Supongo que todo ser humano tiene un lado malvado, aunque siempre he pensado que hay quien lo tiene más desarrollado de lo normal.
Una de esas imágenes que tengo grabadas desde mi niñez (aviso: me voy a poner en plan abuela cebolleta) tiene que ver con este tema, con la crueldad gratuita y sin motivo.
Estaba yo en el la calle jugando como toda niña que se precie (al menos como toda niña o niño de aquella época) y me había quedado maravillada con una pequeñúscula mariquita que se movía cerca de mí. Decidí tirarme al suelo para observarla mejor cuando de pronto la enorme rueda de una Motoreta la hizo papilla delante de mis narices (puede que por eso yo siempre haya sido más de BH). La aplastó despacito y con saña, acabando con mi momento cursi de un plumazo.
El pequeño psicópata que iba subido a la bici me miró con una sonrisa de oreja a oreja, super orgulloso de lo que acababa de hacer, y desde luego yo no supe ni qué decir. Lo mismo aquel pobre infeliz sólo quería ligar conmigo y no sabía cómo, el caso es que me dejó sin palabras, con los ojos como platos y con la vena del cuello hinchándose de rabia por momentos.
Entonces yo era demasiado pequeña para decirle nada al niño, ni mucho menos para vengar la dramática muerte de la mariquita, pero por suerte en la historia que veréis a continuación “los malos malísimos” sí que reciben su merecido. Así que preparaos para disfrutar de la dulce venganza con este corto titulado Big Buck Bunny.