Mira, la Xunta de Galicia y la editorial Edicións Xerais. Nom, nom, nom.
A iniciativa de la televisión pública gallega y en colaboración con la Asociación de Escritores en Lengua Gallega y la Asociación Gallega del Libro Infantil y Juvenil se propuso que la gente usara en Twitter el hashtag #engalegoleo para, atención, «visualizar moito o libro en galego, e máis en concreto o libro infantil e xuvenil, nun exercicio de modernidade propio do século XXI», en palabras del presidente de la asociación del libro infantil. Es que te tienes que reír. Mañana sale la asociación de astrofísicos gallegos y promoverá actividades para visualizar la astrofísica hecha en Galicia... nah, seguro que no. "Los libros" tienen el efecto mágico de "la cultura" y por lo tanto sí recibirán la atención y la parte del presupuesto público debida. Como los Juegos Píticos en la antigua Grecia. No se juega ni se discute con lo que es propio de los dioses, ni con los santos misterios, ni con el culto laico sancionado de forma oficial.En realidad, la trapallada —porque no tiene otro nombre—, para lo único que sirve es para justificar la existencia de negociados varios. ¿Libro gallego? ¡Que le den al libro gallego! ¿Libro escrito en gallego? ¡Peor aún! Aquí de lo que se trata es de la promoción de gente tocada por la mano de Dios y de oficinas públicas y semi-públicas cuya existencia se justifica en lo mismo que justificaban los romanos dedicar parte del presupuesto de la ciudad a los sacrificios en los templos.
Rosalía de Castro en las bolsas del Eroski, ¡gracias consellería de cultura!
Durante el tiempo que duró la llamada a usar el hashtag (que no llegó a trending topic porque es muy duro competir con Belén Esteban, Nagore, Blesa y Elpidio Silva; es decir, el lamentable mundo real), no encontré a nadie que de forma natural usara el hashtag. Nadie —salvo tal vez cuatro excepciones— que no fuera la cuenta oficial de algún ayuntamiento, diputación o consellería, ni nadie que no fuera editor o "fornecedor da cultura" (los fornecedores forman la jerarquía de la religión cultural del estado ¡por Júpiter!). Varias cuentas del Bloque, las cuentas de las asociaciones promotoras, la telegaita, las bibliotecas de la diputación coruñesa, las bibliotecas de la consellería de cultura, escritores con nihil obstat, chavales que aprovechan para vomitar su xenofobia, el consello da cultura galega, trabajadores de las bibliotecas públicas, etc. Desolador. Yo me lo guiso y yo me lo como."Imos facer de #EnGalegoLeo un tremendo trending topic". E conseguímolo! Enviade o voso #selfie coa etiqueta #EnGalegoLeo @aelg
— CRTVG (@crtvg) abril 23, 2014
¿Así es cómo se promociona el libro gallego? ¿Bajo orden ministerial y acentuando la endogamia que destruye la publicación en gallego? No aprenderán en la vida. Mientras la cosa no salga por una demanda real de la gente, seguiremos con los fabricantes de velas de Bastiat. Esta torticera forma de actuar causa rechazo ideológico en una parte de la población. No descarto que este sea también el fin a conseguir: la creación de bandos. Ya sabéis que en aquellos lugares de España donde el druida o chamán no te bendice, eres el primero al que van a machacar. Una vez expulsada de la vida pública esa parte de la población que no toma poción mágica, se consigue la homogeneización ideológica y de ahí al cielo.
