Revista Infancia

La vida emocional y sexual en los niños

Por Tenemostetas
.-.
He encontrado en el excelente blog de Criando Amando, este transcripción de una charla de la psicóloga Estíbalitz Vegas González, como ella misma se define "psicoterapeuta, especialista en Prevención Infantil, madre y mujer comprometida con su propio desarrollo personal".
Son notas de una charla y no están excelentemente redactadas, pero son importantísimas, la clave de la comprensión de por qué somos cómo somos.
|Más información y otros artículos de la autora aquí: Adore, Psicoterapia y Orientación Familiar
La vida emocional y sexual en los niñosVoy a hablaros, sobre todo, de los primeros 6 ó 7 años de vida, época de formación del carácter. Este periodo reviste gran importancia por su vulnerabilidad (nacemos a medio hacer a todos los niveles, físico, psíquico, emocional y social) y por su gran influencia de cara a la salud futura.
Los conceptos de carácter y coraza nos ayudan a entender de que manera las experiencias infantiles influyen en nuestra posterior vida adulta.
El carácter es una forma estereotipada de movernos por la vida (de pensar, sentir y actuar). Es decir, nacemos con muchas posibilidades de funcionar, pero las experiencias tempranas “podaron” algunas (por no decir muchas) de ellas y nos quedamos con aquellas que nos ayudaron a sobrevivir.
En nuestra vida adulta, a pesar de no ser tan vulnerables y contar con mas capacidades y, teóricamente, con mayor libertad de acción, en la práctica somos esclavos de las elecciones que de niñ@s hicimos o nos impusieron (ej: de la escayola). La coraza es la otra cara de la misma moneda, y está constituida por una serie de tensiones (espasmos musculares) que reducen la capacidad de sentir del individuo (emoción y sensibilidad), el contacto consigo mismo y con los demás, su vitalidad (reducción de la respiración), causando enfermedades o predisponiéndoles a ellas.
Carácter y coraza se constituyen en relación a las necesidades primarias (básicas) no cubiertas, que son: alimentación, sueño o descanso, seguridad, afectividad y sexualidad. Ej: del llanto no respetado (respiración pectoral reducida, en función del grado, predisposición a enfermedades en garganta y zona del pecho, dificultades para contactar con mi tristeza y la del otro).
La Afectividad y la Sexualidad se hallan estrechamente relacionadas. Ambas son necesidades básicas, presentes por tanto desde que somos concebid@s hasta que morimos. La sede de ambas es el cerebro mamífero y las hormonas liberadas en las experiencias sexuales (oxitocina, endorfinas, prolactina y adrenalina) son también responsables de diferentes estados emocionales.
La vivencia y la expresión de las emociones es inseparable de nuestro cuerpo y de nuestra capacidad de sentir placer. No podemos reprimir nuestras emociones sin que nuestra sexualidad se vea afectada por ello. Sin embargo esta es una parte que generalmente queda fuera de la educación sexual, ya que en los centros escolares (y dentro de la familia muchas veces también) queda reducida frecuentemente a los medios para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual (el sexo ya no es pecado, ahora es peligroso, pero ¿dónde queda el placer, la comunicación, los sentimientos y emociones…?).
La represión tanto de la afectividad como de la sexualidad tiene mucho peso en nuestra sociedad actual. Aunque en nuestra sociedad aparentemente la sexualidad haya dejado de ser tema tabú (al menos es lo que podría pensarse vistas las imágenes que nos ofrece a diario tanto las películas, como la publicidad...) la realidad es bien distinta. Todo esto es sólo un escaparate, tras el que se esconde la más dura represión hacia la sexualidad más natural.
Freud fue el primer autor que habló de la existencia de la sexualidad infantil (habló de la sexualidad presente a lo largo de nuestra vida, y no vinculada necesariamente a la reproducción y el coito), descubrimiento que sacudió la sociedad victoriana de su época. Sin embargo en la práctica, aun hoy en día, el placer parece restringido exclusivamente al mundo de los adultos (aún más, a un@s adult@s con un físico y edad muy concretas). También nuestra cultura rechaza la expresión de las emociones como algo inferior (la razón es lo superior, claro). Así nos gusta definirnos como “seres racionales”, limitándonos y olvidándonos de que también somos seres sintientes (o sensibles) y emocionales.
La Sexualidad es algo que forma parte de nuestra dimensión humana, sólo que en diferentes momentos se vive y expresa de formas diversas. Sus funciones son la búsqueda de placer, la satisfacción de nuestra afectividad, la comunicación y la regulación energética.
