Las Viles del Llibre son una iniciativa a aplaudir muy fuerte por sacar la literatura a la calle y por hacerlo en lugares con poca o nula presencia en los circuitos culturales oficiales. Entre sus objetivos está el de dinamizar zonas rurales o urbanas con poca «vida», que apuesten por la cultura como motor de activación social y económica. A menudo el único sustento de los núcleos antiguos de pueblos y ciudades con encanto es un turismo sin demasiada voluntad de implicación con el territorio y muy estacional. Las Viles del Llibre, en cambio, pretenden reconvertir espacios olvidados en centros de producción y difusión cultural. Toda una temeridad.
Es un objetivo ambicioso y muy idealista, cuyos resultados difícilmente van a ser visibles a corto plazo. Pero hay fechas concretas en que se aprecia una evolución interesante y muy positiva. Se trata de los fines de semana en que las poblaciones que se han integrado en la iniciativa visten sus mejores galas para acoger sus ferias literarias anuales.
Montblanc (Tarragona) celebró la segunda en marzo, La Pobla de Segur (Lleida) se estrenó en abril, y este pasado fin de semana se ha celebrado la tercera edición de Cervera Vila del Llibre, centrada, en el año del centenario de su nacimiento, en la figura del genio Manuel de Pedrolo, uno de los iconos de las letras catalanas, autor, entre decenas de obras, de Mecanoscrit del segon origen, un clásico de la ciencia ficción (lectura imprescindible).
En febrero se estrenará en el circuito L’Escala (Girona), y hay perspectivas de seguir ampliándolo, en principio hasta ocho municipios.
A mí, como escritor anónimo, más incluso que esos entornos urbanos que la red de Viles del Llibre pretende potenciar mediante las letras, me parece una buenísima noticia, que ojalá reciba todo el apoyo institucional (dinero, vamos) que se dedica a otras iniciativas menos tangibles.
Es muy bonito ver las calles, con frecuencia vacías, del centro de Cervera, vibrar con los libros y montones de actividades en torno a ellos: charlas, talleres, recitales, presentaciones, animación infantil y, cómo no, las paradas donde librerías, editoriales y agrupaciones de autores exponen sus obras.
La PAE – Plataforma de Adictos a la Escritura acudíamos por segunda vez, acompañados en esta ocasión por los amigos de Resistencia Literaria. Y, la verdad, ha sido un fin de semana muy positivo. Por las ventas de libros, pero sobre todo por las complicidades establecidas, el contacto directo con nuevos lectores, la posibilidad de conocer a otros agentes del sector, y, cómo no, por el buen ambiente y las risas.
En el despacho de Manuel de Pedrolo, escritor concentrado que empieza a tener problemas para encontrar las palabras adecuadas. Escritor desesperado, víctima del famoso síndrome de la hoja en blanco.Mi percepción es que ha habido más ambiente que en la edición anterior, lo cual es muy buena señal. La organización ha hecho un gran trabajo, y los vecinos de Cervera han estado participativos. Obviamente, iniciativas de este tipo sólo pueden perdurar en el tiempo si la ciudadanía se las hace suyas. Por muy bonitas que decores las calles, por muchas actividades que prepares, por muchas paradas de libros que pongas, si la gente no sale a la calle no hay nada que hacer.
Desde la PAE, desde luego, estamos encantados. Celebramos que se nos dé la oportunidad de difundir nuestras obras sin prejuicios, y de demostrar que hay una gran cantidad de lectores que buscan literatura fuera de los circuitos comerciales habituales. Agradecemos, además, que se nos dé un altavoz como autores, invitándonos a participar en charlas y a proponerlas. Creemos que tenemos cosas originales e interesantes que aportar, y, la verdad, la recepción por parte del público de nuestras intervenciones en las Viles del Llibre nos hace confirmar esa impresión.
Escritor satisfecho por poder dedicar uno de sus libros. Junto a mi colega Iván Albarracín y el periodista Juan Cal, autor de ‘Operación Bucéfalo’, pensando qué decir que suene inteligente para no desentonar en la charla sobre corrupción y novela negra.La próxima cita, en febrero en L’Escala. Allí estaremos, seguro que tan bien acompañados como en Cervera. Mientras tanto, seguiremos preparando cositas, de las que ya os iré hablando… La unión hace la fuerza. En nuestro caso, el tópico no podría ser más real. El jueves pasado hubo un ejemplo perfecto de ello.
