Revista Comunicación

La valentía de Game of Thrones

Publicado el 06 junio 2013 por Dro @Drolope
Catelyn Stark Game of Thrones
Creo que no me equivoco al afirmar que todos los seguidores de Game of Thrones, tanto los que han leído las novelas como los que no, nos quedamos ojipláticos con el noveno episodio de la tercera temporada, ese espectacular 'The Rains of Castamere' que ya ha pasado a la historia de la serie. Los lectores esperaban ansiosos descubrir cómo adaptaría HBO uno de los pasajes más sangrientos de los libros de George RR Martin y el resto de espectadores, por otro lado, nos quedábamos en shock, sin acabar de creer lo que estábamos viendo; y es que lo que ha hecho Game of Thrones ha sido una jugada muy poco habitual en las series que no podía haberle salido mejor.
[¡Spoilers!]
Los protagonistas suelen ser inmortales. En una película al director no le tiembla tanto el pulso a la hora de cargárselos, pero las reglas con las que se rige una serie son distintas: La historia se alarga y, por tanto, la presencia de los protagonistas también. Ya hemos perdido la cuenta de las veces que hemos pensado "ese no puede morir, es el prota" cuando una serie introduce la típica trama en la que le secuestran, le atracan, le mandan herido de gravedad al hospital... son situaciones interesantes que pueden darle profundidad a la psicología de los personajes si los guionistas juegan bien sus cartas -y van más allá del mero cliché-, pero en Game of Thrones eso no basta. Y, personalmente, hasta ahora no había sido consciente de la enormidad del You win or you die de la serie. Y de lo literal que es.
En el noveno (¡malditos novenos!) episodio de la primera temporada también presenciamos una de las muertes más impactantes de la serie: Joffrey Lannister mandó decapitar a Ned Stark. Yo confieso que no soy lector de las novelas y que no sabía lo que sucedería pero, aun así, su muerte no me impactó tanto como las de este episodio. Si lo miras con perspectiva, Ned era el que tenía todas las papeletas para morir; era justo, honorable, "bueno", gran padre, gran persona y, al menos en mi opinión, un poco plano como personaje. Era un carismático esteriotipo que no tenía mucho que aportar a la larga a Game of Thrones y cuya muerte, a nivel práctico, ha sido un golpe de efecto impresionante que ha engrandecido aun más la historia. Lo que sucede con Las Lluvias de Castamere es más complejo puesto que algunos -una muy especialmente- de los personajes que han decidido cargarse sí que tenían mucho potencial.
Robb Stark Game of Thrones
La mujer de Robb era una pérdida más previsible, e incluso el propio Robb si me apuras (si me apuras muchísimo) pero, ¿Catelyn? ¿CATELYN STARK? Su muerte me ha dolido muchísimo, ya no solo por la crueldad de la escena en sí, sino porque sentía que le quedaban muchas cosas por contar. Su historia estaba inconclusa y todavía podía enriquecer muchísimo la trama con su presencia. Lo que quiero decir es que, a pesar de que esa escena sea un dolor y nos apene a todos, su muerte ha sido totalmente necesaria, porque son precisamente muertes como esta las que hacen de Game of Thrones algo épico e impredecible. Volvamos a las series que mencioné al principio. ¿Qué emoción pueden tener las situaciones que ponen en peligro de muerte a sus protagonistas si sabemos que siempre saldrán victoriosos? El ejemplo más claro que me viene a la cabeza es el de Dean y Sam Winchester, de Supernatural, que se libran de todas por una mezcla de factores donde tiene más peso la buena suerte que la propia astucia de los cazadores. Esto, a la larga, pasa factura. Se pierde credibilidad y emoción, dejamos de ver los episodios en tensión con los ojos pegados a la pantalla. Por eso Game of Thrones necesitaba una muerte -o mejor aun, varias- que nos recordase que la serie que estamos viendo no se anda con chiquitas. Que va a por todas. Muchos dirán que George RR Marin es un sádico, pero yo les rebato y digo que es un genio, un valiente, alguien que sabe mirar más allá. 
Pero claro, esta facilidad a la hora de matar protagonistas también puede acarrear problemas a la larga. No hay más que recordar el caso tan famoso de un protagonista que falleció en el season finale de la tercera temporada de The Walking Dead. Muchos fans se enfadaron muchísimo con la AMC y con los guionistas por haberlo/la borrado del mapa. Hay que tener mucho ojo con estas cosas. Sin embargo, la ventaja de Game of Thrones es que hay muchísimos personajes, y la mayoría de ellos son interesantísimos, así que una caída, aunque duela, no hace que el castillo de naipes se desmorone, y menos cuando sabemos que ese es el pan de cada día. Ya lo dijo el maestro de Arya, el único Dios verdadero es la Muerte, y lo que se le dice a la Muerte es: Hoy no.
Sí, echaremos mucho de menos a Catelyn, y sí, esa forma de asesinar a Talysa ha sido brutal e inolvidable, pero todo lo que han aportado (el factor sorpresa, la emoción, el horror, el impacto, la sensación de que cualquier cosa puede pasar) merece la pena y supera con creces, vista desde una perspectiva algo fría, a lo negativo. Aunque claro, si vuestro personaje favorito era Catelyn probablemente todo esto que os estoy diciendo os esté resbalando pero, ¡ey! Game of Thrones es así. Todos son peones en un tablero de ajedrez y todos pueden morir. Si os lo queréis tomar como genial atrevimiento o como retorcido sadismo ya lo dejo a vuestra elección...
Isidro López (@Drolope)
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