Jamás pude imaginar que la salida de Iker Casillas del Real Madrid se produjera de la manera en que ha sucedido. Lo estás viendo venir, lo palpas, lo sientes, pero piensas que al final, cuando llegue el momento de la despedida final, el todavía presidente del Real Madrid tendrá un rasgo de humanidad, y permitirá despedirse al portero como se merece: en el estadio que le vio hacer muchos de sus “milagros”, ante los aficionados que le quieren y rodeado de sus mejores amigos. Pues no.
El paripé de hoy, después del mal trago de ayer, ha servido más bien para escuchar al todavía presidente del Real Madrid conjugar la primera persona verbal, la única que maneja, e intentar justificar lo injustificable. Algún incauto podría sorprenderse al escuchar hace unos minutos al todavía presidente del Real Madrid como si él fuera LA VICTIMA en todo este affaire. Nadie llega hasta donde ha llegado este ¿hombre? sin unas tragaderas que le permitan estar hablando un buen puñado de minutos diciendo lo contrario de lo que realmente siente y piensa como quien no quiere la cosa. Lo bueno de que la rueda de prensa de hoy haya sido antes de la comida es que las nauseas y arcadas que me ha provocado no han terminado en el vómito.
Pero atención, ¡¡¡SPOILER!!! Los Reyes Magos no existen y el todavía presidente del Real Madrid no tiene corazón, sino un ladrillo ennegrecido por años y años de verse expuesto al lado oscuro sin protección solar ninguna. Rastrera, indecente, impropia, mezquina, abominable, ponzoñosa… Podría pasarme el día entero buscando adjetivos que me ayuden a calificar el “evento” de hoy lunes, pero tengo la completa seguridad de que no daré con él por mucho tiempo que le dedique. Improvisada sobre la marcha, la “despedida 2.0″ de hoy abochorna y entristece, y me deja una sola pregunta en el aire. ¿Por qué ha accedido Iker al esperpento de esta mañana?
Aunque de cabeza llevaba fuera del club desde hace bastante tiempo, en la noche del sábado 11 de julio -paradojas de la vida: el mismo día, cinco años más tarde, que España ganaba su primer Mundial– se oficializó, al fin, el traspaso de Iker Casillas al Oporto. Que Iker no iba a jugar en el Real Madrid en la temporada 2015-16 era algo sabido por casi todo el mundo. La incógnita era saber cuál sería su destino. Y hay que decir que el todavía presidente del Real Madrid ha llevado hasta el extremo su ansia de venganza y odio hacia Casillas. Cuesta mucho creer que si pones en el mercado a Iker, los únicos clubes que se interesen por él sean la Roma y el Oporto. Cuesta muchísimo creerlo, la verdad.
Podríamos hacer una lista de los grandes clubes europeos que habrían recibido a Casillas con los brazos abiertos, pero si algo tenía claro el todavía presidente del Real Madrid es que Iker no saldría del club blanco a otro equipo que, previsiblemente, pudiera hacerle sombra deportiva. Se asumía que el ex portero del Real Madrid no ficharía por una medianía de equipo, pero también tenía claro Iker que podía olvidarse de la primera línea europea.
Uno lleva tiempo siguiendo el asunto Casillas, y pensaba que, una vez puesto el triste broche, el club blanco se portaría como dicen ellos que son, como señores. Pero no, más allá del comunicado oficial que el sábado hizo llegar el Departamento de Comunicación a la prensa,-de verdad, lo de hoy resta más que suma- el todavía presidente del Real Madrid se ha comportado de la peor manera que cabe esperar en un ser humano. ¿Por qué, si Casillas abandona ayer la Ciudad Deportiva de Valdebebas a las 11,30 de la mañana del sábado con la operación cerrada, ésta se rompe a los pocos minutos?
En ese tensar insoportable de la cuerda del todavía presidente del Real Madrid, había una última cosa que quería evitar. A toda costa. Diga ahora lo que diga. La despedida de Iker rodeado de sus compañeros… El todavía presidente del Real Madrid no quería esa foto… y no la tendría. Así, bloqueamos unas horas la operación, la cerramos cerca de la medianoche y a la rueda de prensa de Casillas para despedirse del club de sus amores del día siguiente no podría asistir ningún jugador porque a esas horas ya estarían volando hacía Australia. Infame hasta el final. Pero tampoco puede sorprendernos.
Buscar explicaciones deportivas a la salida de Iker Casillas es querer dar con la cuadratura del círculo. No las hay. Casillas, incluso al nivel de sus últimos dos años, es infinitamente mejor que el 99% de los porteros del mundo. Las razones son, claramente, extradeportivas y como tal, supongo que nunca sabremos toda la verdad al respecto. Pero el todavía presidente del Real Madrid abandonó su trono por vez primera en 2006 con el odio a Casillas navegando de manera desatada por sus venas, y cual mafioso siciliano, anotó la afrenta en un sitio de su cabeza del que nunca salió.
