Gran título para una gran película
Sinopsis y ficha técnica
Víspera de las elecciones estadounidenses de 2004. El país se encuentra inmerso en la guerra contra Iraq y Afganistán y todo apunta a que George Bush va a ser reelegido presidente de los Estados Unidos. La productora de noticias de la CBS Mary Mapes (Cate Blanchett) y su socio, el presentador Dan Rather (Robert Redford), descubren una historia que podría cambiar el curso de las elecciones. La emisión de un programa especial con la información desata una tormenta informativa que llevará a Mapes y Rather a pelear para demostrar la veracidad de su noticia y defender los valores de la verdad por encima de los intereses políticos y económicos que se esconden detrás de los medios de comunicación.
James Vanderbilt, guionista de Zodiac y Asalto al poder, dirige este thriller basado en el polémico libro Truth and Duty: The Press, The President and The Privilege of Power escrito por la productora de noticias Mary Mapes sobre la tormenta que se desencadenó en EE.UU tras la emisión de un programa que revelaba las irregularidades del servicio militar del presidente George Bush durante la guerra de Vietnam.
Cate Blanchett, ganadora del Oscar por Blue Jasmine y El aviador, interpreta a Mary Mapes, y Robert Redford, ganador del Oscar por Gente Corriente, interpreta a Dan Rather, histórico presentador de la CBS que fue cesado tras este polémico caso. Completan el reparto Dennis Quaid (Lejos del cielo, Traffic) y Topher Grace (Interstellar).
Actores La verdad
- Cate BlanchettMary Mapes
- Robert RedfordDan Rather
- Elisabeth MossLucy Scott
- Topher GraceMike Smith
- Dennis QuaidColonel Roger Charles
- Bruce GreenwoodAndrew Heyward
- David LyonsJosh Howard
- John Benjamin HickeyMark Wrolstad
- Rachael BlakeBetsy West
- Martin SacksColonel Robert Strong
- James Vanderbilt
- Brad Fischer
- William Sherak
- James Vanderbilt
- James Vanderbilt
Comentario previo
En primer lugar, decir que es dificilísimo encontrar imágenes de esta película en internet, y ninguna de ellas es muy buena (sólo hay que ver los ejemplos que he puesto abajo). Indudablemente, este es un filme que jamás se hubiera podido producir bajo la administración Bush… pero ahora con Obama, se supone que la cosa ha cambiado; ¿habrá habido algún tipo de boicot igualmente?. No lo descarto, no han faltado críticas poco entusiastas, lo que, con franqueza, me sorprende mucho; quizás porque requiere mojarse, y todos sabemos que, aunque hagas crítica artística, siempre habrá quien lo quiera interpretar de forma política (temas que refleja magníficamente bien esta película). Afortunadamente, aquellos que somos anónimos, podemos opinar libremente y sin miedo a las consecuencias.
En cualquier caso, no me pienso meter en política, como siempre he dicho, yo soy apolítico y el tema me interesa más bien poco.
“Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones” dijo una vez Gregorio Marañón, cita que, muy probablemente, algún día incluya en mi sección al efecto y que muy bien podría resumir esta película de la que haré la crítica; porque, ¿qué es la verdad?, ¿no es todo interpretable?, ¿cuántas veces en nuestra vida hemos tenido malentendidos que al final se han resuelto (o no)?, ¿cuántas veces conocemos distintas versiones de una historia, y aún siendo terceras personas, testigos neutrales, somos incapaces de saber cual es la verdad?; ¿existe una verdad única y auténtica?… la vida parece responder a esta última pregunta que no, que eso sólo se encuentra en los cuentos de hadas, y que, tal vez, una vez más, nos tengamos que apoyar en la vieja frase que dice eso de que en la vida no hay blancos ni negros, sino una extensa gama de grises, y a lo mejor, la verdad tenga muchos flecos; o puede ser, que sea certero el título de aquella obra de Calderón de la Barca, que decía que “En la vida, todo es verdad, y todo es mentira”.
Sí, sin duda el título de esta película ya promete, y no decepciona, porque la verdad en sí misma, es un tema apasionante a tratar, y, pese a lo contradictorio que pueda resultar decir esto, nunca nada claro ni evidente.
Crítica
La idea de origen, escribir una película sobre las memorias de una periodista acerca de un escándalo reciente, no parecía la mejor de las ideas, de hecho, parecía sumamente politizada, parcial e incluso aburrida, pues tampoco se trataba de un asunto tan grande, y tan global como para resultar interesante… a menos claro, que esté en una mano maestra.
Y las memorias de Mapes tuvieron esa suerte, porque James Vanderbilt es un excelentísimo escritor, un magnífico contador de historias que sabe como realzar una idea original que, en principio, hubiera dado de sí lo justo; muy especialmente, porque no es una temática que nunca se haya tratado (y que de hecho, cuenta con títulos sobradamente conocidos e incluso clásicos como “Todos los hombres del presidente”, con el propio Redford también el reparto) o excesivamente original, y que además puede costar bastante explicar, y fácilmente resultar densa para aquellos que no conozcan determinados mundillos; sin mencionar que, que algo funcione dramáticamente en la realidad, no significa que lo vaya a hacer en la ficción.
