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La vigencia del modelo Wenger

Publicado el 26 febrero 2012 por Marianofusco

La vigencia del modelo Wenger

Vapuleados por el Milan en San Siro, eliminados de la FA Cup por el Sunderland en Stadium of Light y rápidamente relegados de la lucha en Premier League por el incesante ritmo de los dos gigantes de Manchester, el Arsenal de Arsené Wenger no levantará un título por séptima temporada consecutiva. En ese frustrante y decepcionante contexto, la trascendencia del derby londinense se extralimitó a márgenes insospechados. Los medios ingleses, más o menos sensacionalistas, señalaban el clásico frente al Tottenham como el momento más crítico en los quince años del ciclo del técnico francés, un duelo cuyo resultado podría ser determinante para el futuro del modelo Wenger.

El Fly Emirates fue el escenario de una tarde memorable, una exhibición cuyo resultado respaldó el proyecto del Profesor francés. Comprometidos con la causa, los jugadores del Arsenal redondearon su mejor actuación de la temporada. No solo por el resultado, sino por la importancia del derby y la competitividad del clásico rival. Por primera vez en años, los Spurs eran favoritos. Los Gunners, liderados por su máximo referente, Robin Van Persie, el revitalizado Tomas Rosicky y el irregular Theo Walcott, demolieron al elenco de Henry Redknapp. Fue un contundente 5-2, un resultado sin atenuantes conquistado por un equipo eufórico que se rebeló ante su nefasta temporada, que respondió ante la mala fortuna en el gol de Louis Saha y se sobrepuso ante la injusticia del increible penal sancionado por Mike Dean y convertido por Emmanuel Adebayor.

El revolucionario modelo Wenger, intensamente cuestionado y criticado, encontró repentinamente un resultado inesperado que demuestra su vigencia y asegura su continuidad.  El actual sistema del Arsenal solo es funcional con Arsené a la cabeza. Deshacerse de él sería condenar a los Gunners al ostracismo. En la antesala de la presente temporada, Gael Clichy, Samir Nasri y Cesc Fábregas abandonaron Holloway. El éxodo rutinario en cada mercado de pases obliga a la reconstrucción anual, restringida por un presupuesto limitado.

Hace días, en plena crisis futbolística, Wenger explicó: “El balance entre ingresos y egresos debe tener un superávit de veinte millones de euros para sanear nuestra económia”. Las deudas contraídas por la construcción del Fly Emirates atentan contra los objetivos deportivos. Lejos están los Gunners de competir con las cifras estrafalarias que desembolsan los clubes más poderosos de Europa. Aún pese a esa abismal diferencia, Arsené renueva y mantiene la competitividad de su plantilla año a año. Víctima de la inflación de un mercado monopolizado por grandes capitales cuyo único objetivo es multiplicar ceros en su cuenta bancaria, el entrenador francés encuentra jóvenes de infinito talento a precios razonables para su acotada chequera, los pule y los convierte en grandes estrellas. Alex Oxlade-Chamberlain es su último descubrimiento. Su insondable conocimiento futbolístico, económico y empresarial lo convierte en el más indicado para un cargo en el que no solo debe tomar decisiones partido a partido.

El triunfo frente al Tottenham fue un primer paso fundamental para cumplir con un único objetivo que, si bien parece menor, será decisivo para el futuro del Arsenal. “El cuarto lugar en la Premier League es nuestro título” expresó el técnico alsaciano. Los tres puntos impulsaron a los Gunners a la cuarta ubicación junto al Chelsea, ambos con 46 unidades. Clasificar a la próxima Champions League es una obligación, no exclusivamente por la importancia de participar en el certamen más prestigioso de Europa. Al menos cincuenta millones de euros ingresarán a las arcas del holding que maneja al gigante londinense.

Esa inyección económica repercutirá directamente en el presupuesto que será destinado a la renovación del plantel en el próximo mercado de pases. Los rumores indican que, en caso de lograr el boleto para la Liga de Campeones, entre 50 y 100 millones de euros tendrá Wenger a su disposición para invertir con la misión de volver a levantar un título, siete años después. En ese caso, el mago no necesitará más  de sus asombrosos trucos para sostener la jerarquía en su plantilla y podrá darle un salto de calidad con nombres de la talla de Leighton Baines, Yann M’Vila, Mario Götze, Eden Hazard y Lucas Podolski.


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