Siempre ha despertado un mínimo de interés en mí el estreno de un western, género al que muchos llaman el padre de todos los demás, y puede que sea por ello que no se me haya escapado como a la inmensa mayoría este humilde estreno de cine independiente de bajo presupuesto. Natalie Portman, un poco desaparecida como actriz en los últimos tiempos, coge las riendas de este proyecto como algo personal, interpretando a la protagonista y también como productora de la película, ejemplo de lo difícil que es sacar adelante aquello que no tiene detrás la firma de un gran estudio.
Con escasísimo y poco reconocible reparto (exceptuando a la propia Portman y al reclamo de taquilla que supone Ewan McGregor en el intrascendente y pequeño papel de malo), así como un argumento con serias lagunas, más por falta de consistencia que de información, el aroma a "rodado in extremis con cuatro apaños" desluce, pero no elimina la experiencia de pasar un buen rato viendo una aventura no por convencional menos entretenida.
La citada actriz encarna a Jane, una chica endurecida por su historia que tiene una hija a su cargo y un esposo con dudoso pasado que un día aparece por casa acribillado a balazos y moribundo. Aquellos de los que ha huido vendrán a buscarlo, pero ella decide no abandonar a su marido y conseguir para el inminente enfrentamiento la ayuda de alguien a quien en un tiempo estuvo muy unida.
La desastrosa traducción del título de la cinta (viejos hábitos que huelen a naftalina, porque bien podría haberse llamado "Jane cogió un arma" o algo parecido, mucho más cercano al original) plantea algo más parecido a la Rápida y mortal de Sharon Stone con esa imagen de chica vestida de vaquero y de armas tomar que al western contemplativo y académico con duelo final que realmente es.
La desastrosa traducción del título de la cinta (viejos hábitos que huelen a naftalina, porque bien podría haberse llamado "Jane cogió un arma" o algo parecido, mucho más cercano al original) plantea algo más parecido a la Rápida y mortal de Sharon Stone con esa imagen de chica vestida de vaquero y de armas tomar que al western contemplativo y académico con duelo final que realmente es.
La dirección artística de categoría se las ingenia para retratar la preciosa y agreste gran nada de la árida región con la fotogenia que se merece, y unido este dato al interesante seguimiento de cámara de todo cuanto acontece son suficientes argumentos para que podamos asegurar que no estamos ante una historia que se rueda con piloto automático, hecho que avala al semidesconocido realizador Gavin O'Connor así como al resto de su equipo.
Cuesta trabajo y se hace extraño recomendar una película de la que se te ocurre resaltar más defectos de fondo que virtudes de forma, pero el innegable resultado es que sin tratarse de Bailando con lobos, Centauros del desierto o Sin perdón, no deja con mal regusto al ávido de western, dando como hecho el mono de cine al encontrarnos en semana escasa de estrenos decentes. La venganza de Jane puede ser perfectamente el entretenido sustitutivo ideal a la espera de mejores vientos en la cartelera. Suena a y es un poco consuelo de tontos, pero al igual que la descripción de la misma, esta película se deja ver, ya lo comprobarán, con mayor generosidad de la que luego uno usa para comentarla…
Dirección: Gavin O'Connor. Título original: Jane got a gun. País: USA. Duración: 98min. Género: Western. Intérpretes: Natalie Portman, Joel Edgerton, Ewan McGregor, Rodrigo Santoro, Boyd Holbrook, Todd Stashwick, River Shields, Jacob Browne, Sam Quinn. Guión: Brian Duffield, Joel Edgerton y Anthony Tambakis. Estreno en España: 6 Mayo 2016.