Y eso es precisamente lo que demuestra que el guión es una magnífica obra maestra, que reflexiona sobre temas como: la verdad (en todas sus vertientes y formas) y la mentira, la fama y sus peligros, las interpretaciones de los hechos, los privilegios en un sistema supuestamente igualitario, los condicionamientos políticos, el fanatismo, los intereses partidistas, la manipulación de los medios, la hipocresía, la justicia, los tópicos y la superficialidad… etc; y por supuesto, se refleja espléndidamente bien la sociedad de la información actual: con los medios tradicionales; y los nuevos, blogs y redes sociales, que también han conseguido su influencia y poder. En definitiva, es algo realmente apasionante, no es sólo que nos cuenten una historia, es todo un reflejo social, una reflexión sobre lo que supone decir lo que crees que es la verdad, y de lo mucho que puede costar defenderla (y no puedo dejar de recordar, en plan chistoso y a menor escala, que yo sufrí algo parecido en el blog).
Ha habido críticos que han dicho que el guión no se implicaba lo suficiente, o que era parcial en favor de Mapes, e incluso el director-guionista reconoció estar dando su visión, al fin y al cabo, el guión se basa en sus memorias… pero yo no creo nada de esto, es más, lo que convierte este guión en algo maestro es que tiene la gran sabiduría de no ser parcial o adoctrinador, no defiende ninguna causa, simplemente cuenta una historia desde todos los puntos de vista posibles; de hecho, al final de la película, yo creo que cada espectador sacará su propia conclusión acerca de si cree que Mapes hizo bien o no, si falseo la información intencionadamente o no… el guión tiene la habilidad de no juzgarla, no se pone de parte de nadie, simplemente expone lo que hay. ¿Qué la protagonista es Mary Mapes y que lo estamos viendo todo desde su óptica y su identificación?, cierto, pero eso no significa que justifiquemos todos sus actos.
Sin embargo, que James Vanderbilt haga un excelente guión no sorprenderá a muchos de los que conozcan su filmografía… pero también debuta como director; y en ello, se nota su pasión en el tema, pues hace un trabajo absolutamente exquisito, consiguiendo que la historia tenga un ritmo absolutamente perfecto, muy dinámico, movido, emocionante hasta el final. Y no deja de resultar difícil, puesto que la historia hace equilibrios continuamente entre varios géneros, y cambia de registros más de una vez (comienza siendo un suspense periodístico, que evoluciona a drama, y luego toma tintes judiciales… etc); pero la maestría absoluta de Vanderbilt consigue superar todos los obstáculos (que no son pocos y considerables) y consigue entretener a la vez que reflexionar y fascinar.
En definitiva, James Vanderbilt demuestra una brillantez que hace que deseemos ver pronto nuevas obras suyas, que seguro, resultarán de gran interés.
Del resto del apartado técnico, poco se puede decir pues no es nada lucido, una reproducción de una época demasiado cercana como para que la apreciemos; la verdad es que el filme no deslumbra demasiado visualmente, pero, la verdad, tampoco lo necesita.
Sólo queda hablar de los actores, todos ellos muy cuidadosamente elegidos y que cumplen muy bien con su papel (como Dennis Quaid o Topher Grace); sin embargo, no quiero dejar de mencionar a dos en especial: Robert Redford, que cada día es más agradable ver en pantalla pues siempre une su nombre a productos de calidad (y que tan deslumbrados nos dejó con su obra maestra “La conspiración”); y por supuesto Cate Blanchett, de la que lamentablemente, cada día puedo decir menos halagos, y es que la actriz australiana parece tener lo que yo denominaría “la maldición del Oscar”, que consiste en que la que era una gran intérprete de repente comienza a perder todo lo que la había hecho admirable hasta que difícilmente se recuerda en sus nuevos productos porque lo había sido (buen ejemplo de ello podría ser la infortunada Nicole Kidman, con múltiples fracasos de taquilla a sus espaldas tras ganar la famosa estatuilla, unos más merecidos que otros), y en el caso de Blanchett, ya estaba espantosa en “Cenicienta”; y en “La verdad”, aunque no está mal, se la ve actuando todo el rato, no dejas de ver a la australiana haciendo un papel: reconoces gestos que has visto en otras películas, formas de decir las frases, recursos actorales… etc; nunca llegas a ver a Mary Mapes, sólo a Cate Blanchett siendo una periodista con problemas; en fin, ojalá no perdamos a la que bien se podría considerar una de las grandes actrices de nuestro tiempo.
Valoración final: probablemente una obra maestra, he visto muchas otras películas de género parecido, pero ninguna me había entusiasmado como esta, ni creo que hayan llegado a reflexiones tan profundas y apasionantes como este filme de Vanderbilt. No hay duda alguna, es la película imprescindible de la cartelera cinematográfica, una maravilla que en ningún caso debe perderse. Hay que ir a verla.