Revista Ciencia

La última procesión

Publicado el 17 abril 2012 por Amara @bioamara
En una ciudad como la mía, donde se vive la semana de Pasión con intensidad, (dentro y fuera de los bares), no he podido evitar acordarme estos días de la procesión que más daño hace a su paso. Y no me refiero a una procesión donde huele a incienso o hay que esperar horas para coger buen sitio. En esta huele a campo. Hablo de una procesión viviente.... de orugas.
La última procesión
La procesionaria del pino es como vulgarmente se conoce, pero estamos hablando de la oruga del lepidóptero nocturno Thaumetopoea pityiocampa, que constituye una de las principales plagas forestales de España. Su nombre, como es fácil de adivinar, se debe a la costumbre de desplazarse en fila, una detrás de otra como en procesión. Aunque ataca especialmente a pinos (sin importarle si es una especie autóctona o introducida), cedros y abetos también suelen ser huéspedes habituales y no se escapan a su conquista. 
Este lepidóptero es típicamente mediterráneo, como el aceite de oliva, así que lo podemos encontrar en España, Portugal, Francia, Italia, Grecia, Turquía... y en algunas zonas de Alemania, Suiza, Hungría y Bulgaria. En España se distribuye por toda la península así como en las Islas Baleares. La temperatura (-12 ºC) y el exceso de lluvia parecen ser los únicos factores climatológicos que pueden frenar su proliferación. 

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Morfología de Thaumetopoea pityiocampa adulta

Morfológicamente, la mariposa viene a ser una polilla, nada de las mariposas con vivos colores y aleteo grácil que estamos acostumbrados a ver en los documentales. Una polilla. Su ciclo de vida comienza cuando las hembras adultas realizan las puestas en las acículas (hojas afiladas de los pinos) guiándose para ello de la vista y el olfato para discernir entre las diferentes especies de pinos (prefieren el pino laricio, el canario y el silvestre). La verdad es que aunque son las acículas el destino de sus huevos, a veces les urge y los dejan en los tallos herbáceos. El número de huevos por puesta oscila entre 120 y 300 y todo el conjunto queda recubierto por las escamas del abdomen dando un aspecto de canuto que recubre las acículas.

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Puesta de huevos de las orugas de
procesionaria en una acícula de un pino.


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Grupo de orugas desplazándose por un tallo. Fte | alcedofoto.


A los 30-40 días nacen las oruguitas, por Septiembre-Octubre. Inmediatamente después de la eclosión ya empiezan a alimentarse aunque luego se irán desplazando para ello a otras zonas donde van construyendo nidos de seda provisionales, también llamados bolsones, en los que pasarán el invierno, generalmente orientados al sur o sur-oeste, zona más cálida y soleada del árbol. Al estar todas juntas en el nido (unas 200) se dan calor unas a otras y así, soportan mejor el frío diurno. Por las noches es cuando salen a comer las hojas del pino y dicha alimentación les permite mantener un metabolismo que les haga soportar el frío nocturno, al mismo tiempo que la oscuridad de la noche las protege de los depredadores. En su camino mientras se alimentan van dejando un rastro de seda por el que se guían para regresar al nido y esperar de nuevo a la noche para volver a salir.

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Bolsones de seda donde se protegen en invierno de las frías temperaturas


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Cuando llega la primavera, las orugas abandonan los pinos y se dirigen en procesión hacia el suelo para enterrarse y crisalidar. Si el lugar es frío, la hembra que encabeza la procesión irá a la zona más soleada y si se trata de una zona cálida, irá a la zona más sombría. Van buscando una temperatura óptima de enterramiento de unos 20 ºC. Una vez localizado el lugar exacto, se reagrupan en espiral y comienzan a enterrarse una por una, a unos 20-30 cms de profundidad, lugar donde formarán un capullo de seda. A los 21-30 días todos tendrán un bonito despertar ya que aunque los machos emergen unas horas antes que las hembras, el mismo día de la emergencia tendrá lugar la cópula.
Las repoblaciones forestales realizadas en la primera mitad del siglo XX no tuvieron en cuenta que la procesionaria iba a convertirse en uno de los grandes problemas de las masas forestales de la península ibérica. Ha provocado ya la defoliación de millones de hectáreas en todo el arco meridional y más de 10.000 en la provincia de Granada, donde la totalidad de las masas forestales de repoblación, desde la costa a Sierra Nevada son potenciales objetivos de esta especie, que empieza a crear problemas con el final del invierno y la llegada de la primavera.
El plan de lucha integrada contra la procesionaria del pino en Andalucía llevado a cabo por la Consejería de Medio Ambiente, contempla varias opciones:
  • Tratamientos con feromonas
  • Tratamientos aéreos, con productos inhibidores de quitina y la bacteria del maíz Bt Bacillus thurigiensis var. kurstaki
  • Tratamientos terrestres, usando un cañón orientado. 
  • Colocación de cajas anidaderas

