De nuevo una trilogía se convierte en fenómeno editorial, y esta vez con ventas de vértigo.
No se trata de novela negra, como lo fue en su día la saga "Millenium" de Stieg Larsson, ni de las aventuras juveniles de "Harry Potter", aunque si corre por sus venas mucho de la saga "Crepúsculo".Desde su aparición esta primavera se han vendido en Estados Unidos –asegura la editorial– ¡15 millones de copias!, a razón de 300.000 ejemplares diarios en sus primeras jornadas, tanto digitales como de papel. ¿De qué podía tratar la novela en cuestión? Pues de sexo. De sexo explícito, sexo duro, erotismo tórrido y sadomasoquismo.
Hablamos de la trilogía "Cincuenta sombras", cuya "romántica" historia de sumisión entre la inocente universitaria Anastasia Steele y el seductor y elegante empresario de Seattle Christian Grey, de sexualidad sádica, ha enganchado a todo un universo femenino al otro lado del charco, creando legiones de fans que dan a entender que las fantasías de las mujeres ahondan en la dominación masculina, con sus reglas y sus castigos. Su primera entrega, "Cincuenta sombras de Grey", lleva quince días en librerías españolas. Las otras dos, "Cincuenta sombras más oscuras" y "Cincuenta sombras liberadas", llegan el 4 de julio. Por el momento, la tirada es de 500.000 ejemplares.
La autora de este fenómeno de ventas, Erika Leonard James, una londinense que raya los 50, con una exitosa carrera como productora de televisión, dos hijos y un marido escritor que se ocupa de la casa –“excepto de la colada, que la hago yo”–, ha estado en Madrid, procedente de Los Angeles y a punto de partir a Milán y Amsterdam para la promoción de su libro. “No pensaba que fuera a tener esta repercusión”, comentaba quien firma la novela como E. L. James. “De hecho no utilizo más que mis iniciales para de algún modo mantener mis personalidades separadas y para proteger a mis hijos de una madre que escribe novela erótica... Mi intención era compaginarlo con la televisión, pero como ven no mes es posible”.James asegura haber escrito la trilogía pensando en mujeres lectoras. Y para sí misma. Y dice ruborizarse cuando algún hombre le cuenta que la ha estado leyendo. "A las mujeres les gusta fantasear, ser transportadas, su zona erótica se encuentra en su cabeza", señala. "De hecho, mi protagonista es una figura de fantasía: ridículamente guapo, absurdamente rico... Mi libro está basado en el concepto de redención, del amor que lo conquista todo".