La vida de David Gale cuenta con dos protagonistas de lujo (Kevin Spacey y Kate Winslet): un profesor de filosofía que es acusado de violación y asesinato, y una periodista a la que éste quiere conceder una entrevista antes de ser ejecutado, y a la que irá contando su propia historia. ¿La ironía? Pues que este profesor es un ferviente activista que lleva luchando mucho tiempo contra la pena de muerte.A mí la verdad es que la película me ha gustado mucho, mucho. Tiene una trama en la que debes ir encajando poco a poco las piezas, hasta llegar a un final que, personalmente, yo no me esperaba. Intriga, preguntas, apariencias, pero sobre todo el deseo de defender una causa son las que nos hacen reflexionar en esta cinta.
Las actuaciones y el argumento son geniales, sí, son cosas que digo hasta la saciedad en todas las reseñas de cine, pero si hay algo que destaco también son los diálogos, o mejor dicho, las frases. He aquí la evidencia (sacadas de una teoría filosófica):
"Las fantasías tienen que ser poco realistas. Porque en el momento, en el instante en que consigues lo que buscabas... ya no lo quieres, no puedes quererlo. Para que el deseo pueda seguir existiendo, necesita que sus objetos estén permanentemente ausentes. No es eso lo que deseas sino la fantasía de eso. Dicho de otra manera, el deseo sustenta fantasías utópicas."
David Gale es en sí mismo un personaje que transmite mucho, la parte necesaria de un todo que guarda más de un secreto.Y la periodista Bitsey Bloom, por su parte, comienza siendo una mujer que cumple con su trabajo para después convertirse casi en una víctima de esta historia, puesto que ella será quien deba descubrir quién y por qué se está incriminando a un hombre inocente.Y ya, sin más dilaciones, declaro finalmente que La vida de David Gale es de esas películas que no se olvidan, de esas en las que, después, por la noche, en la oscuridad de tu habitación, sigues pensando y reflexionando. Porque, ¿hasta dónde se puede llegar por defender una idea?