Lejos de la visión bonachona del druida Panoramix que los cómics de Asterix y Obelix se han encargado de difundir, la verdadera leyenda que rodea a éste culto tiene muchos puntos oscuros y está teñida de sacrificios y prácticas realmente terroríficas y espeluznantes. Los Druidas eran los sacerdotes y sacerdotisas (parte importante del culto) de los antiguos celtas. Auténticos guías de su comunidad (muchas veces su poder estaba por encima del mismo rey), basaban su culto en tres oráculos primordiales: el mineral, el animal y el vegetal, lo que conlleva la creencia de que poseían un conocimiento de la naturaleza espectacular que aderezaban con rituales, conjuros extraños y, presumiblemente, sacrificios humanos. Sus conocimientos se transmitían de manera oral, por lo que toda su historia está llena de misterio, oscuridad y por supuesto de oportunidades para los avispados guionistas del séptimo arte.La película que hoy nos ocupa está basada en la novela de Dan Greenburg titulada “The Nanny”, el guión recoge algunos elementos de la leyenda druídica y los utiliza como hilo conductor en una historia que transcurre en el entorno de nuestra moderna sociedad. Vamos con la sinopsis: Una joven pareja, Phil (Dwier Brown) y Kate (Carey Lowell), han tenido recientemente un hijo. Debido a los compromisos profesionales que ambos tienen, deciden buscar una niñera que se haga cargo del bebe, con éste fin se ponen en contacto con El Ángel Guardián, agencia que les envía varias candidatas para el trabajo. Después de unas cuantas entrevistas se deciden por una de ellas, pero un misterioso accidente acaba con su vida. La pareja contrata finalmente a Camilla (Jenny Seagrove). A partir de ese momento extraños acontecimientos van enturbiando su, hasta ese momento, plácida y feliz vida. La lucha contra un ser antiguo e infernal acaba de iniciarse.La tutora es una película que cualquier aficionado, con algunos años a sus espaldas, recordará con agrado. A pesar de tener tantos detractores como seguidores, lo que es indudable, es que el film tiene un aura especial, a pesar de no ser un producto redondo, y se erige en una buena muestra del cine de género que se realizaba en los años noventa. Dirigida por el intermitente pero interesante realizador William Friedkin, que también co-escribió el libreto, la película sin ser perfecta y teniendo como principal defecto su poca definición y desarrollo general del metraje, es no obstante un film muy interesante, entretenido y que ha dejado para la posteridad algunos momentos realmente terroríficos.
'La tutora funciona correctamente como un cuento perverso y malsano'
La película se mueve entre diferentes propuestas sin llegar a explotar ninguna en concreto, por ejemplo, en algunas partes Friedkin se decanta por una ambientación atmosférica, casi onírica, del poder sobrenatural implícito en el personaje de la niñera; en otros momentos intenta dar una vuelta de tuerca más explícita a lo narrado, por lo que la inclusión de algunas escenas gore y algún caudal de sangre descontrolada es inevitable; por último conviene mencionar el poco acierto, y principal error, en mantener la tensión, pues esa mencionada indefinición en el acabado final, produce, no pocos, momentos intrascendentes que restan agilidad al desarrollo y lastran el ritmo narrativo de la misma, situación bastante sorprendente si tenemos en cuenta el curriculum de su director.El desarrollo de los personajes principales es bastante lineal, dejando aparte a Jenny Seagrove, el resto de actores parecen enredados en esa indefinición y en muchas secuencias parecen bastante perdidos. El paradigma de lo dicho es el personaje de Carey Lowell, Kate se mueve en el film en diferentes estratos que no tienen demasiada sustancia interpretativa, en buena parte del metraje su personaje es anodino y superficial y sólo en la parte final de la película parece alcanzar algo de interés, un poco tarde y bastante mal porque ya no es creíble para el espectador.Las partes del film más aprovechables son las escenas con el árbol sagrado, la sacerdotisa (parte intrínseca del mismo) que lo alimenta y las bestias (coyotes o lobos, no lo tengo claro) que salvaguardan la seguridad de ambos. En éste apartado es sumamente importante la presencia de la actriz que da vida a Camilla, sin ella la película perdería muchos enteros y desde luego el resultado final sería, seguramente, bastante menos vistoso. Los, pocos, momentos en los que Friedkin se centra en estos elementos dan a la película un ritmo e interés que el resto de metraje no tiene. Partiendo de lo dicho nos encontramos ante una película que parece creada a empujones, casi como si cada día del rodaje hubiera supuesto un nuevo cambio de guión e intenciones, pues da toda la impresión de que la improvisación era la principal fuente de inspiración en el proyecto. Esta es una opinión muy personal, pero es la sensación que he tenido al volver a visionarla para realizar éste artículo, curiosa ésta sensación, porque el recuerdo que conservaba en mi cerebro era el de una película meticulosamente creada, que sabía mantener la tensión en todo momento y que el trabajo de Friedkin resaltaba por encima de la media habitual. No hay que darle muchas vueltas al tema, los años pasan, las opiniones cambian y los recuerdos acostumbran a ser engañosos y siempre van unidos a determinados momentos de nuestras vidas que los desvirtúan de alguna manera.La tutora funciona correctamente como un cuento perverso y malsano que bebe de las leyendas y rituales druidas, dándole un aire (sin pretenderlo y sin serlo) muy cercano a la serie B de bajo presupuesto, siendo quizás una de sus principales virtudes pero también uno de sus errores. Es conveniente recordar que su realizador ya había demostrado sus dotes para el terror en la recordada El Exorcista (1973), un film pletórico en su narración, explícito en su puesta en escena y sumamente inquietante, que aprovechaba el presupuesto hasta el último centavo disponible, por lo que asombra un poco los fallos de tempo y de recursos narrativos / visuales que Friedkin nos muestra en éste film. En resumen, una película aprovechable, con buenas escenas gore y algún momento de tensión bastante conseguido, pero que los años transcurridos desde su estreno han logrado erosionar el barniz que la cubría, hasta el punto de desnudarla de muchas de las virtudes que se le otorgaron inicialmente. Recomendada para pasar un buen rato, nostálgico en mi caso, disfrutando de un cine que mirado y analizado con ojos actuales, todavía conserva un sabor auténtico de amor al género y da la sensación de estar realizado más con el corazón que con el cerebro. Virtudes, éstas, que a mi entender logran eclipsar los posibles fallos y errores de la película. Un saludo y hasta la próxima.Ficha Técnica
Año: 1990 / Director: William Friedkin / Productor: Joe Wizan, David Salven / Guión: William Friedkin, Stephen Volk, Dan Greenburg / Fotografía: John A. Alonzo / Música: Jack Hues / Maquillaje: Teresa M. Austin, David P. Barton, Jennifer Bell, Janeen Schreyer, Matthew W. Mungle / FX: Phil Cory, Scott Forbes, Terry Kempf, Hans Metz, Hal Miles, Ray Svedin / País: USA / Duración: 92m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.85: 1 / Color
Ficha Artística
Jenny Seagrove, Dwier Brown, Carey Lowell, Brad Hall, Miguel Ferrer, Natalia Nogulich, Pamela Brull, Gary Swanson, Jack David Walker, Willy Parsons, Frank Noon, Theresa Randle, Xander Berkeley, Ray Reinhardt, Jacob Gelman, Iris Bath, Rita Gomez, Bonnie Snyder, Chris Nemeth, Craig Nemeth,