A lo largo de los 3 primeros años de vida el placer se encuentra localizado principalmente alrededor de la boca, y vinculado especialmente a la lactancia. La lactancia materna produce PLACER De hecho, lo primero que hace un bebé al nacer, si el ambiente es lo suficientemente tranquilo y las luces no demasiado potentes, es buscar los ojos de su madre. Busca los ojos de su madre y después su pecho.
En ese momento la lactancia no se inicia por hambre (por necesidad de nutrientes), sino por una búsqueda de placer y SEGURIDAD. El bebé acaba de estar unido a través del cordón umbilical a su madre hasta ese mismo momento, por lo que no puede tener hambre. Además, aunque tuviera hambre el calostro no podría saciarle porque, aunque cumple una función muy importante a nivel inmunitario, el calostro no tiene apenas calorías. El contacto de la boca y el pezón y el contacto ocular vienen a sustituir la unión entre la madre y el bebé que durante el embarazo se ha producido a través del cordón umbilical. Mientras, se producen las mismas hormonas que en cualquier otra relación sexual (oxitocina, prolactina, endorfinas, adrenalina).
Por lo tanto, como relación sexual que es, son muy importantes las condiciones en las que se da de mamar. Es necesario un marco de intimidad en el que la madre y el bebé puedan mirarse relajadamente a los ojos y disfrutar del momento. De hecho, cuando la lactancia es satisfactoria, pueden observarse en bebés muy pequeños orgasmos orales (los bebés se sonrojan, los labios comienzan a temblar, los ojos se entornan y acaban relajados y dormidos).
Sin embargo, en nuestra sociedad la lactancia materna es un bien escaso, que cuando se da, apenas se mantiene unos meses y el tiempo que perdura frecuentemente acontece a golpe de reloj. La lactancia reglada también deja fuera el placer y convierte una experiencia sexual en un acto mecánico regido por el reloj.
Esto ocurre así, a pesar de las recomendaciones de la O.M.S., de UNICEF, e ignorando el hecho de que la lactancia no sólo satisface unas necesidades de nutrición (para lo cual el bebé además está perfectamente capacitado para auto-regularse), sino de contacto, seguridad y placer del recién nacido. Bien sabemos las que amamantamos a demanda, especialmente si es más allá del primer año de edad, como se tilda enseguida de “vicio” la petición del pecho por parte del bebé. Otro tanto ocurre cuando el bebé chupa su propio pulgar.
Y es el que el bebé no sólo mama, sino que se relaciona con su entorno principalmente a través de la boca. A través de la boca conoce primero su propio cuerpo (primero los dedos, las manos, luego los pies, ... y poco a poco cualquier otra parte del cuerpo u objeto al que pueda tener acceso), y luego el mundo (llevándose a la boca cualquier cosa que pille), y esta experimentación le produce placer.
Aunque tanto UNICEF, como la OMS recomiendan un mínimo de dos años de lactancia, lo cierto es que el destete a los 2 años suele ser complicado. Por un lado esto se debe a que el destete vendría a sumarse a los otros muchos cambios que en esta edad ya se están produciendo de forma natural, por otro a que en esta se edad se produce una vuelta a la madre de la que ya hablaremos mas adelante (etapa de reacercamiento), y por último a que el placer oral sigue siendo a los 2 años una necesidad. Es alrededor de los 3 años cuando la lactancia pasa de ser una necesidad a un deseo, por lo que el destete se produce a partir de esta edad mucho mas fácilmente. El desarrollo cortical permite además en ese momento que el destete sea algo pactado y no impuesto, con lo que ello puede contribuir al desarrollo del niñ@.
El desarrollo del bebé es cefalo-caudal (es decir, madura primero sus ojos, su boca, ... después sus brazos y mitad superior del cuerpo, ... y por último sus piernas ya cercano al año de vida) y conforme va madurando el control y la consciencia corporal de la cabeza a los pies a través, la energía va también bajando, hasta que alrededor de los tres años los genitales se convierten en la zona que mayor placer produce (a partir del año aproximadamente el niño comienza a sentir sus genitales de una forma rudimentaria).