El todavía presidente del Real Madrid volvió al cargo en 2009 y en ese mismo momento puso en marcha el proceso de destrucción de la leyenda blanca. Una venganza fría, gélida, eterna, que ha conseguido cristalizar seis años más tarde. Mou se la dejó botando, y era cuestión de tiempo que el incendio que inició el entrenador portugués, y jamás sofocado desde la propia institución, terminara chamuscando al ex portero blanco. Al final, tanta tontería con el topo para luego resultar que no lo fue nunca. Pero el daño que hizo la campaña orquestada desde las plantas nobles del Bernabéu y publicitada por Mou y sus chiquillos fue irreparable. Hasta el día de hoy.
En fin. Como aficionado al fútbol creo que Casillas ha sido el mejor portero de la historia del fútbol español y del Real Madrid, y desde luego, en mi caso, tengo la completa seguridad de que me moriré sin ver a ningún otro portero español de ese nivel. Vamos, estoy segurísimo. Un tipo íntegro. Un tipo que asumió su rol de capitán para poner freno a la guerra civil que el todavía entrenador de fútbol de Setúbal estuvo a punto de provocar en el fútbol español. Un tipo que llamó a Xavi para pedir cordura y sensatez cuando el odio y el revanchismo campaban a sus anchas en Puente Aéreo Real Madrid-F.C. Barcelona. Un tipo que pidió respeto para un rival derrotado cuando España ganaba la final de la Euro 2012 4-0 a Italia y el colegiado prolongó el partido tres o cuatro minutos más…
Se ha “traspasado” a un mito del madridismo y del fútbol español, a una leyenda viva, a un jugador de esos que surgen uno cada cincuenta o sesenta años. Se ha ido ninguneado por su ya ex presidente y Junta Directiva, se ha ido abucheado por parte de su afición -esa que ahora llora su salida-, se ha ido de una forma que no le correspondía. El hecho de que la despedida de Xavi este año en Barcelona esté aún presente en nuestras retinas no hace si no agravar aún más la triste e impactante comparencia de Iker Casillas en solitario en su rueda de prensa de despedida.
El todavía presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, ya puede dormir un poco más tranquilo. Ahora sólo le queda lidiar con el toro de Sergio Ramos pero el mensaje a los navegantes es claro. Si con un jugador de la trascendencia de Iker Casillas el club ha hecho lo que ha hecho, que no hará con cualquiera de los componentes de la actual plantilla, incluido el propio Ramos y CR7. Sólo espero que la vida le devuelva con creces en el futuro todo aquello que ha ido sembrando.
Pero siendo el todavía presidente del Real Madrid el máximo responsable de la indecorosa salida de Iker Casillas del club blanco, no puedo dejar de mirar hacia los cómplices de esta situación: todos y cada uno de los socios del club blanco, que son los mismos que llevaron al todavía presidente del Real Madrid por segunda vez a la poltrona blanca en 2009; que son los mismos que le permitieron modificar los estatutos del club para blindar su mandato y evitar en el futuro que nadie que no disponga de una verdadera fortuna pueda presidir este club; que son los mismos que jalean sus gracias mesiánicas con alborozo; que son los mismos que le dieron la espalda al jugador cuando más los necesitaba; que son los mismos que han pitado su nombre día tras día, auditando las actuaciones del portero hasta extremos enfermizos; que son los mismos que le aplaudían cuando alzaba los trofeos y los mismos que no dudaron en creerle el malo de la película cuando Mou planteó aquello de conmigo o contra mi…
Todos esos socios son responsables, en su cuota correspondiente, de su salida del Real Madrid. Son responsables de tolerar y permitir que el todavía presidente del Mejor Club del Mundo lo maneje y gestione como si fuera su cortijo. Tengo la seguridad que más pronto que tarde echarán de menos las paradas de Casillas, su rendimiento, pero sobre todo, se darán cuenta de lo injustos que han sido con el mejor jugador español de la historia que ha tenido el Real Madrid en sus filas.
Por último, si se me permite, quiero ofrecerle un modesto consejo a Iker. Arregla tus problemas con tus padres, con tu familia. No permitas que pase un día más sin hablarte con tu padre, tengas razones o no para ello. Iker, el Madrid puede que sea el club más grande del mundo, pero te ha tratado como si fueras una colilla. Tu familia siempre estará a tu lado cuando la necesites. Lo sé por experiencia propia. Si así lo haces, Iker, podré recordarte como un portero extraordinario y, como dijiste en tu rueda de prensa, como una buena persona. Y una buena persona no deja de hablarse con su padre por esa mierda llamada dinero.
P.D.: Pavoroso el silencio de Rafa Benítez.
Víctor M.Martín
Existen 2 frases que me definen futbolísticamente: "Ningún jugador es tan bueno como todos juntos" (Alfredo Di Stéfano) y "En fútbol se pasa de puta a monja en cinco minutos" (Joaquín Caparrós).@vmmartin69
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