Un vistazo a los datos nos da cuenta del cenagal endogámico en el que se mantiene con respiración asistida esta actividad editorial. Primero veamos en el total de España cómo se comporta la producción literaria:
A partir del 2010 se produce un bajón y ahora estamos a niveles de 2001. Bien. Si vemos la publicación en otras lenguas tenemos:
El catalán es el idioma de casi el 10% de las publicaciones en España. Como sucede con el castellano ha retrocedido a niveles pre-burbuja. A continuación y a mucha distancia están el gallego, el inglés y el vasco por este orden. Hagamos zoom en el caso gallego:
El crecimiento en el número de publicaciones entre 2005 y 2009 es alucinante. Me pregunto qué factor o que anomalía operaba durante esos cuatro años. Quizás un mosquito picó a la gente para que demandara muchos libros a las editoriales o es que a las editoriales les dio un aire y se lanzaron a lo loco. El caso es que hubo un aumento del 45% en las publicaciones. Este crecimiento tan bestia, en condiciones normales —sin mosquitos ni ventoleras— vendría acompañado por un crecimiento similar en el volumen de la industria editorial. Veamos cómo evolucionó esta industria durante el mismo periodo de tiempo:
Entre esos años el aumento del número de editores fue del 28%. Hay cierta diferencia. Con esto quiero decir que el aumento de publicaciones no estaba respondiendo a la demanda del mercado. Y la gente se hace el hara-kiri por las calles. Dudo que exista sector que dependa tanto de la intervención del estado, con permiso de notarios, farmacéuticos y taxistas (un saludo a todo ellos), como el sector editorial.
Puede que haya alguien que diga «vale, pero funciona». ¡No! ¡No funciona! Y aunque la siguiente oración no lleve signos de admiración puedo afirmar que la evidencia del fracaso está en la iniciativa corporativista de #engalegoleo. ¿Qué fotos de libros subía la gente a twitter? Con los ojos cerrados: Os dous de sempre, Sempre en Galiza, Memorias dun neno labrego, etc. Dejando a un lado excepciones del tipo Agustín Fernández Paz o Manuel Loureiro, todo lo que subían era el eterno retorno, el no salir del agujero, el orgullo del siervo. Cuando hay una novedad editorial en gallego que es un éxito, siempre se trata de la excepción y en dos o tres años no vuelve a darse el fenómeno.
—Es que la gente lee poco en gallego por culpa de Franco y los Illuminati.
No. La gente lee poco en gallego porque lo que se les ofrece es lo mismo de siempre. Y todo el mundo en el sector está de acuerdo en que así sea. El libro se ha convertido en un objeto de culto. La lectura es una actividad hermética que te acerca a Dios. Ésa es la idea: alcanzar un Nirvana predeterminado por los chanchullos político-culturales. ¡Ay del que se desvíe del camino! Y mientras nos machacan con esto, la gente olvida que leer no es un fin, es un medio. Salvo cuando es un fin, por ejemplo, al leer Canción de Hielo y Fuego. Y como leer Canción de Hielo y Fuego es un fin en sí mismo, jamás lo leerás en gallego. Tate, aquí hay tomate.
La gente sube selfies con sus libros favoritos y ves que son los mismos libros que obligan a leer en el colegio. ¿Son realmente sus libros favoritos o es que no han comprado más desde que iban a EGB? Y encima, el resto tenemos que aguantar estos aquelarres patrióticos y xenófobos. Si es que no hay que ir a la crítica de los millones de euros que dedica anualmente la Xunta a promocionar la lengua gallega, ese no es el problema. El problema es más hondo. Y hablo de "problema" porque yo no quiero que los "promotores" e "impulsores" de la publicación en gallego se carguen la publicación en gallego. Que es lo que están haciendo. Yo quiero que se busquen un trabajo de verdad.
Los 40 libros más recomendados por los centros escolares en Galicia.
Y que cierren la consellería de cultura para siempre. Y el ministerio, claro. ¿Por qué existe el ministerio de cultura cuando hay diecisiete consejerías de cultura? ¿Hay varios estratos de cultura? ¿La cultura funciona por territorios igual que el servicio de bomberos? Estaría bien que algún día alguien nos lo explicara en el telediario. Cultura zonal. Lo que nos íbamos a reír.Nota: los datos están sacados de la base de datos del ministerio de cultura del Reino de España.