Es el momento en el que el placer se desplaza de la boca a los genitales, los niños y niñas comienzan a experimentar sensaciones genitales placenteras y sienten la necesidad de explorar su propio cuerpo, primero, y el de otros compañeros de juego. Aparece también la curiosidad sexual (quieren ver a los padres desnudos, jugar con ellos, ver sus genitales…) y una fase de exhibición sexual natural. Les encanta bajarse la ropa interior y enseñar todo, por lo tanto es muy importante la actitud del adulto, porque normalmente se ríen, hacen bromas tontas,... Esta fase es fundamental porque es la base de la autoafirmación corporal y de identidad sexual (“yo, mujer”). Así entre los 2 y 3 años la mayoría de los niños sabe ya que hay dos tipos de personas: hombres y mujeres, y se colocan ya en una de las dos categorías, pero hasta los 6 u 8 no distinguen entre la identidad sexual y el rol de género.
Es importante afirmar la sexualidad femenina y masculina, no como roles estereotipados, sino como función, como identidad sexual, aunque ell@s no tengan clara aún la diferencia (much@s adult@s parece que no tampoco lo tienen muy claro).
En relación a su curiosidad sexual las primeras preguntas espontáneas llegan entre los 2-3 años, y continuarán preguntando sólo si he hemos aceptado bien sus preguntas (sin evasión, incomodidad, sin mostrar la sexualidad como algo feo, vergonzoso y/o malo) y si están convencidos de que les queremos decir la verdad. Sino, generalmente entre los 5-6 años, buscarán respuestas en otros lugares.
Primeras preguntas: acerca de la diferencia de sexos en cuanto al comportamiento, cualidades, diferencias anatómicas (genitales, vello, voz, …) y de vestimenta. También anatómicas diferencias niñ@s-adult@s.
Segundas preguntas (ante observaciones en el entorno): Acerca del origen de los niños, por dónde nacen, cómo están dentro de la madre, vivencias del parto…
Terceras preguntas: ¿Cómo se hacen los niñ@s?  Frecuentemente mantienen teorías propias al respecto durante tiempo.
Cuartas preguntas: Acerca de las conductas sexuales: ¿Por qué se besan?… Muchas de ellas por observaciones cotidianas, y otras muchas por observación de material no adecuado para niños que asocian violencia y sexualidad, pareja y engaño, o incluyen desvalorización de la mujer, …
Responder:
- Cuando pregunten. En otro momento podemos retomar el tema si nos es difícil responderle (avisarle). Si nos es difícil responder, decírselo.
- Con palabras sencillas (primero con vocabulario de la calle, después introducir poco a poco vocabulario mas técnica)
- Sin ocultar o adulterar la información. Es mejor explicar algo aunque no lo comprendan del todo, que omitir información importante. No es necesario dosificar información, sino adaptar la respuesta al que pregunta. Es normal que no lo entiendan del todo (“ya lo entenderás cuando seas mayor”).
- De manera seria, pero divertida, con naturalidad, sin especial énfasis o misterio
- Consecuente con nuestras creencias o principios, pero mostrando otras opciones.
- Pueden usarse libros o dibujos, o el propio cuerpo para mostrar las diferencias entre los sexos
- Con una visión positiva y alegre de la sexualidad (y de ser hombre o mujer) y la vida:
* Dejando contento al niño por ser niño, y a la niña por ser niña, dejando en buen lugar al otro sexo. Cantando a la diversidad hombre-mujer. Chicos y chicas pueden ser lo que quieran y no ha de haber desigualdades entre los sexos. Ser consecuentes en la vida cotidiana.
* Hablar del embarazo, parto y lactancia como experiencias positivas que han de surgir del deseo de ambos miembros de la pareja, y que se preocupan de su bienestar. Que tener hijos es cosa de adultos porque es una tarea difícil aunque muy satisfactoria.
Si mostramos un ejemplo de patología (ej: cesárea), ha de quedar claro que no es una muestra de salud, ni lo más frecuente…
Las primeras experiencias que mostramos marcan mucho: es importante que sean positivas.
* Hablar positivamente del cuerpo (Y dando buen ejemplo: Teniendo una buena relación con propio cuerpo, aceptándose y cuidándose) y los cambios purperales como síntoma de que están sanos, se hacen mayores…
* Hablarles de las conductas sexuales se hacen porque producen placer, porque los que participan así lo desean (muy importante: que sepan que nadie ha de obligarles a hacer algo que no quieren, y que tampoco ell@s pueden hacerlo), porque se lo pasan bien y para expresar cariño.
Lo adecuado en esta época, y que de hecho se da en otras muchas culturas, sería la masturbación libre, las relaciones sexuales entre niñ@s, el contacto y el reconocimiento corporal propio y de los otros... Los niños debieran tener espacios libres para la exploración (y no sólo juegos de médicos, porque muchas veces es un desplazamiento porque no se atreven a vivir directamente la genitalidad), para el hetero- y autoconocimiento genital.
