El cine y la música siempre han mantenido una relación perfecta (incluso en el cine mudo la música jugaba un papel fundamental, con aquellos pianistas poniendo la banda sonora a la película en directo) y es que los dos se complementan y encajan como las piezas de un puzzle.
La buena música llena de sentimientos al cine, ya sea amor, tristeza, terror, angustia, felicidad… No hay nada como una buena banda sonora para transmitir estos sentimientos al espectador.
Y el buen cine llena de mensaje a la música, como cuando al escuchar “La vida es bella” tu cabeza te lleva al horror de un campo de concentración nazi, a ese horror que no debemos olvidar para evitar que se vuelva a repetir.
Estos son trabajadores esclavos en el campo de concentración Buchenwald cerca de Jena; muchos habían muerto de la desnutrición cuando las tropas estadounidenses de la 80 División entraron en el campo.
Aunque la canción en sí misma no hable del nazismo, todo aquel que haya visto la película sentirá cada vez que escuche esta canción de Noa, una gran repulsa al sinsentido y a la vergüenza humana que representó el nazismo.
La canción “La vida es bella” en español interpretada por Noa y Miguel Bosé:
Algunas personas criticaron la película por ser demasiado dulce, pero yo creo que es todo lo contrario: es un caramelo envenenado, al metértelo en la boca es muy dulce y evoca la inocencia de los juego de niños, pero al digerirlo, al profundizar en la parte adulta de la película, te destroza, te envenena.
Lo mismo pasa con la canción: al mismo tiempo que representa un dulce canto a la vida, también evoca una gran sensación de tristeza, tiene un sabor agridulce, un halo de esperanza cuando todo parece perdido, un halo de felicidad cuando todo es tristeza, un halo de luz en un mundo de oscuridad…
Puede que suene a libro de auto-ayuda, pero realmente creo que todos necesitamos esa esperanza por muy mal que estemos, por muy mal que vayan las cosas todos necesitamos levantarnos con un… ¡Buenos días princesa!