En octubre del año pasado la policía de San Francisco interrumpió la tranquilidad de la biblioteca local para evitar que Ross Ulbricht cerrara su computadora. Mediante el operativo, los uniformados lograron que este joven estudiante no llegara a activar todos los sistemas de seguridad que impedirían demostrar que él era el cerebro de una organización que vendía narcóticos por internet. La moneda de cambio: los famosos Bitcoins, alabados por los más diversos analistas económicos.
Es que de a poco nos damos cuenta que las cosas más cotidianas, como comprar una pizza o saludar a un amigo, se han espejado en el ciber-espacio; pero internet es más que Facebook y Telepizza, también ha sido hogar de actividades dañinas e ilegales. Como el caso del ciber-narco Ulbricht o el traspaso del conflicto indo-paquistaní a una nueva dimensión en la red.
Ayer, hackers indios ingresaron a casi 100 páginas paquistaníes para vengarse por el ciberataque cometido en el Día de la República, el 26 de enero. En esa ocasión, una guerrilla cibernética había ingresado a 2118 sitios web de la India para colgar pancartas como “Pakistan Zindabad” (algo así como ‘viva Pakistán’), junto con avisos automáticos del estilo “la seguridad de su sitio está comprometida”.
Entrar a un sitio web y colgar una pancarta parece casi un delito infantil, sino mencionamos que entre los atacados se encontraba el Banco Central de India, que al momento de redacción de esta noticia seguía sin funcionar (http://www.centralbankofindia.co.in/), o que el conflicto entre India y Pakistán lleva unos 1000 años.
Sí, MIL, no se me escapó un cero.
Además, India y Pakistán comparten dos guerras y una serie de atentados que giran alrededor del odio mutuo y la disputa por la región de Cachemira, que hoy pertenece al territorio indio pero que sigue siendo reclamada por su vecino, ya que la población de esta provincia es mayormente musulmana.
Como consecuencia de esto, los dos países tienen armamento nuclear. No comparable con el de los 5 grandes, pero lo tienen. Y por suerte, un acumulado de motivos para no hacerlo estallar.
Y aunque la ciberguerra es, en principio, más inofensiva, no deja de quitar noches de sueño a los militares, que debaten en foros que pasaría si por ejemplo un grupo terrorista decide hackear los sistemas de las plantas de distribución de agua y dejar sin el líquido elemento a enormes poblaciones “enemigas”.
En todo caso habrá que esperar para ver. Sólo sepan que si en este blog de pronto aparecen los 10 puntos para conquistar a tu hombre, al estilo Cosmopolitan, o la receta para dejar de masturbarse y unirse a un grupo anti-aborto, igual a la publicada por ABC esta semana, no fuimos nosotras: fueron los hackers.