Nos situamos en la primavera de 1.938. En Viena gobiernan los nazis y las cosas se ponen difíciles para los judíos. Es necesario huir y ponerse a salvo. Elise Landau, nuestra protagonista, pertenece a una familia burguesa judía de las que pretenden salir del país. Su padre es un escritor de éxito, su madre cantante de ópera y su hermana una virtuosa instrumentista. Están esperando sus visados para trasladarse a América, pero Elise no puede conseguir el suyo, de modo que optan por mandarla a otro lugar mientras lo arreglan todo para poderse reunir todos de nuevo una vez estén a salvo fuera del país.
Es así como nuestra protagonista contesta a un anuncio de trabajo y es contratada como doncella en una lejana mansión de Inglaterra: Tyneford House. Bajo la promesa de volver a encontrarse con la familia, Elise se separa de los suyos por primera vez en su vida, llevando con ella oculta en una viola la última novela de su padre para ponerla también a salvo. Su vida ya no volverá a ser la misma.
La viola de Tyneford House es un libro que me ha gustado mucho más de lo que esperaba, lo he disfrutado página a página y lo he dejado reposar, hasta el punto que no he retomado mis lecturas hasta transcurrir unos días desde que lo terminé. Elise, nuestra protagonista, es un personaje que cautiva. Es una chica de 19 años, normal y corriente, que no destaca por su belleza y se siente a la sombra de su hermana mayor en cuanto a su físico y en cuanto a su don con la música. Es una joven acomodada, algo mimada y muy familiar que en cuestión de semanas se ve obligada a abandonarlo todo y empezar una nueva vida lejos de su familia. No sabe cocinar, ni dar brillo a la plata, ni servir el té. Tampoco sabe hablar inglés. Acompañaremos a Elise en ese nuevo viaje que emprende y seremos testigos de sus miedos, inseguridades, añoranzas. En definitiva, de su evolución. Es un personaje muy completo, muy real, con virtudes y defectos, sensible, insegura a veces, decidida en otras. Es ella quien nos cuenta la historia de su vida y nos hace partícipes de ella, de tal modo que llegamos a conocerla a la perfección y empatizamos con ella: sentimos su dolor, su nostalgia, su preocupación y sus nuevas ilusiones.Nuestra protagonista está acompañada por otros personajes también perfilados con mucha habilidad por parte de la autora. Así, nos encontramos con el dueño de la mansión, Christopher Rivers, un hombre leal, honesto, serio, distante pero amable. Junto a él encontramos a su hijo y heredero de Tyneford, Kit, un joven lleno de vida, alegre e impulsivo que pronto hará amistad con Elise y le presentará a algunos amigos. El resto de personajes se componen principalmente por el personal de la mansión, a cuyas costumbres y formas de trabajo tendrá que adaptarse nuestra protagonista no sin gran esfuerzo. Durante todo ese tiempo, la relación con su familia será por correspondencia, una correspondencia donde nuestra protagonista se gana nuestro corazón.Poco a poco Elise va progresando y se va haciendo a su nueva forma de vida, empieza a sentir que forma parte de algo, que tiene un hogar, nada parecido a lo que habría soñado, pero un hogar al fin y al cabo, y ello no sólo se debe a las personas que la rodean, sino al lugar en sí, y es que en esta historia Tyneford House, su entorno y sus paisajes son casi un personaje más lleno de cosas que contar (en este sentido me ha recordado a Thornfield), hasta tal punto que la autora consigue que nos duela que al estallar la guerra Tyneford se vea afectada en algunos aspectos.
En cuanto al estilo narrativo, Natasha Solomons emplea un lenguaje muy cuidado, sencillo y elegante a la vez que se transforma en lirismo en lo que a descripciones se refiere. En este sentido, la autora está enamorada de su tierra, Dorset, lo cual se refleja perfectamente en la historia. Hay abundantes descripciones minuciosas y muy cuidadas que te permiten trasladarte y formar parte de Tyneford. Sé que para algunos lectores puede parecer un recurso abusivo en la novela, pero en esta ocasión no es mi caso.
Natasha Solomons
La autora nos explica al final de la novela mediante una nota que se inspiró en la vida de su abuela, Gabi Landau y que Tyneford es la recreación de un pueblo fantasma real llamado Tyneham, situado en la costa de Dorset, sobre el que no entraré en detalles para no desvelar partes de la novela.Tyneham
En definitiva, es una novela que recomiendo a los que quieran viajar en el tiempo a esa época y lugar. Tiene algunos errores ortográficos que imagino corregirán para las futuras ediciones. La edición es muy bonita. Tanto en la portada como en la contraportada se deja ver que se trata de una historia de amor, pero para mí NO lo ha sido. Es la historia de Elise Landau, que hace un balance de su vida y la comparte con el lector. En su vida fue testigo de una guerra, vivió sus consecuencias, se enamoró, pero no se trata del pilar de la historia, sino de un conjunto de elementos que tienen lugar de una forma pausada, conmovedora, evocadora y nostálgica. No es una novela alegre, sus páginas transcurren entre la melancolía y la añoranza, pero me ha conquistado de principio a fin, y en cierto modo acaba en la forma que yo quería ( y que había descartado en un principio)."Esta noche soñaré con Tyneford House. Cuando me suma en el sueño veré la casa como fue aquel primer verano. Los rosales silvestres enredados en torno a la puerta de atrás. El caballo en el patio de la cuadra. El olor a magnolia y sal. Y luego despertaré dentro de mi sueño".**Gracias a la editorial por el ejemplar.