La música de Prince trasciende incluso su vida, sobredimensionada por el amarillismo de los medios y la farándula con escándalos sexuales, drogas y demandas legales. Todo eso puede ser hecho a un lado cuando se aprecia la labor y sensibilidad de Prince el compositor y cantautor, quien comenzó su carrera como músico de sesión y compositor apenas con 17 años. Su habilidad para hacer melodías y conjugar letras originales e innovadoras le fueron abriendo camino en el circuito. Su maqueta, firmada bajo el nombre de Moon, llegó a las oficinas de Warner Bros, que le dio absoluta libertad creativa para grabar su primer disco en 1978, For You, en el que compuso todos los temas y tocó todos los instrumentos.
El álbum se vendió como pan caliente y sentó las bases para una carrera prometedora. El prodigio fue comparado con otras estrellas de la música afroamericana, como Michael Jackson y Stevie Wonder. Su carrera ascendió meteóricamente, sobre todo después de Prince (1979), disco con el que mostró su variedad su sonora y su mezcla de influencias. Una retahíla de trabajos siguieron sumándose a su discografía, pero en 1984 las cosas cambiarían para siempre.

En medio de África occidental se encuentra Níger, una nación islámica que desde el siglo XIX y hasta 1958 fue una colonia francesa. Además de sus problemas socioecónomicos, fallas en infraestructura y conflictos bélicos, algo muy superior parece haber surgido en el seno de su cultura. Se trata de Akounak tedalat taha tazoughai (Christopher Kirkley, 2015).
Akounak tedalat taha tazoughai es un remake de por sí extraño de Purple Rain. Su historia transcurre en la ciudad de Agadez, situada en el desierto del Sahara, y se centra en Mdou Moctar, un guitarrista rebelde con un hogar hecho trizas quien busca construir su carrera y su vida. La línea argumental es básicamente la misma, con ligeras diferencias, sobre todo en el plano de lo occidental contra lo oriental.

La historia se desenvuelve en un contexto en el que realidad pocas personas conocen a Prince. Sin embargo, varios de los elementos de la historia original pudieron traducirse al contexto de las comunidades tuareg de Níger, en el que la guitarra se toma como un símbolo de su cultura y música.Fuente: culturacolectiva.com