Revista En Femenino

La vie en rose: cuando cambia el sexo del bebé

Por Y, Además, Mamá @yademasmama

la vida en rosa

Iba a ser niño, o eso nos dijeron en la ecografía de las 13 semanas, cuando la ginecóloga se aventuró a revelarnos el sexo del bebé porque se veía clarísimo que tenía “un buen par de huevos“. Pero en la de la semana 20, centrados en si todo iba bien, en si el tamaño era el adecuado y si estaba todo en su sitio, nos sorprendieron con las noticia: “¿Os han dicho que es niño? Porque es una niña claramente“. A partir de ahí, y después de mirarnos sin creérnoslo, no pudimos escuchar nada más.

Es curioso cómo cuando te cambian el sexo del bebé te rompen los esquemas. Sí, lo importante es que todo vaya bien, eso por supuesto pero en estas últimas siete semanas nos habíamos hecho a la idea de que íbamos a tener dos chicos, dos compañeros de juegos y tres varones en casa. Teníamos el nombre escogido, la idea de ponerles juntos en la habitación, y ahora, sin esperarlo, resulta que habemus parejita.

Me ha costado hacerme a la idea y me ha dado pena que se esfumara así sin más la idea de tener otro pequeñín en casa, pero ya voy viendo la vida en rosa. Ya tenemos las primeras chaquetitas de este tono (y eso que no soy muy de este color) y las que quedarán por llegar. Pienso en más pintauñas (aunque al enano le encanta que le pinte), en moños y coletas, en vestidos y trenzas. Topicazos, sí, pero son cosas que a las mujeres nos encantan.

Me he dado cuenta de que esta maternidad nueva que me espera va a ser una aventura completamente diferente a la anterior. Siempre lo es, pero ahora parece que voy a criar a una niña. ¿Qué cambia? Todo y nada, supongo. Son esquemas que se borran y se crean en nuestra cabeza. Cada hijo es una aventura en sí misma.

No me fío del todo de que en la próxima ecografía no nos vuelvan a hacer el cambio de sexo. Que si cambia, genial, volveremos a la idea original, pero por favor que este embarazo no se vuelva más loco de lo que ya es. De momento, me quedo con mis gafas de cristales rosas y cuento con el resto del tiempo que me queda para irme haciendo a la idea…

Al peque, por cierto, le ha costado pocas horas asumir que va a tener una hermanita, y eso que se negaba en rotundo a que fuera nena. Estos enanos nos dan mil vueltas…


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