Revista Cultura y Ocio

"La trampa de miel", de Unni Lindell: cuando la trampa es el dolor

Publicado el 18 enero 2014 por Lidiacasado

Ficha técnica:

Título: La trampa de miel     Autora: Unni Lindell          Editorial: Siruela   Género: novela policíaca Páginas: 410   Publicación:  2011              ISBN:  978-84-9841-568-1

Sinopsis (editorial):

 Unos días antes del comienzo de las vacaciones de verano desaparece Patrik, un niño de 7 años que volvía solo del colegio a casa. Hace calor, todo está  tranquilo. La furgoneta de los helados ha hecho su ronda habitual, la anciana que vive recluida al final de la calle espía por la ventana, dos niñas saltan sobre una cama elástica en el jardín vecino. Una semana después, una inmigrante ilegal muere atropellada. Era la novia del conductor de la furgoneta de los helados, y trabajaba en el barrio residencial donde desapareció Patrik. El inspector de policía Cato Isaksen tendrá que enfrentarse a numerosos retos; no sólo a las terribles conexiones que descubrirá entre ambos casos, sino también a su peculiar nueva compañera, la joven y tozuda Marian, que en ocasiones parece tener una desconcertante empatía con la mente criminal…
 Puede que esta sea una de las novelas negras más atípicas que he leído. Y lo es por muchas razones. En primer lugar, porque en la propia portada explican que es "el primer caso de la agente Marian Dahle" y, en puridad, la agente aparece relativamente poco. Realmente (o al menos eso me ha parecido a mí) el peso de la investigación y de la trama lo lleva Cato Isaksen, aunque es cierto que la intuición y la capacidad de comprender y empatizar con el criminal de Dahle resultan determinantes para dar con el culpable. 
   Además, junto a la investigación pura y dura, la trama se centra en la relación entre Dahle y Isaksen o, más bien, en el rechazo que la primera produce en el segundo, jefe de la unidad a la que Dahle ha sido incorporada (aprovechando, para más inri, la ausencia de Isaksen). También las dinámicas que se establecen en esta relación me han parecido novedosas, porque estamos acostumbrados a ver parejas de investigadores que se llevan más o menos bien (muchas veces, incluso estupendamente), pero pocas veces (o pocas veces que yo haya leído) que se ninguneen y se rechacen de esta manera. Este rechazo da pie a una caracterización de personajes singular, más centrada en lo negativo que en lo positivo, aunque en el caso de Dahle lo uno y lo otro parecen estar irremediablemente unidos.
   Y es que la personalidad de Dahle es uno de los elementos más controvertidos de la novela. He leído por ahí (aquí, por ejemplo) que se la compara con Lisbeth Salander y yo (al menos de momento, con una única novela leída) no lo veo. Es rara, sí... ¿pero es que ahora todas las mujeres raras son Lisbeth Salander? Creo que Lisbeth tenía unos motivos y no sé hasta qué punto son compartidos por Dahle pero, en cualquier caso, sus personalidades no me parecen iguales, más allá de sus peculiaridades y su fortaleza. Acabada la primera novela, Dahle me parece una mina por explotar, una rareza por descubrir. Creo que en La trampa de miel solo aparece dibujada a grandes rasgos y que aún nos queda mucho por descubrir e investigar junto a ella.
  Otra de las peculiaridades de esta novela es una de las fijaciones no sé si de la autora o de la saga: la constante presencia de la suciedad, del desorden y de los restos de comida. Parece una tontería o algo anecdótico pero, dentro de la novela, sirve para caracterizar con bastante acierto a los personajes que en ella moran, como si su falta de aseo o lo que comen determinara lo que son.
   De igual modo, también me ha parecido muy significativa la relación que la autora establece entre los humanos y los animales, relación que, en muchas ocasiones, funciona como gran metáfora del comportamiento humano y de las relaciones que establecemos entre nosotros y lo que nos rodea.
   Lindell crea una galería de personajes que viven juntos pero que están aislados en sí mismos y en sus mundos particulares, heridos, descosidos, con problemas para relacionarse con los seres que les rodean y que cargan sobre sus espaldas el terrible peso de sus pasados. Una galería de los horrores que hace que todos parezcan autores del caso que se investiga. Y en esa galería, podrían ser tan culpables los que investigan como los que son investigados.
   Un caso, por cierto, que nos sitúa frente a la inocencia cercenada, la infancia robada (por la muerte, sí, pero también por el afán de ser o parecen mayor, como le ocurre a las dos lolitas de la novela), frente al ejercicio de la paternidad y la maternidad y frente a los "qué podría haber hecho mejor" que siempre nos planteamos los padres en algún momento de nuestras vidas.
     Por lo demás, La trampa de miel transcurre con el ritmo lento de las tardes de verano y se demora en la investigación sobre la condición humana y sus fracasos. Escrita con un estilo pulcro y trabajado, la primera entrega de Marian Dahle propone una novela negra diferente en la que el dolor por las vidas perdidas (las que se llevó la muerte, sí, pero también las que siguen transitando por este mundo) se convierte en gran protagonista.   Nos seguimos leyendo.
Agradezco a Siruela el envío de este ejemplar.

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