Mucho antes del nacimiento de el Mesías, el rey David escribo muchos Salmos que para muchos, aún hoy día nos sirven como guía y nos da la fuerza para continuar en la fe.
Veamos lo que nos dice el rey David en tan sólo un fragmento de sus bellos escritos.
Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Salmos 18:1-2
Mucho tiempo después que el rey David escribiese estas hermosas palabras, San Mateo, nos recuerda lo siguiente:
"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas." Mateo 22:37-40.
No cabe duda que el rey David nos quiso dejar de antemano sus pensamientos y sentimientos hacia lo que es verdadero.
Dios debe ocupar el primer lugar sobre todo lo demás de nuestras vidas. Poniendo a un lado nuestra propia vida y necesidades confiando que Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Nos hizo de tal manera por que así fue su voluntad. Veamos lo siguiente:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Génesis 1:26
Dios en su infinito amor nos entregó el privilegio de reinar y gobernar sobre la tierra y todo lo que existe.
¿Reina Dios en tu corazón? ¿Le reconoces como Rey en tu vida?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16
Confía que Dios te ama. La sangre que Jesús derramó ya te limpió de todos tus pecados y es razón para que vivas una vida plena y llena de felicidad.