Si eres mujer y estás en la treintena, un mundo nuevo de sensaciones se abre a tus pies. La biología se coloca a tu favor y entras en una etapa de plenitud sexual. Según la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff, la mujer a esta edad se beneficia de la experiencia vivida en los últimos diez años, y del autoconocimiento de su propio cuerpo.
A ello se añade el hecho de que se producen cambios a nivel hormonal, la testosterona gana relevancia en tu bioquímica, y esto se refleja en un mayor deseo sexual.
El hombre alcanza su desarrollo sexual a los 17-18 años, mientras que tú lo haces en la tercera década. Por ello, no es tan infrecuente que acabes buscando un amante más joven. Y sí, en este caso se cumple eso de “la experiencia es un grado”.De adolescente estabas demasiado inhibida y te dejabas llevar o hacer; los 30 no sólo eres asertiva en tu trabajo, sino en la cama. Sabes qué es lo que quieres, cómo lo quieres y sobre todo has aprendido a pedirlo. Entiendes que el sexo ideal no es esperar pasivamente que el compañero adivine lo que te gusta, ya conoces cuál es la estimulación adecuada para conseguir el orgasmo, porque ya has explorado tus zonas erógenas mejor que nadie.
Has avanzado en educación sexual y en el cambio de papeles en la seducción, empezando a llevar el preservativo y la iniciativa sexual.
Entiendes la feminidad como una forma más de expresión. Te desmarcas de tabúes, y aunque te preparas para contemplar otros modelos distintos de la monogamia, todavía sigues prefiriendo el sexo con amor.
Con este cuadro, ansiosas anhelan las veinteañera, el paso de la frontera hacia la cima del placer!.