Los arcos tan característicos de nuestra Plaza Elíptica tienen mucha tela. Según me han contado, dichos arcos fueron diseñados por Porto para ubicarlos en la explanada de Las Esclavas. El proyecto recibió financiación de la Unión Europea. Cuando Paco Vázquez se paró a pensar en lo que se iba a hacer decidió que las esculturas de Porto en Las Esclavas taparían las vistas al mar, y se le ocurrió reubicarlas en un barrio que se estaba construyendo relativamente cerca, Los Rosales.
A Porto no le hizo gracia el cambio y protestó. Y tanto protestó, que Vázquez le prometió compensaciones para que no montase mucha bulla, no fuese a ser que la pataleta llegase a Europa y alguien decidiese retirar la subvención.
Y las compensaciones llegaron: el Millennium, los murales de San Diego y del Club del Mar, las cenefas de las terrazas de María Pita, algún cartel de la Feria Taurina, unos azulejos en una sala del Coliseum…
Y, mira tu por donde, ahora los arcos son un símbolo para nuestro barrio.