Revista Diario

La vaca que ríe

Por Mamaenalemania
La vaca que ríe

Sé que llevo mucho tiempo sin hablar de mis Übermütter.
No se crean que era por falta de interés ni mucho menos. Lo que ocurre es que, desde que una es madre redundante y corre de acá para allá con la lengua fuera y los pelos alborotados, no tiene mucho de eso que llaman tiempo y, claro, ni está tan expuesta a impertinencias como antaño ni puede disfrutar como Gott manda de las miradas abroncadoras.
Pero esta semana pasada, en la que hemos dado un pasito más en nuestro proyecto pon-a-prueba-tu-amor (a.k.a. constrúyete una casa con 3 niños pequeños... sí sí, riánse uds. del Confianza Ciega ese), el señor Excel me ha dado un bofetón en toda la cara: Las Übermütter del mierdapueblo no me fulminan con la mirada, no... se están descojonando de mí. Y lo peor de todo es que lo hacen con razón.
Porque ese trabajo tan estupendo que tengo, al que acudo todos los días (18-20 horas semanales), pagado normal tirando a no-te-flipes-que-acabas-de-empezar-y-sólo-es-medio-día, por el que vivo de acá para allá con la lengua fuera y los pelos alborotados, que me encanta y en el que me siento útil y lista y si me apuran hasta guapa, que me agota y a veces me cabrea y por el que mis tormentitos cenan más días tortilla de lo que quisiera... resulta que ése mi trabajo equivale al gimnasio, el equipamiento nuevo para Nording Walking o el nuevo robot de cocina de cualquier Übermütter que se precie.
Como lo leen.
Estén atentos que se lo voy a explicar.
La que aquí escribe cometió el atroz pecado de querer ser algo más que madre de tres y amante esposa antes de tiempo y demasiadas horas.
Unos días antes del primer cumpleaños del del Rizo, en un lugar en el que las guarderías son a partir de 2 años (y eso si quedan plazas después de cubrir a los de 3) y la Tagesmutter más cercana ejerce a 5 km. de distancia (en cristiano: 2 pueblos más allá), si yo me quería poner a currar ya, tenía que buscarme la vida: Una Au-Pair para el del Rizo para cubrir las horas de oficina (y la Au-Pair, por mucho que se abuse de ellas en otros Haushalt, por ley está para el niño y nada más) y una señora que viene a pasar la mopa 6 horas a la semana.
Estos desembolsos a mí me parecían de lo más justificados, teniendo en cuenta que mi salud mental y autoestima profesional se van recuperando y que, oigan, con lo que me pagan nos da para eso y 2 compras semanales ¿no?
Los cojones.
Una servidora, de letras hasta la médula, se había olvidado del gran aliado del übermutterismo...: el sistema tributario alemán.
Claro está, mi sueldo bruto me da para todo eso que he comentado, pero después de sablarle el 60% de impuestos (sí, han visto bien: 60%), más el seguro médico público, más el seguro para la jubilación, más el impuesto solidario (para levantar la otra mitad del país que dicen)...etc. se queda en ná.
Si no se explican cómo es posible esto, les recomiendo que pinchen aquí y se informen de lo que se cuece en las Teutonias. Les advierto que yo tampoco daba crédito.
Algunos dirán que si tanto me molesta que mi marido tenga una clase tributaria mejor, que cambiemos la combinación de III y V por IV y IV y que sea yo y no él la que se desgrave a los 3 niños. Pero es que verán, tontos no somos, y mi señor maromen gana más de 4 veces lo que yo, así que como creo que comprenderán, no nos compensa ni a nosotros, ni a nuestros polluelen, ni a la Haus que queremos levantar.
Lo que sí nos compensaría es que yo dejase de trabajar y que el despligue organizativo (y financiero) que nos cuesta colocar al polluelo menor 18-20 horas semanales y la mopa corriesen de mi mano (mano física, se entiende). Si además de esto me apuntase a un gimnasio y me hiciese la manicura regularmente, tendríamos lo mismo a fin de mes.
Otra cosa que también nos compensaría es que, de nuevo, yo dejase mi trabajo a media jornada y mandase mis estudios a tomar por culen, poniéndome a limpiar casas o a enlatar guisantes (ocupaciones estas muy dignas, todo sea dicho, pero aunque haya estudiado algo "inútil" mi versatilidad laboral tiene un límite) unas horas semanales (entre 6 y 8), y así no superar los 400 euros mensuales que tengo derecho (¡Danke Alemania!) a ganar sin tributar y sin perjudicar la clase tributaria del Herr de la casa.
Porque esa es otra... el Mann, aunque su mujer no trabaje o si tiene un mini-job (de los de 400 leuros, los bien llamados tapagranos de las estadísticas del paro alemán), puede seguir manteniendo su clase tributaria. ¡No le vayamos a perjudicar a él, pobre, que ya bastante se parte la espalda para ganar el Brot de toda la Familien! ¡Uga Uga!
Y no se crean que me froto las manos pensando que el del Rizo irá a la guardería a mediados de otoño y la Au-Pair se convierte en un gasto menos. Por si todavía no lo sabían, el Mayor empieza el colegio en septiembre. De lunes a viernes de 8:00 a 11:30. Eso si hay suerte y no está mala la profe o le pica el culo al de gimnasia, en cuyo caso al evangelizador me lo mandan para casa a las 10:00 o no me lo cogen hasta las 9:00, vaya ud. a saber.
¿Lo peor de esto? Que maromen YA lo sabía, mis amigas de por aquí YA lo sabían y las Übermütter del pueblo YA lo sabían.
Y para colmo mi jefe, que no sé si lo sabe pero si sé que le importaría una mierden, no valora nada mis esfuerzos sobrehumanos por no contestar a sus chorradas impertinentes con un „no se me ponga ud. gilipollas, que me cuesta ud. un riñón“.

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