Revista Salud y Bienestar

La transferencia del conocimiento

Por Pedsocial @Pedsocial

La transferencia del conocimientoLa transferencia del conocimiento, la divulgación: un compromiso inexcusable

La adquisición del conocimiento es un trabajo de toda la vida. Una parte es formal, en la escuela y las otras enseñanzas académicas. Otra te la va dando la vida, y a eso llamamos experiencia. Hay profesiones y colectivos que naturalmente acumulan conocimiento. Es parte de su trabajo, como también lo es la de repartir este conocimiento mediante el sistema educativo.
Pero hay mucho conocimiento acumulado en personas e instituciones que lo reservan y custodian como una propiedad. Incluso existe el concepto de la propiedad intelectual. La academia lo hace habitualmente y se entiende que es natural.
El conocimiento, sin embargo, es de todo el mundo, y una de las obligaciones de los que lo poseen es que se extienda naturalmente a otros. Es lo que se conoce como la transferencia del conocimiento. Se deben habilitar sistemas para que el conocimiento que tienen instituciones, empresas y organizaciones esté al alcance de todos.
En el mundo de las organizaciones de provecho–aunque también se diga eso tan feo del “ánimo de lucro–como el de las empresas, se reconocen diferentes tipos de conocimiento. El conocimiento “cerebral” es la que depende de las habilidades conceptuales y capacidades cognitivas; lo que tienen en la cabeza. Hay un conocimiento incorporado orientado a la acción y lo forman prácticas y actividades. También existe un conocimiento cultural adquirido a través de la socialización y aculturación; el lenguaje corporativo es parte de éste. Un conocimiento profundo es tácito y se refiere a las relaciones entre las funciones, tecnologías, procedimientos formales y rutinas emergentes dentro de un sistema complejo. Y también un conocimiento codificado que se transmite en signos y símbolos (así como libros, manuales, procedimientos, etc.) que permite la transmisión, el almacenamiento y la compartición de los conocimientos. Sin embargo, en las organizaciones, el sentimiento propietario del conocimiento impide a menudo que se pueda compartir.
Es necesario que se salten estas limitaciones.
La Unión Europea promueve que las organizaciones, las empresas y, también, la academia (universidades, institutos, etc.) que están establecidos en una sociedad y que directamemnt o indirectamente se benefician de estar en ese entorno, devuelvan a la sociedad al menos los beneficios intelectuales que van adquiriendo.
Para las entidades púbicas eso es obvio. Reciben dinero que es de todos y algo tienen que devolver. También las privadas, porque se benefician del entorno y de todas las infraestructuras que están pagadas por todos.
El nuevo paradigma en esta renqueante Unión Europea, se llama innovación abierta, y consiste en la creación y financiación de ecosistemas para la co-creación. Se trata de obtener el máximo del potencial que empresas e instituciones tienen en Europa estimulando que el conocimiento sea compartido. (Open Innovation and Knowledge Transfer in the European Union. Report, ISBN 9789279364471).
Queda la parte de conocimiento que debe llegar al común de la gente, conocido como “knowledge translation“, resumible como “divulgación”, para que el conocimiento llegue a todos. En la ciencia en general, pero en el ámbito de la salud especialmente, que la población tenga acceso al conocimiento es de absoluta necesidad.
Los ciudadanos tienen el derecho a reclamarlo. Y nosotros la obligación de facilitarlo.

X. Allué (editor)

Parte de este texto ha sido publicado anteriormente en otros medios. Además, en este blog lo mencionábamos en octubre de 2015: 2020 un horizonte para el conocimiento en la unión Europea

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