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Plan de lucha integrada contra la procesionaria del pino en Andalucía.
Fte | Consejería de Medio Ambiente de la JA


A pesar de estos tratamientos, la realidad muestra que las fumigaciones provocan daños graves en la flora y fauna de la zona donde se realizan. Matan a la larva, sí, pero sólo si se hacen cuando las larvas son aún pequeñas y están poco desarrolladas. Según datos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía sobre los últimos años, en los pinares donde se han realizado fumigaciones aéreas, unos años después, la presencia de procesionaria es similar a la que existe en pinares no tratados. Cuando el pino se ve defoliado, al año siguiente, produce una nueva acícula, pero de menor calidad, lo que hace que el número de larvas de procesionaria dentro de cada bolsa sea menor y así sobreviven menos al invierno, sufren más ataques de depredadores naturales y como consecuencia, el efecto final es más o menos el mismo que cuando fumigas con éxito. En realidad, la procesionaria no mata al pino, ya que de agotarlo estaría quedándose sin su propio alimento. Las mariposas, con el tiempo, no pondrán los huevos en los pinos debilitados sino que buscarán otros sanos mientras dejan que se recuperen durante varias temporadas.
Parece que una de las formas de terminar con esta plaga sería potenciar la presencia de sus enemigos naturales. Os presento al carbonero, pequeña ave de la familia de los páridos que puede verse en prácticamente todos los pinares. Atrapa a las orugas cuando salen a alimentarse e incluso abren los bolsones, facilitando la labor a otro compañero, el herrerillo. Ambas son muy voraces comiendo estas orugas.También aves mayores como los críalos, se alimentan de ellas. Han desarrollado un sistema que les permite explusar los pelos urticantes después de comerse la larva. Cuando se entierran, hay otro ave que les ataca, la abubilla. Localizan las pupas enterradas y las extraen con su pico largo y curvo.

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Depredadores naturales de las orugas de procesionaria (1) Carbonero
(2) Herrerillo (3) Críalo (4) Abubilla Fte | Wikipedia


Acabamos de nombrar pelos urticantes. ¿Por qué no? Las orugas también tienen depredadores y por tanto poseen un mecanismo defensivo curioso y eficaz para protegerse de estos. Cada oruga posee a lo largo de su cuerpo unas acumulaciones de estructuras semejantes a dardos o flechas envenenadas. Cada procesionaria tiene unos 500.000 púas que se denominan tricomas y poseen una forma especialmente diseñada para clavarse en su adversario. Estos tricomas tienen la capacidad de desprenderse fácilmente, pudiéndose dispersar en el aire. Por lo tanto, el problema no es que se claven sino que simplemente te rocen, cosa bastante probable si hay viento. Los dos extremos de los tricomas son sumamente afilados y una de las puntas tiene a su vez unas pequeñas púas colocadas de tal forma que una vez situadas en la víctima, con el movimiento de esta, se clavan más profundamente y dificultan su extracción, como si fueran un anzuelo. Al efecto del dardo hay que sumar el efecto del dardo envenenado, que facilitará que posteriormente se infecte la herida en la víctima.

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Detalle de los tricomas urticantes de las orugas. ¡¡¡Huid!!!


De sus pelos urticantes se han descrito efectos nocivos para el hombre, principalmente cutáneos y oculares, aunque ocasionalmente también bronquiales e incluso cuadros de shock anafiláctico. Estos efectos se deben fundamentalmente a un mecanismo inespecífico de degranulación de los basófilos (un tipo de leucocitos), provocado por los pelos urticantes, capaces de ser transportados por el aire y que al clavarse y romperse en la piel, inoculan sustancias liberadoras de histamina. De forma excepcional, se ha visto algún caso clínico de alergia (mediada por IgE) frente a esta oruga en un paciente que trabajaba con piñas.
¡¡¡Ojo con los niños pequeños!!! Los gatos son más cautos pero con los perros, tened cuidado porque su carácter curioso les hace chupar o tocar la hilera de procesionarias. Si se le inflaman los labios, boca y cabeza en general, le sangra la lengua o si babea exageradamente, consultad con el veterinario, YA. Iba a poner alguna imagen, pero después de verlas, he decidido no ponerlas.

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Urticaria producida por procesionaria.
Muy dolorosa.


Así que lo mejor, queridos lectores, es no acercarse a las orugas ni a los bolsones si es invierno. Y si es primavera como ahora, sabed que mientras estáis tumbados un día de campo echando una partida de cartas, escuchando música o leyendo un libro, no muy lejos de vosotros (seguramente unos 30 cms debajo) podéis tener un montón de crisálidas esperando que llegue el gran día en el que verán la luz y lo celebrarán con una buena cópula.
Os dejo con una bonita estampa de estos bichos en movimiento....

NOTA 1: Esta entrada participa en el XII Carnaval de Biología que alberga Blog de laboratorio

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