Eva pasa agosto en el centro de Madrid, en un piso prestado, como tomando vacaciones de su propia vida. Es un retrato muy personal, intimista, propio de una generación que madura en un mundo que parece en constante transición. Para los que no formen parte de esa generación ni compartan esas vivencias puede resultar muy difícil conectar con una narración detallada pero superficial de unos hechos menudos y casi inconexos, fragmentos de una vida de la que sabemos poco y poco interés tiene. La parte buena de la cinta, eso sí, es recordarnos los encantos de la vida de barrio de Madrid en agosto, y de unas tradiciones que se dejaron de lado un tiempo, que merece la pena rescatar. Puntuación @cineEnCines: 5/10