En abril, durante el IV Congreso de Escritores de la AEN – Asociación de Escritores Noveles celebrado en Gijón, conocí a Mar González y Joel Maniviesa, del Club CreAcció de El Prat de Llobregat, y aquello fue el inicio de una bonita amistad, que, con la loca idea de revolucionar el mundo de las letras, ha desembocado en la colaboración estrecha de tres colectivos de escritores muy activos y poco egocéntricos.
El Club CreAcció organizó el jueves 18 un acto de presentación de sus actividades, y nos invitó a la PAE y a Resistencia Literaria. Además de explicar lo que hacemos como entidades, hubo espacio para hablar sobre las novelas de varios autores, y contamos con la participación de dos invitados de lujo: Chus Andrés, compañera de la AEN, que se desplazó expresamente desde Madrid con su novela Reflejos bajo el brazo; y Víctor del Árbol, autor consagrado que, sin embargo, conserva los pies en el suelo y, para mí lo más destacable, se comporta como un colega con quienes están empezando.
Junto a Chus Andrés, Neus Macías y Víctor del Árbol.A Víctor también lo conocimos en Gijón. En las crónicas donde escribí sobre sus intervenciones se nota que me cautivó. Es difícil que no lo haga, pues las palabras son lo suyo, y es evidente que siente lo que dice. El jueves compartí charla con él y con Chus. Se nos hizo corto, porque a los tres nos apasiona lo que hacemos, igual que a todos los compañeros que participaron en la jornada. Una mención especial para Neus Macías, la periodista de El Prat Ràdio, que la condujo de forma muy dinámica.
De la intervención de Víctor me gustaría destacar las palabras de agradecimiento que tuvo hacia los colectivos de autores por (no es una cita textual) sacar la literatura de los círculos intelectuales y ponerla al alcance de la gente, en entornos donde normalmente no se habla de libros.
Desde mi punto de vista, es una labor valiosa porque, independientemente de que cada escritor quiera vender sus obras, sólo si conseguimos sensibilizar a los potenciales lectores respecto a esa literatura que no aparece en los circuitos comerciales y mediáticos, tendremos una oportunidad de que nos conozcan. Y eso sólo es posible desde la cooperación.
Vender libros, sin embargo, es únicamente uno más de los objetivos que perseguimos. CreAcció, por ejemplo, es, como su nombre indica, un club de escritura, al que puede acudir cualquier persona con inquietud creativa, para compartir sus textos y aprender de las aportaciones de los demás.
Como remarca Víctor del Árbol, no podemos perder nunca de vista lo que nos hace escritores: no es vender libros, sino la necesidad de expresarnos, de dar salida, mediante la ficción, a nuestras inquietudes; con la voluntad de ser leídos, obviamente, pero sin estar mediatizados por lo que creemos que puede interesar a los lectores. La peor censura, advierte el autor de Por encima de la lluvia, Un millón de gotas y La tristeza del samurái (entre otras), es la que nos autoimponemos; el no decir según qué por miedo a no gustar o a ofender. «Escribid lo que os dé la gana». Gran consejo. No podemos perder de vista esa máxima, porque si lo hacemos habremos renunciado a ser nosotros mismos, a la posibilidad de ser autores únicos, reconocibles por nuestra propia voz literaria.
Foto de familia junto a los autores de CreAcció, Resistencia Literaria, Chus Andrés y Víctor del Árbol.El mejor resumen del encuentro lo hizo un espectador: «Qué gozada». No podría estar más de acuerdo. Seguro que habrá más.
De entrada, por fin he decidido liarme la manta a la cabeza y ofrecerme a ser la cara visible (o la diana, según cómo se mire) de la AEN en Barcelona. Con la ayuda de Mar, Joel y todos los socios que quieran echar una mano, vamos a poner en marcha la delegación catalana, con el objetivo de apoyar la creación literaria y de dar cobertura a aquellos autores que, como nosotros, creen que escribir no es necesariamente un camino solitario.