Sin embargo, cuando un niño/a comienza a tocarse los genitales, las reacciones de su entorno más cercano son de desaprobación que puede manifestarse de formas muy diferentes (castigo físico, crítica, reacciones de miedo, preocupación, insultos, intentos de distracción, reprimendas, burla, gestos de enfado, de asco...), y a través de ellas comienza a considerar esas sensaciones como algo “malo”, “sucio” o “pecaminoso”.
Como para el niño la aprobación por parte de los adultos es vital, ya que depende totalmente de ellos (a nivel físico, psicológico y emocional), intentará renunciar a sus propias necesidades, usando diversas maniobras para reprimirlas o atenuarlas: retener la respiración, poner en tensión los músculos abdominales y, sobre todo, los del suelo pélvico (el útero es un músculo poderoso) y abductores (“músculo responsable de la virginidad”).
Así, durante los primeros años de vida, se produce un bloqueo (especialmente diafragmático y pélvico), modificando incluso la posición de la pelvis. Entre las importantes consecuencias de este hecho se encuentran la disminución de la función sexual, el dolor en el parto y, también con bastante frecuencia, durante la menstruación (tan rígido y contraído se encuentra ya el útero al llegar a la adolescencia, que hasta la mínima apertura del cervix produce fuerte dolor). Otras consecuencias pueden ser futuros problemas sexuales en la edad adulta (frigidez, anorgasmia, impotencia…).
Alrededor de los 5-6 años suele darse en nuestra cultura (y vinculado a nuestra forma de vivir, en núcleos familiares pequeños y cerrados) el Complejo de Edipo. (Explicar la actitud adecuada de los padres/madres).
El interés por lo genital que se inicia alrededor de los 3 años, desde el punto de vista de la salud debiera mantenerse toda la vida. No sólo durante la etapa de latencia.
Indicadores de masturbación saludable:
-Capacidad de Autocontrol (a partir de los 5 años): pueden esperar al momento y lugar adecuados (pueden entender que hay cosas que es mejor hacerlas en privado, no porque sea vergonzoso o sucio, sino porque, de la misma manera que usamos el WC, hay espacios determinados para otras cosas. Antes es normal que se desnuden en cualquier sitio y se toquen a la vista).
- En condiciones de higiene y sin emplear objetos potencialmente peligrosos
- No compulsividad o usarla como medio para resolver conflictos
- No motivada por picor o infección
- No acompañada de sentimientos de culpa (una cosa es transmitir una creencia y otra mentir e instalar miedos para lograr evitar una conducta).
Dejarle claro que masturbarse es una conducta que puede realizar en libertad si respeta estos criterios. No han de ser alentados a directa o indirectamente a que se masturben, o a que no lo hagan.
Los juegos sexuales entre niñ@s son naturales y sanos, y pueden variar mucho. La intervención de los adult@s sólo es necesaria si:
- Hay una clara diferencia de edad o nivel de desarrollo
- Alguien impone algo a otr@
- Existe riesgo de daño físico
- El contenido (las actividades, el vocabulario) es sexista o agresivo
- Imitan conductas que con probabilidad han aprendido viendo pornografía o abusos. Si se sospecha que puede ser así, hablar con ellos asegurándoles que se quiere saber lo que ocurre, no para reñirles, sino para ayudarles.
En nuestro papel de padres y madres hemos de proporcionarles cuidados y protección (y enseñarles a que se protejan), y ayudarles a conocer e interpretar el mundo, la sociedad, la vida y las personas. Este papel de intérprete es muy importante, especialmente de cara a la información que llega a través de los medios de comunicación. Los niñ@s no debieran ver nunca la TV solos. Los valores implícitos en la publicidad, películas, programas diversos… acerca de las emociones, el cuerpo, las relaciones, la sexualidad, … tienen un gran peso en tod@s nosotros, pero mas aun en nuestr@s hij@s.
Tenemos derecho a vincularnos o desvincularnos de la pareja, pero no de los hijos. Hemos de ser incondicionales: aceptarles tal como son (y expresándoselo), no considerarnos propietarios, sino responsables, no tenerles para dar sentido a nuestra vida o para cubrir nuestras necesidades (los cuidados no debe exigir reciprocidad). La incondicionalidad y la estima le darán seguridad.
Informarles es importante, amarlos imprescindible: amar es lo mas importante que podemos enseñarles, y PARA AMAR HAY QUE VIVIR LA EXPERIENCIA DE SER AMADO.
(Las negritas son mías. IMH).

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