado hondo?
La tiranía de la novedad ¿Es real?
Estas preguntas son un arma de doble filo. Claro, a mi me apetece leer novedades como el que más. Sería hipócrita decir otra cosa. Sobre todo, por que leo a mis compañeros bloggerosy me causan interés. Las reseñas y redes sociales tienen ese potente efecto. Porque quiero estar en la onda del momento. En la conversación del café del trabajo, como quien dice. Pero también tengo títulos anteriores. Títulos que ya no están tan de moda (aunque a veces se siga hablando de ellos), que en su momento no me dio tiempo a leer o que desconocía, pero que supuestamente me interesaron por algún motivo ¿Por qué no los leo ahora si ya los tengo en mi estantería? ¿Me interesan tanto realmente? ¿Qué guía mis lecturas?
De ahí venia toda mi reflexión y pensamiento tras todo el asunto de Marie Kondo. Y mi respuesta fue: La tiranía de la novedad. Siempre, o casi siempre, antepongo alguno de esos libros que tanto me apetece leer por la novedad de turno. Justo por que acaba de salir, porque alguien ha hablado de ella cuando me acercaba a mi estantería, por algún compromiso, o para poder hablar de ella en el blog y en las redes sociales en el momento. Me he dado cuenta de que tengo intereses y libros que me encantaría ponerme a leer, y no lo hago por esta tiranía que me mueve. Los voy dejando de lado con excusas banales como, por ejemplo, que es muy tocho y me va a llevar bastante tiempo poder terminarlo. Increíble, ¿verdad? Algunas veces, creerme, son excusas incluso más ridículas.
La tiranía de la novedad ¿Es real?
Pero me he dicho basta. Al menos, en parte. No me voy a obligar, claro. Obligar, sería caer en el mismo error de la tiranía ¿La tiranía de la antigüedad, quizás? En fin, voy a leer lo que me apetezca y cuando me apetezca.Ya debería hacerlo por mi propia salud lectora, eso me podríais decir. Nadie me obliga a nada. Es uno de mis hobbies. Pero, hasta ahora, no me he dado cuenta de la espiral que me envolvía poco a poco. De como esta tendencia había cambiado hasta mi forma de disfrutar de la lectura. Voy a moverme por mis estanterías cual felino y escoger lo que quiera, dejando atrás el factor de la novedad, la longitud o la excusa que me quiera poner. Si me apetece una novela corta, adelante. Que es un tochal de fantasía que rompe los brazos, pues lo mismo. Que es la novedad del momento, pues también. Sin excusas. Sin lamentos. Solo disfrutar como hacia antes. Paladear cada lectura.
Repito, que esto es una reflexión meramente personal y que solo quería compartir con todos vosotros, queridos lectores, por si alguno se ha visto en la misma situación. Creo que mi ritmo lector, perdido últimamente en el limbo, lo agradecerá. Y mi bienestar como lector, creo que también lo agradecerá. No digo que derroquemos la tiranía de la novedad, nada más lejos de la realidad. No digo que deba cambiar mis hábitos lectores por completo, ni que debáis cambiar los vuestros. Tan solo, yo voy a darles un giro de tuerca, tras darme cuenta, de que la tiranía de la novedad es real y me afecta más de lo que pensaba.

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